Los 10 mejores destinos para descubrir en 2025, según Lonely Planet: uno está en Sudamérica

La guía Best in Travel eligió los sitios ideales para que los turistas visiten el año que viene; están divididos en ciudades, países y regiones

El año 2025 puede ser el momento definitivo para viajar a los volcanes, las selvas tropicales y las playas de Camerún, el país seleccionado por Lonely Planet como el más atractivo para descubrir los próximos meses, en su ranking anual de destinos Best in Travel. También puede ser un buen momento para acercarse a Toulouse, la rosada metrópolis francesa rica en cultura o conocer la historia, del Estado de Georgia, en Estados Unidos. 10 tendencias de viaje de los que se hablará mucho en 2025.

Estas sugerencias, según diario El País, te invitan a encontrar nuevas playas, ciudades llenas de color y dinamismo, zonas de naturaleza poco conocidas o eventos interesantes que tendrán lugar en 2025.


Camerún, en África


En 2025, Camerún, en la costa occidental africana, celebrará el 65º aniversario de su independencia. Mucho menos visitado que otros países del continente, esconde recursos inéditos como su música, su cultura tradicional en constante evolución, sus playas color chocolate, ciudades llenas de color y amplias zonas de naturaleza todavía desconocidas para el turista occidental. Pese a una crisis latente en el noroeste y algunas zonas prohibidas en el norte por la que recomiendan viajar “con extrema precaución”, la mayor parte del país disfruta de su papel como próximo destino de aventuras del continente africano.

La costa desde Limbe hasta Ebodjé está bastante vacía.

Entre lo imprescindible para visitar el país: comprar artesanías de bronce y de cuentas en el Village des Artisans de la ciudad de Foumban o disfrutar del encanto de Kribi y sus hermosas palmeras, cascadas, arena blancas y aldeas de pescadores. Las ciudades de Camerún como la húmeda Douala o la divertida y fascinante Yaundé, la capital, donde admirar la arquitectura art déco de la época de la independencia y donde esperan museos, cafés y bares.

Sus playas desiertas son una alternativa para los que buscan destinos al margen del turismo de masas. Aparte de unos pocos hoteles, la costa desde Limbe hasta Ebodjé está bastante vacía. Es uno de esos sitios donde comer pescado fresco bajo las palmera. Y está, por supuesto, la naturaleza: densos bosques tropicales de un verde profundo, que se extienden por todo el país.


Lituania


Exrepública soviética, aprisionada por décadas de estancamiento comunista, Lituania es un destino que destila un dolor histórico y valentía. En su moderna capital, Vilnius, una enérgica contracultura contrarresta la tradición del país.

Nunca ha habido mejor momento para visitar esta tierra de pinos, lagos y dunas junto al mar Báltico; que, además, está preparada para brillar como Capital Verde Europea 2025. Las zonas verdes ocupan el 61% de la capital, con una ruta de 100 kilómetros para correr y pedalear la circunvala. Por tanto, las bicicletas, patinetes eléctricos y automóviles compartidos animan a reducir la huella de carbono.

Lituania es un destino que destila un dolor histórico y valentía.

Y Lituania puede ser una vuelta a la naturaleza. Por ejemplo, en las las playas bálticas cercanas a Klaipėda donde todavía se encuentran trozos de ámbar dorado. O en la laguna helada de Nida, donde se afanan pescadores en el hielo. Y en los bosques del este y el sur del país, llenos de alces salvajes y dioses paganos esculpidos.


Fiyi paraíso del Pacífico


Fiyi es uno de esos rincones del mundo que todavía se mantiene, en cierto modo, inaccesible. Por tanto, 2025 puede ser el año definitivo para viajar al otro extremo del planeta y descubrir este país con más de 330 islas de aguas turquesas, arrecifes de coral, playas blancas y palmeras.

Casi todos los viajeros llegan hasta aquí sobre todo para bucear entre los arrecifes de coral en sus zonas marinas protegidas. La clave del archipiélago es el mar y un enorme reino marino que asombra a buceadores y submarinistas, pero, una vez en el destino, también merece la pena ir a las montañas y cascadas para gozar de un genuino encuentro con la selva y la naturaleza.

Fiyi tiene más de 330 islas de aguas turquesas, arrecifes de coral, playas blancas y palmeras.

El atractivo de Fiyi no se limita a sus relucientes costas y aguas biodiversas. Clasificada como una de las naciones más felices del mundo, los fiyianos invitan a disfrutar de su mosaico cultural, con danzas que sumergen al visitante en el espíritu comunitario de una ceremonia de kava en la que nada es ni falso ni artificial.


