Villa Llanquín: en Lavandas del Limay en una joya de la Patagonia a 30 km de Bariloche
Con su fragancia inconfundible y sus tonos vibrantes este cultivo gana terreno en el mundo y este emprendimiento logró adaptar la producción al clima árido del sur y encontró una forma de potenciar el negocio, el ambiente y el turismo.
En el paraje Villa Llanquín, a 30 kilómetros de Bariloche hay un lugar de ensueño, un predio que viste de color azulino en diferentes épocas del año, estampando una imagen única que llena de calma a cada visitantes.
Ahora el campo está verde, y aunque hay algunas variedades en flor, alcanzará su plenitud a mediados o fines de enero y en febrero. “La lavanda que producimos es un lavandín híbrida, que tiene mucho contenido de aceite esencial y el manejo es agroecológico lo que significa que no usamos químicos, es todo orgánico, por lo que los productos derivados también lo son”, dice Cristian Signorelli, uno de los propietarios de la chacra cuando le preguntan qué los hace especiales.
Pero si lo piensa un poco más confiesa que también tiene que ver con el lugar en el que están ubicados, su suelo y el clima. “En la Patagonia las lavandas son más intensas en cuanto al aroma, el aceite esencial y se destacan en relación a todas las lavandas del país”, y es por eso si bien la lavanda es un cultivo esencial en países del mundo como Francia, España y Italia, la experiencia familiar que ellos llevan a cabo en Lavandas del Limay revoluciona el cultivo desde el sur.
En un entorno natural único, invitan a contemplar y disfrutar la belleza de sus coloridas plantaciones a través de diferentes alternativas que proponen vivir experiencias en contacto con la naturaleza.
Se trata de un parque que también tiene otras plantas medicinales, y diferentes productos y servicios entre los que se destaca la posibilidad de emprender visitas guiadas por las plantaciones o al vivero, donde se comercializan más de 17 variedades.
demás, tienen un local en el que venden productos cosméticos, y te proponen disfrutar una tarde inolvidable en su pintoresca Casa de Té, donde se sirve pastelería artesanal. “En general todos los productos que ofrecemos se elaboran con lavanda como tortas, macarons, gin, garrapiñadas de lavanda. Hay un sándwich de trucha ahumada con mayonesa de lavanda. Todo se basa en esa idea, para generar esa experiencia diferente a lo que consumen en otros lados”, dijo.
Durante esta temporada el Parque abre sus puertas sábados y domingos de 14 a 19 con entrada libre y gratuita en temporada baja. En temporada alta, a partir de noviembre, hasta marzo, la entrada tiene un valor de $3000, jubilados y menores y $1500, menores de 5 años gratis y se paga unicamente en efectivo. Además se ampliarán los días y horarios. Las visitas guiadas se realizan con reserva previa al 294 451-9860 o a través de Instagram en @lavandasdellimay.
Cómo llegar y qué hacer en Villa Llanquín
Lavandas del Limay se suma a la oferta turística de Villa Llanquín donde un sin fin de actividades como la escalada, el trekking, la pesca, el ciclismo y las cabalgatas esperan ser disfrutadas por las y los visitantes, que encontrarán allí un lugar ideal para respirar del aire más puro de la región.
Si vas, descubrir cada detalle de ese paraíso rural es un planazo: las cabalgatas en el campo, los senderos para hacer un trekking o pedalear, los rincones del Limay para pescar la trucha con la que sueñan todos o darse un chapuzón de verano, el brillo de las estrellas en la noche pura de la Patagonia.
Hay dos formas de acceder a Villa Llanquín, una es a través de un puente colgante peatonal, pero si se desea llegar en auto hay que tomar la Ruta Nacional 237 y luego una pequeña balsa que realiza un trayecto de apenas un minuto sobre el río Limay.
Qué días funciona la balsa de Villa Llanquín: La balsa de Villa Llanquín funciona todos los días en el horario de 8 a 20, es operada por la Dirección de Vialidad Rionegrina y es gratuita tanto para los residente como los turistas que visitan este hermoso pueblo.
Es usada para el transporte de vehículos sobre el río Limay, que es el límite natural que existe entre las provincias de Neuquén y Río Negro. El sistema que emplea es el que se conoce como “Maroma”, que emplea el empuje de la corriente del río y es la maneras más tradicional que existe para cruzar el Río Limay.
Villa Llanquín es un poblado muy tranquilo que cuenta con una buena infraestructura de alojamiento debido a que existen opciones para hospedarse en cabaña, campings y hoteles.
Comentarios