»Y sin embargo, te quiero»

*Opinión

Una de las pocas cosas que dejó Jorge Sampaoli en su flojito paso por la selección fue una frase previa al Mundial de Rusia con la que me permito coincidir. ‘‘Lo interesante no es querer a alguien cuando gana sino hacerlo para que gane’’. Un concepto bastante romántico que podría pecar de inocente, pero que escapa al exitismo que lamentablemente inunda todos los ambientes, especialmente al fútbol.

La selección hace muy poco para que la quieran. Apenas los días previos a la Copa América los referentes del plantel dieron notas a los principales medios deportivos nacionales, como para resultar un poco más cercanos a la gente. Pero el problema es más profundo. El equipo expone todos los errores que se cometieron afuera de la cancha y agrandaron las heridas del fútbol argentino, en este caso de la selección.

No es casual que el plantel albiceleste no tenga un jugador que pueda pegarle un grito a sus compañeros para ordenar al equipo o sea capaz de calmar las aguas de un partido cuando la cosa se complica. A nuestra Argentina, un mal viento le resfría el alma, como si fuera el reflejo del país que el combinado nacional representa.

El descalabro dirigencial, la falta de coherencia para elegir entrenadores y los errores que cometieron los técnicos, armaron un combo nefasto que hoy se plasma en los partidos. Cuando parecía que Lionel Scaloni podía encabezar una renovación necesaria, que estuviera en condiciones de encarar las exigencias que el nuevo mapa futbolero mundial requiere, el DT dejó a la vista su falta de experiencia.

Se llegó hasta este punto con un nivel de desgaste en el que es díficil de comprender como Lionel Messi sigue aceptando las convocatorias a la celeste y blanca cuando es evidente que no las necesita.
Pero es esa ambición tan argentina, muchas veces infundada, la que motoriza al 10 y la que despierta alguna ilusión en el público. No vamos a dejar de querer que la selección gane, incluso cuando no quedan argumentos.

Pasó de todo, pero como dice Sabina: ‘‘Y sin embargo, te quiero…’’