Laos, en tren por el sudeste asiático


El sudeste asiático es famoso por sus lentos y un tanto decrépitos ferrocarriles, pero mientras sus vecinos avanzan casi sin cambios desde la década de 1970, Laos ha inaugurado una red ferroviaria internacional de alta velocidad que conecta sus tranquilas llanuras con la provincia de Yunnan, en el suroeste de China. Este “transasiático”ofrece trenes cómodos, baratos, un clima cálido y muchos lugares de interés turístico a lo largo de su recorrido.

Laos ha inaugurado una red ferroviaria internacional de alta velocidad que conecta sus tranquilas llanuras con la provincia de Yunnan.

Entre los hitos del camino hay que pararse a visitar, en Vientián (capital del país), el templo Pha That Luang y el monumento Patuxai, una recreación del Arco de Triunfo de París que recuerda el pasado colonial de Laos. O desembarcar en Luang Prabang para ver la cascada de Kuang Si, el casco antiguo y la ceremonia de entrega de limosnas en la calle Sisavang Vong al amanecer. El viaje es perfecto si se complementa con un paseo por el complejo del Templo Dorado, para explorar sus espacios religiosos.

En Boten (Laos) o Mohan (China) se debe pasar por el control de inmigración antes de cruzar la frontera hacia el sur de China. En su totalidad, el trayecto dura unas 10 horas y 30 minutos —incluido el tiempo que se pasa en aduanas e inmigración—. Quienes deseen evitar las multitudes deberían realizar este trayecto en 2025, antes de que se abarrote de mochileros.


Kazajistán, la Ruta de la Seda


Kazajistán, donde habitan los fantasmas de la antigua Ruta de la Seda susurrando por las estepas que rodean las ciudades, es un lugar todavía muy desconocido para el turismo. La aventura empieza en la cosmopolita Almatý, para luego recorrer las montañas y la estepa, donde se pueden visitar centros espaciales de la era soviética y antiguas ciudades comerciales de la Ruta de la Seda.

Kazajistán, donde habitan los fantasmas de la antigua Ruta de la Seda.

Entre las experiencias más interesantes destacan: cenar en Auyl, en las afueras de Almatý, donde se fusionan diseño, historia y cocina neonómada; visitar las dunas cantoras del parque nacional de Altyn-Emel; escuchar el sonido de las barkhan, que ofrecen una sinfonía sobrenatural creada por la naturaleza.

En Almatý, la antigua capital, rodeada de montañas, se mantiene la esencia del legado soviético. Al salir de la ciudad, se recobra el contacto con la naturaleza en lugares como el cañón de Charyn, con sus formaciones rocosas de 12 millones de años, o en el denso bosque del parque nacional de los Lagos Kolsai.


Paraguay, a Asunción


En el corazón de América del Sur, Paraguay preserva una enorme biodiversidad y un ambiente relajado, ajeno al turismo de otros destinos cercanos entre los que pasa casi desapercibido. Sin embargo, esconde tesoros que van desde el bosque chaqueño de espinos, habitado por jaguares y osos hormigueros gigantes, hasta pueblos pintorescos y cascadas.

Además, ahora estrena nuevos circuitos que muestran la ecléctica arquitectura de Asunción, la ajada capital que guarda su encanto. Es la madre de todas las ciudades latinoamericanas con unas raíces que se remontan mucho antes de la llegada de los españoles. La herencia precolombina es obvia: desde el guaraní que se oye por todas partes hasta los vendedores ambulantes de tereré. Aún así, se ven cambios en esta ciudad que se prepara para recibir turistas

Es la madre de todas las ciudades latinoamericanas con unas raíces que se remontan mucho antes de la llegada de los españoles.

Pero el país es, sobre todo, el Chaco paraguayo, un mosaico de pantanos, savanas y matorrales. Es, en fin, uno de los últimos grandes espacios naturales de la Tierra. Más de una docena de pueblos indígenas habitan desde hace mucho un territorio . Y, por último, están las cataratas de la región oriental de Paraguay: decenas de cascadas que ofrecen turismo de aventura, observación de fauna y aldeas atrapadas en el tiempo.


Trinidad y Tobago, un viaje a todo color


Trinidad y Tobago ofrece mucho más que sol, mar y arena. En esta república de islas gemelas, con mucha historia y patrimonio, viven 1,3 millones de personas de diversas etnias, identidades religiosas y culturales que, además, tienen fama de ser de lo más fiesteras. La cultura es la protagonista de esta joya del sur del Caribe, comenzando por los hipnóticos ritmos de la música soca en el momento álgido del carnaval.

