Ya es hora de que Bielsa tome decisiones que son trascendentales

NARAHA, Japón (Eduardo Castiglione, de Diario Olé).- En los dos primeros partidos del Mundial, por si después de las Eliminatorias quedaba alguna duda en el ambiente, Marcelo Bielsa ratificó que no le tiembla el pulso a la hora de sacar a un jugador que no viene rindiendo como espera y poner a otro que cree puede solucionarle los problemas.

No se casa con ninguno. No lo hizo en Newell»s y en Vélez, menos desde que asumió como técnico de la selección, donde tiene un campo sin fronteras para elegir a los jugadores que le gustan y se adaptan a su sistema táctico.

En la derrota frente a Inglaterra, como mejor ejemplo, dejó afuera a Verón en el entretiempo y reemplazó a Batistuta cuando todavía quedaba media hora de juego.

¿Quién otro se hubiera animado a sacar a semejantes figuras? De cara al partido del miércoles contra Suecia, con la obligación de conseguir una victoria para no despedirse de Corea-Japón, la cabeza del «Loco» debe estar funcionando a mil por hora para decidir el camino a tomar y recuperar a un equipo en bajo nivel.

¿Bielsa se va a animar a meter cambios importantes entre los titulares? Todo indica que sí por dos motivos.

Uno se conoce: no le pesan los nombres. El segundo también: siempre ensaya variantes cuando el rendimiento no lo convence.

Las dudas del rosarino, entonces, pasan por determinar en qué puestos hacer los retoques necesarios. El diagrama de juego no se toca.

Una muestra: el cambio de Crespo por Batistuta, centrodelantero por centrodelantero, aunque con los dos juntos tal vez se hubieran tenido mayores chances de llegar al arco rival. «Es algo normal. El técnico debe buscar alternativas para que el equipo rinda de la manera que pretende», reconoció Verón luego de mirar desde el banco todo el segundo tiempo del viernes.

¡Cómo se extraña a Diego Maradona en un día así! Pero el «Diez» por más que duela, no se pone más los botines. Aimar, entonces, parece el indicado para agarrar la posta.

Los 13 minutos frente a Nigeria y los 45 frente a Inglaterra le alcanzaron para demostrar que no lo ahoga el traje de conductor del seleccionado. En la derrota frente a los ingleses se lo puso en el segundo tiempo y pudo conectarse con los delanteros, aunque no hubo consecuencias en el arco rival. Parado como enganche, en lugar de Verón, el cordobés agarró la pelota sin miedo y mandó adelante al equipo. Aimar tuvo la decisión que se necesitará ante Suecia para lograr la clasificación a octavos de final y espantar los fantasmas de una actuación en falso en el segundo partido.

Bielsa lo bancó dentro del grupo cuando el pibe de 22 años pasaba su peor momento en el Valencia, con problemas de adaptación y sin continuidad en la cancha.

Ahora, agrandado por haber salido campeón en el exigente fútbol español y haber tenido un papel protagónico, se supone que el técnico nacional debe aprovecharlo al máximo.

¿Se va a animar a ponerlo como titular frente a los suecos? Bielsa se imagina tres maneras distintas de utilizar a Aimar en el equipo. El viernes lo incluyó como enganche por Verón, Una segunda posibilidad pasa por disfrazarlo como extremo derecho, relegando a Ortega, aunque en amistosos y prácticas el «Payaso» no dio resultados satisfactorios en esa posición. Una tercera variante crece a pasos gigantes. Aimar de enganche y Verón de cinco, pareja que Bielsa probó en seis partidos de esta ciclo.

Suena arriesgado poner a Aimar y correr a Verón al medio, porque eso significa la salida de Simeone, un símbolo a pesar de su flojo presente físico y el mal juego ante los ingleses. Bielsa tiene la palabra.

¿Quién sale? La pregunta del millón. Entre los delanteros, por si hace falta refrescarlo, el sistema no se modifica. Las variantes quedan a la vista. Claudio López o el «Kily» como extremo izquierdo, acompañando a Sorín en una dupla de la que se aguarda más. Batistuta o Crespo como nueve.

Ortega tiene muchas chances de mantenerse como extremo derecho, por lo menos para salir de titular, salvo que Caniggia conforme al técnico en las próximas prácticas. Lo mismo en la defensa. Se espera a Ayala en el puesto de líbero. Un abanico de oportunidades, como le gusta decir a Bielsa, para armar el equipo que debe ganarles a los suecos y conseguir el pasaje a los octavos de final.

