Vuelve a Roca cada verano y fotografía casas que conservan el espíritu de otros tiempos
Cámara en mano, Ariel Valeri recorre las calles de Roca para captar la arquitectura menos obvia, los lugares emblemáticos, los carteles que apelan a la memoria, la historia y la nostalgia.
Ariel Valeri dice que le hubiera gustado ser arquitecto. Que cuando tuvo que decidirse por una carrera, a esa edad en la que es improbable que alguien entienda lo que implicará esa elección en su vida, le pareció que el periodismo era lo más acertado. Le gustaba mucho el rock, iba a recitales, y entonces, supuso, iba a querer escribir sobre rock. Durante algunos años, estuvo en lo cierto.
Ariel Valeri nació en Roca hace 44 años. Pero no vive aquí. Se fue a los 18 estudiar periodismo a La Plata, y allá se quedó, en esa ciudad que él está convencido que es la gran usina de arte de nuestro país. Y sin embargo, es roquense hasta la médula. Vuelve cada verano, a visitar a sus padres, y a que su familia entienda un poco de sus raíces.
Los días que está en Roca, tiene una extraña costumbre: sale, cámara de fotos o celular en mano, a dejar testimonio gráfico de las fachadas de las casas que siempre le gustaron, las casas que le llaman la atención, las que representan un período concreto de la arquitectura, también de los carteles antiguos que, intuye, esconden historias, o de las vitrinas que parecen sacadas de otros tiempos.
Elige horarios poco transitados para hacer su recorrida visual. Elige, por ejemplo, el 1° de enero, cuando ni un alma se anima todavía a levantarse después de las fiestas de fin de año. O la siesta, cuando todos descansan o están en el río. Esos días -cuenta- camina, pasea y fotografía.
El principio de todo
La arquitectura, el interés por la arquitectura, siempre estuvo ahí, más allá de la curiosidad que le causan las fachadas roquenses. De hecho, a la hora de elegir el secundario, se metió en la ENET pensando en que eso lo dejaría en las orillas de la construcción de casas. “Pero era más un ambiente músculo y martillo. Entonces, me cambié al Normal 1. Y después, como no me gustaba la matemática, pensé que lo mío no era la arquitectura”, dice.
Cuando se fue a estudiar a La Plata, entonces, para él sólo había periodismo y rock. Ariel escribió en las revistas Los inrockuptibles, en la Rolling Stone, estuvo en la MTV, pero más que sentarse frente a una computadora, su parte periodística se volcó a la radio. A Radio Universidad Nacional de la Plata en particular, donde sigue conduciendo el programa “Un montón de gente”, los viernes, a las 14.
La vida, como suele ocurrir, fue superponiendo intereses, y al rock y el periodismo, se le sumó la fotografía. Para Valeri, los nombres de las personas más importantes en este camino que bifurcó su carrera, son los de Nora Lezano, la reconocida fotógrafa de rock (famosa por sus fotos a Charly García, a Cerati, y a miles de bandas); también el de Martín Bonetto, que trabaja en Clarín, y el de la fotógrafa de Cipolletti Julia Sbriller, que coordina talleres de investigación y experimentación fotográ́fica.
Con y gracias a ellos, abrió una puerta que lo trajo hasta donde está hoy, con dos libros de fotografías en las manos, y con una cámara colgando del cuello, para seguir caminando las calles de Roca, cuando pasa por acá. Ariel, lleva puestas bermudas, y una remera negra. Teme parecer un turista a la caza de imágenes. Y un poco lo es.
El primero de los libros llegó de la mano de un amigo que abrió una editorial y le ayudó a organizar las fotos que tenía de Roca. En formato de fanzine, este libro se llama Bonanza y retrata lugares especiales de la ciudad, como el cartel del negocio que da nombre al libro (y que da nombre también a la página de Instagram donde Ariel reúne éstas y todas las fotos que va sacando de la localidad).
El segundo libro, Propiedad Horizontal, en cambio, es más platense y nació después del taller de fotografía “Creadores de imágenes”.
“En P.H. aparece un color local de la ciudad de La Plata: mujeres jóvenes identificadas con la vida estudiantil -mujeres que a veces no estudian pero aún así forman parte de ese círculo sociocultural-, chicas que viven solas -o con su mascota-, que alquilan lo que alcanza pero que, a pesar de todo, se las apañan para estetizar su entorno, para darle un touch personal”, dice Leandro de Martinelli, el dueño de la editorial Firpo, y el editor de este segundo libro de Valeri, a la hora de explicar el contexto de “Propiedad horizontal”.
Lo que se ve en este libro son retratos de 12 mujeres jóvenes en sus propios espacios, esos departamentos “de estudiantes”, transitorios, precarios a veces, con muebles prestados o encontrados, con “adornos” que forman parte de lo que las define.
La fotografía, para Ariel, es como la palabra para el que escribe. Ariel cuenta historias con sus imágenes. Cuenta un tiempo de Roca que queda mezclado ahora entre casas más modernas, o entre casas de ladrillo y tejas que forman parte del paisaje local.
Cada vez que vuelve a su casa, después de unos de esos paseos fotográficos, con las imágenes a cuestas, y cuenta en la mesa familiar dónde posó el ojo, el padre y la madre completan la historia de la fotografía: de quién era la casa, quién la hizo, qué ocurrió allí, por qué el cartel de Bonanza lleva los colores azul y rojo en sus letras (“porque el dueño era fanático de san Lorenzo”, cuenta), qué historias encierra cada parte de la ciudad.
Ariel cree que debería haberse inclinado por la arquitectura. Pero quién sabe. Quizás aquella decisión de los 18 fue el paso fundamental para que ahora, algún tiempo después, encuentre las esquinas en que esas dos pasiones se cruzan, se complementan y alimentan la nostalgia y la memoria.
Los dos libros
Hay una misión: ampliar el universo fotográfico de la arquitectura roquense, dice el texto que acompaña “Bonanza”, el fanzine editado por hito lab
Taller de impresión fotográfico de La Plata.
Allí, Valeri plasma imágenes de su localidad: el edificio del Departamento de Aguas, de la calle Mitre; algún cartel de venta de reposeras a la vera de la ruta 22, entre otras imágenes que vale mirar.
Su segunda publicación, “Propiedad horizontal”, fue editado el año pasado y tuvo su exposición, en octubre, en el microespacio de Firpo Casa Editora en Barrio Hipódromo.
Los dos libros están a la venta (@bonanza)
Comentarios