Pero la fama se la lleva el carnaval de Trinidad, el principal evento del calendario festivo. Un espectáculo con concursos de tambores, luchas con bastones y conciertos de calipso. Este emocionante periodo culmina con desfiles de disfraces el lunes y el martes inmediatamente anteriores a la Cuaresma.

Al margen del reclamo festivo, el turismo sostenible tiene cada vez más interés y aquí también han surgido oportunidades de vacaciones ecológicas que dan nueva vida a las comunidades más pequeñas. Destaca Grande Riviere, uno de los principales puntos de anidación de tortugas laud del mundo.


Vanuatu, el país más feliz del mundo


Magia, misticismo y kastom (cultura tradicional) son las claves de este salvaje y accidentado archipiélago de Oceanía de 83 islas que es, además, la nación con mayor diversidad lingüística per cápita del mundo. La crudeza de Vanuatu a menudo aleja a los viajeros que optan por islas más desarrolladas del Pacífico.Sin embargo, es la base de su atractivo.

Entre inmersiones en pecios, rituales antiguos y el espectáculo de la lava arrojada por un volcán activo, los turistas disfrutan cada vez de más comodidades modernas. Eso sí, el plan nacional de desarrollo sostenible prioriza la protección de la naturaleza para las generaciones futuras.

Hay rituales antiguos y el espectáculo de la lava arrojada por un volcán activo

En el año 2025 se cumple una década desde que uno de los peores ciclones, que azotó el Pacífico Sur, arrasara Vanuatu. El ciclón Pam no fue el primer desastre natural que sufrió el país. Tampoco será el último. Y, pese a estas adversidades, esta pequeña nación de solamente 300.000 habitantes encabeza la clasificación del Índice del Planeta Feliz.

Resulta más fácil entender por qué cuando se aterriza en Port Vila, capital de Vanuatu situada en la isla principal de Éfaté. Acurrucada entre un puerto natural y una laguna turquesa, es quizá la ciudad con la ubicación más idílica del mundo. El ritmo es lento, la bienvenida cálida y el entorno relajante.


Eslovaquia, renovación centroeuropea


Con unos vecinos tan famosos como la República Checa y Austria, es fácil que Eslovaquia pase desapercibida. El país, que tiene fronteras con otros cinco y conexiones ferroviarias con toda Europa, se ha considerado mucho tiempo una escala rápida. Sin embargo, con la renovación de sus monumentos históricos, el impulso al ecoturismo y el renacimiento de su zona oriental, está listo para ser un destino protagonista.

Eslovaquia presume de una original mezcla arquitectónica y de espacios naturales bien protegidos.

Sin salida al mar, con montañas elevadas y ciudades repletas de arte, Eslovaquia presume de una original mezcla arquitectónica y de espacios naturales bien protegidos. Tiene todos los encantos propios de Europa Central: torres de iglesias góticas, castillos y museos de arte; y, además, en 2025, estos monumentos, sobre todo en la capital, Bratislava, lucirán recién restaurados.

La otra faceta de Eslovaquia es el ecoturismo, que cada vez tiene más importancia: nueve parques nacionales, cubiertos por lagos, hayedos y prados de flores silvestres. Además de la región vinícola, en el estehay 18 lugares protegidos por la Unesco, desde el colosal castillo de Spiš hasta las minúsculas iglesias de madera del siglo XVIII, que quedan a dos horas en coche de Košice y es la segunda ciudad más oriental del país.


Armenia, monasterios medievales y nuevos senderos para caminar


Armenia está considerada como la nación cristiana más antigua del mundo, con una civilización que se remonta miles de años. Tradicionalmente, los viajes a este país del sur del Cáucaso se centraban en sus fabulosos monasterios pero, ahora hay mucho más.

El país tiene rutas maravillosas, como el nuevo Sendero Nacional Armenia, que atraviesa montañas, valles poco poblados y muchos pueblos con encanto que ofrecen al viajero khorovats (carne a la parrilla) y un lugar donde acampar. Inaugurado en 2024, sus 1.000 kilómetros cruzan el país a lo largo y sigue caminos similares al Sendero Transcaucásico, un proyecto que unirá Armenia con Georgia y Azerbaiyán.

Sus maravillosos monasterios figuran en la lista de visitas obligadas de todo viajero

Sus maravillosos monasterios figuran en la lista de visitas obligadas de todo viajero, completando el viaje otras experiencias como volar sobre un desfiladero con el teleférico más largo del mundo, Wings of Tatev; admirar la arquitectura de toba en Gyumri y Goris; o esquiar en invierno en la nueva estación de montaña de Myler. Y para los amantes de la arquitectura soviética destacan los telescopios de Byurakan y los almacenes abandonados de Alaverdi.


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