Viaje a Los Bolillos: descubrir las formas ocultas del Área Natural Protegida del norte neuquino

El geógrafo Luis Bertani viajó al Norte Neuquino con sus compañeras Andrea Coronato, Miriam Komjati y Cristina Pascuarelli. Allá desandaron los caminos del lugar más misterioso y así lo cuenta.

Un conjunto de pináculos que dan forma al conjunto más característico de este lugar: los llamados “monjes”. Fotos gentileza Luis Bertani.

Viajar al norte neuquino es sorprenderse a cada momento. El paisaje y su rica diversidad: volcanes, rocas de formas curiosas, cascadas, lagunas, aguas termales, más la posibilidad de poder vivenciar el acervo cultural típico de este lugar. La trashumancia, los arreos del ganado que se trasladan desde los campos bajos de invernada a los campos altos de la cordillera.

Un viaje a Los Bolillos con amigos nos permitió realizar un recorrido por algunos senderos que recorren estas rocas: puentes de piedra, otras con formas de hongo (como en Ischigualasto), y el conjunto de pináculos que dan forma al conjunto más característico de este lugar: los llamados “monjes”.

Se trata de un paisaje que sufrió los efectos de las glaciaciones, las corrientes de agua y el viento, que dieron como resultado su fisonomía tan particular. Está formado por rocas de origen volcánico que quedaron expuestas, y adoptaron esta morfología que no es muy común en el mundo. Todo invita al visitante a imaginar figuras humanas o de animales en distintas posiciones: la cabeza de un puma, lemures oteando el horizonte, o la secuencia de religiosos encapuchados, los monjes, y lo que cada uno pueda imaginar.

Además de la naturaleza pródiga de estas rocas, este sitio encierra una rica historia. Según cuenta Isidro Belver, un conocedor de la historia y geografía del norte neuquino, en este lugar dónde los hermanos Pincheira, entre 1823 y 1827, tenían uno de sus campamentos, y donde quizás, existan vestigios del tesoro que ocultaban estos hermanos, quienes se proclamaban defensores del Rey de España asolando los territorios de Chile y Argentina, robando ganado (y también mujeres), que trasladaban a través de los pasos cordilleranos para luego comercializarlo.

Un estudio más extendido sobre esta historia apasionante y desconocida puede leerse en el libro “Contrarrevolución en las Fronteras” de Carla Manara, investigadora de la Universidad Nacional del Comahue.

Otro hecho aunque más reciente, está vinculado a la existencia de unas tumbas al pie de los denominados “monjes”. Isidro Belver comenta que allí están sepultadas las víctimas de una fiebre o peste que asoló estos lugares hace un siglo atrás. En este sitio también están las tumbas de Clarisa (una cautiva chilena) y Zapata (su pareja), que decidieron permanecer en este sitio, cuando el ejército chileno reconquistó este lugar y expulsó a los Pincheira y la población asentada, que se estima en unas 5000 personas.


La declaración de área protegida


A través de la Ley 3414 la Legislatura Provincial de la Provincia de Neuquén, sancionó la normativa que protege este paisaje asignándole la categoría III, incluida en la Ley 2594 del Sistema Provincial de Área Natural Protegida (ANP), en concordancia con los estándares de conservación que establece la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN).


Entre las acciones a realizar para una gestión eficaz del Área Protegida habrá que considerar:


– Establecer los límites. Esto deberá surgir de un relevamiento más detallado. Este tipo de rocas se extienden desde el paraje La Matansilla hasta el valle del río Atreuco.

– Plan de manejo del área. Esto garantizará el uso sustentable de este paisaje.

– Dotar al sitio del personal necesario para su protección.

– Realizar los estudios de la diversidad geológica, e interpretar el proceso que llevó a que el paisaje adquiera su actual fisonomía.

– Relevamiento de sitios arqueológicos. En nuestro recorrido pudimos observar indicios de arte rupestre en un sector próximo al arco de piedra.

Hay mucho trabajo por hacer… Existe vandalización en un sector de los monjes, donde aparecen pintadas a favor de un partido político y sus candidatos. Ausencia de señalética y delimitación de los senderos para orientar al visitante que le permita recorrer los distintos sitios de interés, a lo que habría que agregar el diseño de un estacionamiento y una explicación sobre el origen de las formas que podrá observar en el sitio.

En la actualidad sólo existen senderos improvisados con escasa o nula orientación, situación que no ayuda a conocer la rica diversidad existente en el lugar.

Quienes se aventuren a conocer este lugarlo, podrán disfrutar además de otros como el Volcán Domuyo (4709 m la montaña más alta de Patagonia) y sus aguas termales, visitar sus géiseres y tomar placenteros baños de agua caliente en arroyos que surgen de la montaña. Detenerse a observar los maravillosos valles del Atreuco y el Covunco (camino a Aguas Calientes) y en la localidad de Varvarco, disfrutar de la atractiva vista de la confluencia de los ríos Neuquén y Varvarco, ríos que tienen diferente color.

Un poco al sur de esta localidad, llegar hasta el Parque Arqueológico Colomichicó donde existen más de 2800 grabados en piedra, petroglifos, que se estima datan de unos 1500 años. Además de todo esto, por las noches se podrá disfrutar de un cielo sin contaminación lumínica que permitirá observar a las estrellas como en pocos lugares.

Y además de conocer estas maravillas del norte neuquino, pueden tener un premio extra: encontrar el tesoro de los Pincheira, oculto en algún lugar próximo de Los Bolillos. Si no lo encuentran, el premio consuelo no es poca cosa: conocer estos paisajes maravillosos.


Cómo llegar a los Bolillos


Para llegar hasta aquí desde Neuquén capital se deben recorrer unos 525 km hasta la localidad de Varvarco Los primeros 505 km son de asfalto (hasta Las Ovejas) y el resto de ripio en muy buen estado. Desde Varvarco Los Bolillos se ubica a unos 19 km.

Debe recorrerse unos 13 km. hacia el norte por la ruta provincial 43 en dirección al paraje Aguas Calientes. Luego doblar a la izquierda (hacia el oeste) unos 6 km. y se llega a un estacionamiento improvisado. En Varvarco hay interesantes opciones de alojamiento y gastronomía, muy recomendables.


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