Zambullirse en el mar de Las Grutas para nadar con lobitos, una experiencia única
Si bien se puede realizar durante todo el año, empieza la mejor época para hacerlo. Una experiencia única en San Antonio Este.
Agustín Sánchez esta sobre su bote semirrígido. Recién vuelve de hacer avistaje de ballenas con turistas. Desde ahí arriba va a hablar de otra excursión, una que es ideal para hacer en estos meses que se aproximan, una que requiere ganas de sumergirse en el agua y de pasar uno de los mejores momentos de la vida: nadar con lobitos de mar.
Agustín navega por la costa de San Antonio Este, en la Bahía de San Antonio que tiene una particularidad: la marea sube y baja, con una amplitud de nueve metros. Cuando la marea baja, en el horizonte aparecen unas islas de arena y con ellas: los lobitos de mar.
Algunos salen a recuperar energías, otros a descansar y otros a disfrutar del sol. Cuando esos bancos de arena se cubren de agua, llega despacio y de manera respetuosa Agustín con su bote.
“Estos lobos son muy dóciles en el agua”, explica, “no tan así en la tierra, ahí se sienten amenazados. Pero, en el agua son muy sociables, muy simpáticos y curiosos. Por eso, si vos te metés al agua, ellos se acercan a interactuar”.
Todas las tardes, cerca de 200 lobitos de mar, se quedan en los bancos de arena, y de a poco – a medida que sube la marea – se quedan en el agua. “Nosotros vamos con trajes de neoprene, los esperamos en el agua y ya ahí empieza la interacción con ellos que se ponen a jugar”.
La excursión la hacen en todo momento del año, con excepción al otoño porque muchos lobos migran. “Ahora, en primavera, verano estamos en el mejor momento del año para hacerla”, dice Agustín, “y lo bueno es que los trajes te dan mucho confort y seguridad, no es necesario saber nadar porque te dan flotabilidad, ideal para que cualquiera pueda vivir esta experiencia”.
Por cada excursión viajan, máximo, diez personas. Y cada salida, la única diaria, depende de la altura de la marea.
La experiencia es completa. Empieza con una charla informativa, sigue con la vestimenta del traje de neoprene, y 15 minutos de navegación. Una vez en el lugar, chapuzón al mar y arranca la aventura: entre 40 minutos y una hora y cuarto para jugar con los lobitos. “La duración depende de los lobos”, explica Agustín, “si se quieren quedar, si están entretenidos, si juegan”.
Es importante, antes de embarcarse a una experiencia así, saber algo muy importante: hay que evitar hacer movimientos bruscos e intentar tocarlos. “Ellos siempre se te acercan y te tocan”, continúa, “sobre todo los cachorros que son muy juguetones y vienen y te agarran las aletas o te quieren besar en la máscara, y hay que estar atentos y evitar hacer movimientos violentos”. Y hace una analogía para que lo entienda cualquiera: “es como un perro, si lo agarras de la cola, se va a dar vuelta para morderte, por eso hay que evitar eso. No hay mucho secreto, hay que estar tranquilos, relajados y ellos vienen a interactuar y jugar”.
Agustín, toda una vida acuática:
Agustín no nació en San Antonio pero hace tantos años que vive ahí, que parece nacido y criado.
Agustín llegó desde Mercedes, provincia de Buenos Aires, a Las Grutas en 1999 con 22 años. Había estudiado para ser guardavida y fue a probar a la playa. Cuando terminó la temporada de sol empezó con otra actividad que le determinó su futuro. Debajo del mar, encontró una nueva profesión: ser buzo marisquero. Es decir, pescar de manera artesanal mejillones, vieiras y almejas.
“Una vez que vos te tirás al agua para sacar mariscos, estás dos, tres, cuatro horas buceando y te pones en contacto con lobos marinos, delfines, peces”, explica Agustín, “la verdad no tenés alternativa, es obligado aprender a convivir con los animales”.
Ahí se dio cuenta que el invierno es más lindo que el verano en la playa, que Las Grutas tiene su encanto en primavera y que en definitiva le gustaba estar allá en todas las estaciones del año. De a poco se fue quedando, plantó bandera y se quedó de por vida.
En 2009 emprendió lo que hoy se llama Rupestre Experiencia Patagónica y con el que hace avistaje de ballenas y nado con lobos dentro del Área Natural Protegida de Bahía de San Antonio. Desde ese momento está instalado en el Puerto del Este.Vive frente al parador y dedica sus horas y las de toda su familia, a vivir de esta actividad. “No tenemos otro ingreso que no sea el avistaje de la fauna marina”.
El nado con lobos es una de las excursiones más recientes que han implementado. Arrancaron hace dos años y en 2023 tuvieron que interrumpirlo por un brote de gripe aviar.
“Ahora ya empezamos con la actividad, ya tuvimos varios grupos”, cuenta, “gente que viene solo a eso, otros que, como el fin de semana pasado que vinieron de Australia para hacer avistaje de ballenas y después hicieron nado con lobos”.
Los turistas llegan de todos los destinos: desde Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Neuquén, Río Negro y hasta de Moscú. “Es muy surtido. También hoy por ejemplo, sacamos a toda la escuela del puerto en dos salidas”, cierra, “siempre es una experiencia hermosa”.
Excursión, precios y aventura asegurada:
Agustín Sánchez es dueño de la empresa Rupestre Experiencia Patagónica. “Nosotros”, dice el prestador turístico, “somos los únicos habilitados en la costa de San Antonio Este, navegamos en la Bahía de San Antonio”.
La excursión puede durar cerca de tres horas. En el agua nadando con los lobos de mar, generalmente se destina entre 40 minutos y una hora y cuarto. El precio es de $90 mil por persona. No hay diferencia si es mayor o menor, pero si lo hay si se va con un grupo familiar.
Para contacto escribir a @rupestrepatagonia.ar
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