Puerto Madryn: paró en la playa para filmar a la ballena y su cría y un pequeño habitante se sumó al paseo
En este paraíso de la costa de Chubut siempre hay una sorpresa más. Ayer, el fotógrafo Maxi Jonas estacionó en El Doradillo para grabar a las gigantes del océano cuando un pequeño habitante de la Patagonia quiso ser parte del paseo en camioneta.
En Puerto Madryn siempre hay lugar para una sorpresa más. Y si no preguntale al fotógrafo Maxi Jonas. Ayer fue a las playas del Área Natural Protegida El Doradillo porque los chicos y las chicas de cuarto grado iban a ver a las ballenas como parte de un programa escolar de educación ambiental en esta joya de la Patagonia. Ya solo eso, su asombro, sus reacciones, ese vínculo que empiezan a forjar con las gigantes del océano que cada otoño vuelen a su casa en la costa de Chubut era una maravilla, pero siempre hay algo más…
La ballena y su cría
Ayer Maxi fue a la playa Las Canteras, donde las ballenas están a metros de la orilla por la abrupta pendiente. Difícil encontrar un mejor escenario para los chicos y las chicas de las Escuelas Municipales N° 1, 49 y 192 del turno tarde, con el acompañamiento de alumnos y alumnas de las Escuelas N° 728 y 7727 junto a voluntarios de Aluar, guías de turismo y el equipo de guardaparques municipales.
En esta edición del programa se estima que serán casi 2000 alumnos y alumnas de 4° grado quienes participarán de la actividad durante esta temporada de ballenas.
Las visitas de las escuelas a El Doradillo se extenderán hasta el 28 de junio siguiendo el cronograma de mareas, con un total de 15 viajes.
El equipo de guardaparques municipales ha visitado las escuelas para transmitir experiencias de cara a la preservación de las áreas protegidas.
Las chicas y los chicos que estuvieron ayer se fueron tan felices como Maxi.
La calandria que quería pasear
Por si faltara un detalle a este mágico día, cuando estaba en la camioneta para irse, Maxi bajó la ventanilla y una calandria se posó en el vidrio.
-¿Querés venir a pasear? -le preguntó entre divertido. Es usual que las calandrias se acerquen a ver si ligan algo de comida, pero en este caso la calandria seguía firme en el vidrio, mirando para un lado y para el otro, sin temor.
Después Maxi puso en marcha la camioneta y retrocedió a baja velocidad. Puso primera, también con cuidado. Y arrancó. Unos metros después, la calandria decidió que ya era hora de volar.
Comentarios