«¡Qué hermosura papá!»: a lo grande, arrancó la temporada en Limay Medio

El guía Pablo Oscar Blasco logró un gran arranque de temporada en el Limay Medio Desembocadura y comparte sus secretos para disfrutar de piques inolvidables.

El viento patagónico un primero de noviembre no es el mejor compañero para un arranque de temporada de pesca, pero Pablo Blasco, Diego Hernández y la banda del Limay Medio Desembocadura (LMD), se pusieron las gorras, prepararon los equipos y decidieron que la mejor manera de vivir el momento más esperado del año, era con los pies en el agua y la caña en la mano. Así, llegaron a su lugar en el mundo e hicieron lo que más les gusta hacer, compartir, estar en el río y sacar truchas gigantes.

La desembocadura del río Limay corre entre Neuquén y Río Negro en el embalse Ramos Mexía. Pablo Blasco, es un experimentado pescador de esta zona y cuenta que temprano salieron para allí, con Diego; y su mamá y su papá también se sumaron.

“El viento nos complicó. En la desembocadura, cerca de Picún estaba ventoso, y muchos se amargaron por eso, pero nosotros fuimos igual de corajudos. El río venía con mucha agua”, cuenta para empezar y dice que como los días previos a la apertura hizo calor hubo muchas erogaciones. “El agua estaba arriba de 1.200 metros y los nidos de gaviotas y avutarda, que vemos siempre en las costas quedaron bajo agua”, lamenta.

El guía Pablo Oscar Blasco en la desembocadura del Limay Medio.

La jornada marcaba un inicio complicado, como suele pasar todos los años, el agua en esta época todavía suele estar muy fría para las truchas. “Es como que se aletarga, por ahí come, por ahí no. La temperatura ideal son 12 grados y ahora está a ocho o siete, y si largan más agua, se pone más fría”, destaca.

Más allá de los caudales, y el frío, se pusieron los waders y comenzaron a pescar. Sacaron unas tres o cuatro truchas arcoíris, unas marrones lindas, hasta que llegó ella, la ganadora del día. En una imagen que comparten, Diego y Pablo miran al río.

“¡Que hermosura papá, bien plateada, bien de lago, gorda!”, le dice Diego desde atrás mientras sostiene la cámara. “Hay que aguantarla nomás dice Pablo y anticipa que va a superar los 3 o 4 kilos. “Te dije que en esta corredera vamos a sacar”, argumenta Pablo y le cuenta a su amigo que la está pescando con una mosca bagre negro con cola marrón y dorado atrás.

“El río explotado de agua, tuvimos que hacer tiros bien largos”, relata mientras soporta la pelea que le da la trucha. Cuando la tienen en la red, la sorpresa es la de siempre. “¡Mirá lo que es este bicho, gordísimo! Ahora sí abrimos la temporada de pesca”, vocifera Pablo, la deja libre en el río y ella sale disparada como un misil.

La banda de Limay Medio Desembocadura, pique asegurado.

“Somos fanáticos de la trucha marrón, que son más grandes, un poco más peleadoras. Yo les digo marrones transitorias, porque entran al río a comer y vuelven al lago, suele pasar en esta época. Esas mismas, a fines de enero ya empiezan a remontar del lago hacia el río para el desove y al principio son medias plateadas y cuando entran al río se ponen más pardas”, explica el pescador.

Este fin de semana, los amigos volvían a pasarlo en su rincón favorito. Allí, armaron un campamento en una de las islas, un delta en medio del Limay Medio, justo en la desembocadura, donde el río se junta con el Ramos Mexía.

El refugio es grande, tiene unos dormis y ahí se instalan todo el año. Es para aficionados y también para el trabajo de las guiadas. Como están largando mucha agua, el río empieza a subir y se les suele inundar, así que estaban a la espera que eso no pase.

Los lugares para pescar en el Limay Medio son, Negrín Figueroa, Camping Media Luna es al que entran ellos. Queda a 168 kilómetros de Neuquén capital en el kilómetro 1061. Cobran una entrada de 10.000 pesos y para usar el camping, cobra aparte. Pero la entrada se cobra por única vez.

Es recomendable chequear el pronóstico.

Unos 15 kilómetros antes de Piedra del Águila está Fortín Nogueira, cerca del puente, del lado acceso de Neuquén y del lado de Río Negro hay que cruzar el puente de la represa Pichi Picún Leufú y están los campos de Martínez, Tapia, Río Seco y demás. Todos cobran una entrada parecida en valores. Siempre se basaron para poner el precio en el valor del permiso de pesca, antes salía lo mismo, pero hoy está 25.000 pesos, y no pueden cobrarlo tanto, por eso está menos.


Equipos recomendados


Lo habitual que se usa de enero a febrero es una caña 6 o 7 que no son ni grandes ni chicas y sirven para todo. “Con líneas de flote, y de moscas alevinos, que es un pescadito que imita la cría de un pejerrey. O equipo pesado, un 8 con línea de hundimiento que baje y una mosca más grande color más negro, las bagre, hay diferentes tipos”, recomienda.


Botas sin fieltro


Este año la novedad del reglamento fue la prohibición del uso de botas con fieltro, para evitar la proliferación del alga didymo, lo que trajo mucha polémica entre los pescadores. Según Pablo Blasco, está bien que se realice, pero no tiene sentido en ríos controlados.

“No hay algas, estamos todo el año y nunca la vimos. Acá se erosiona todo. No se alcanza a acumular. Es un riesgo estar sin esas botas, el que quiere vadear no puede caminar y es peligroso porque hasta se puede ahogar. Para los que conocemos mucho el río, podemos zafar, pero hay gente que recién empieza o mayores y se complica”, dijo.

Sostuvo que entre los pescadores cuando cambian de ambientes, siempre hacen las desinfecciones y ese sería un buen método para prevenir la proliferación. “Pero hay gente que hace el reglamento atrás de un escritorio y no está en el río. Es más fácil prohibir que controlar. Apenas hay un guardafaunas y no pueden hacerlo, por eso prohiben.”.


Pesca con devolución


La pesca es con devolución obligatoria para los salmónidos en el Río Limay. Consiste en devolver los peces al agua después de capturarlos.

En Limay solo pueden sacrificar al pejerrey y percas.

“Muchos sacan arcoíris. Una trucha hay que tratar de sacarla lo más rápido posible del agua. Que en la pelea no se canse tanto, que no se agote. Una trucha grande de 3 o 4 kilos, hay que tratar de sacarla en 3 o 4 minutos. Las más grandes, puede llevar un poco más pero tienen tanta fuerza que después se recupera”, aconseja Pablo.

Entre los pescadores hay bastante conciencia, aunque hay gente que todavía las mata. En Limay solo pueden sacrificar al pejerrey y percas. Para devolverla, debés posarla sobre el agua, sacar un par de fotos rápido y liberarla. “Hay veces que hemos sacado hasta 5 veces la misma truchas en diferentes días. La pesca y devolución es efectiva, la trucha se va sana”, concluye Pablo.

En las redes: @pabloblasco_fly


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