¿Se animará con «Bati» y Crespo?

NARAHA, Japón (Diario Olé).- Sigue la gran discusión del fútbol argentino en los últimos tiempos: ¿Batistuta o Crespo?

«No hubiera sacado a «Bati» en ese momento. Era el mejor para juntarlo con Crespo dentro del área. Con esos dos tanques asustamos a cualquiera», dijo Maradona antes de comenzar el largo viaje hacia tierra japonesa. El «10» puede tener razón, pero no piensa de la misma manera Bielsa, justo el hombre que se encarga de realizar los cambios. Por eso, cuando iban apenas 15 minutos del segundo tiempo, Crespo entró a la cancha y Batistuta se sentó en el banco de los suplentes.

¿La dupla puede estar contra Suecia el miércoles? Difícil. Bielsa se mantiene fiel a su esquema y ni siquiera lo cambia en las situaciones que pintan ideales. Perdiendo frente a los ingleses, casi sin llegadas al arco, puso a un nueve por el otro. Se supone que el «Loco» menos va a resignar sus ideales en un partido tan complicado, que puede terminar con la clasificación a los octavos de final o una frustrante eliminación en la primera ronda.

Bielsa va a morir con la suya, como lo hicieron Passarella y Bilardo. Un gol en 180 minutos, los 90 con Nigeria y los 90 con Inglaterra, sirve para probar que Argentina no llega demasiado al arco. Eso es negativo en un equipo que parte como candidato al título.

Batistuta, mejor físicamente que en la Roma, la metió de cabeza en el debut ante los africanos. Pero en el segundo partido no tuvo ninguna clara. Perdido entre los centrales Ferdinand y Campbell, que absorbieron sus energías, «Bati» se cansó de chocar en su intento por recibir alguna pelota en posición ideal.

Crespo, máximo goleador del ciclo Bielsa con 11 en 20 partidos, únicamente dispuso de una oportunidad en 15 minutos frente a los nigerianos y 30 frente a los ingleses.

¿Puede soltarse más si juega como centrodelantero titular? Seguro. Por algo el de la Lazio se encuentra entre los mejores delanteros del fútbol mundial. Pero, al igual que bajo la conducción de Passarella, sigue siendo suplente.

La prioridad es tratar de recuperar a Ayala

NARAHA, Japón (Diario Olé).- Sobrio, Marcelo Bielsa fue revisando todos los comandos para saber en qué estado quedaron después de chocar contra Inglaterra.

Con el preparador físico Luis Bonini, el «Loco» caminó por la cancha 4 del complejo J-Village durante diez minutos y recibió el informe del profe. Y con Diego Placente, Javier Zanetti, Pablo Cavallero y Ariel Ortega dialogó cortito sobre lo que se necesita para vencer a Suecia.

Mientras el entrenador seguía con su programa, Roberto Ayala sumaba kilómetros trotando a lo largo de la cancha 5 y picando a lo ancho. Dos días antes del duelo con los ingleses, una fuente de la selección dijo que «si la final del Mundial fuese mañana, el líbero de Argentina sería Ayala».

Al seleccionado se le viene encima más que una final, ya que el empate en los 90 minutos puede dejarla eliminada. ¿Estará recuperado el «Ratón» de su contractura en la parte posterior del muslo izquierdo? Ya se verá. El que sí está cerca de la plenitud física es Claudio Caniggia, quien ya se mostró en condiciones de entrenarse a la par de sus compañeros. Ayer formó parte de un equipo de fútbol-tenis con Almeyda y Chamot para vencer al trío compuesto por Batistuta-Husain-López. La próxima práctica de fútbol será clave para conocer las posibilidades que tiene el «Pájaro» de volar y así desequilibrar al fondo sueco.

Simeone se fue rápido de la práctica, acompañado por el fisioterapeuta Lorenzo Buenaventura y sin realizar ninguna actividad. Se dice que no tiene más que fatiga muscular tras los 90 minutos frente a Inglaterra. El resto de los jugadores trotó poco, elongó mucho y allá por las 19.30 se escucharon las primeras risas francas, como que la ilusión por vencer a Suecia y seguir en la Copa empezaba a doblegar a la desazón por haber perdido el partido menos deseado.