Viajar sola: Sandra tiene todo listo para su travesía desde Río Negro a Colombia en su «Forcita viajera»

Este viernes partirá desde Allen hasta Cartagena de Indias en Colombia. ¿Cómo planificó el itinerario y cuánto tardará en recorrerlo? Sandra cuenta todos los detalles y anima a no quedarse quieta ni encerrada.

“Una no tiene que pensar que es un día más. Al contrario, es un día menos que te queda, si no te perdés el tren, entonces hay que arriesgarse y hacerlo. Después te arreglás, gastás menos que si te quedas en tu casa. Es mágico y hermoso. Tengo un entusiasmo y unos nervios, ya quiero que sea viernes”, dice Sandra a punto iniciar su viaje de Allen a Colombia, mientras carga y descarga ollas, tuppers, ropa y otras cosas en la camioneta. 

Viajar sola: cómo nació este viaje y cómo será


Ella es Sandra Victoria Kopprio. “Con K y dos P”, aclara, “mi papá era el dueño de la empresa Koko, Julio, vendió la empresa en el 2011 y se compró unos campos en La Pampa. Tengo 53 años y cumplo 54, voy a pasar mi cumple no sé dónde, en alguna playita”, responde. Además de madre de 2 hijas, de 18 y 24 años, es otras cosas al mismo tiempo: gestora del automotor y también piloto privado de avión. 

A lo largo de su vida siempre se le ocurrieron “cosas locas” que luego terminó haciendo realidad Ese es el motor de esta “locura linda” a punto de emprender: una travesía desde la Patagonia y por toda Sudamérica, en su “Forcita viajera”, una camioneta Ford F100 con camper arriba y totalmente equipada como una pequeña casa. 

La Forcita viajera, una F100 con camper arriba, completamente equipada. Foto gentileza S.K.

Ella, que “se da mañana con todo”, le hizo la instalación de luz, gas, agua y hasta le puso paneles solares para ser autosustentable. No es una improvisada, organizó cada detalle por seguridad y confort. 

“Hice un curso de carpintería, de soldadura y de electricidad del automotor, le hice tantas cosas a la camioneta que me entusiasmé y me dije ‘voy a salir a las rutas. Ya venía saliendo pero nunca un trayecto tan largo. Si hay tantos rodanteros por el mundo por qué no voy a salir yo”, contó. 

Empezar a planificar el viaje fue sencillo. Agarró un mapa y definió que su deseo era pasar su cumpleaños número 54 en alguna playa. Luego surgieron “montones de dudas, montones de rutas” y dice que cambió el itinerario “25 mil veces” hasta que dijo ya está, listo. Su objetivo es llegar hasta Cartagena de Indias.  

El itinerario del viaje de Sandra: ocho meses y 45.000 kilómetros


Este viernes 1 de noviembre es el gran día. Al mediodía, saldrá de Allen y en principio el recorrido es el siguiente: “Ruta 40 a Bariloche, El Bolsón, El Hoyo, Esquel, Trevelin, que justo ahora están los tulipanes). Luego Comodoro, tomo la Ruta 3 y salgo por Puerto Madryn, subo a Las Grutas hasta Patagones, Buenos Aires, Triple Frontera y de ahí cruzo a Brasil. Espero llegar en Navidad y Año Nuevo a Salvador de Bahía que es mi otro objetivo pasar las fiestas ahí y después sigo por Maceió, Recife, Natal, Fortaleza, hasta Belén”. 

La Focrcita viajera por los caminos de la cordillera. Foto gentileza SK.

Pero el viaje no termina allí: “Ahí en Belén me voy a subir a una barcaza, con camioneta y todo, estaré incomunicada por 15 días, voy por el Amazonas hasta Manaos. Ahí bajo y voy por tierra hasta Venezuela, hago un trayecto chiquito hasta Colombia. Una vez allí subo hasta Santa Marta, Cartagena, Medellín, Cali, completo de ahí paso a Ecuador y empiezo a bajar: Perú, Chile y por Mendoza entraré de vuelta hasta Río Negro”.

Sandra hizo cuentas, calculó que estará ocho meses de viaje y cuando llegue de regreso a su casa habrá recorrido entre 35.000 y 45.000 kilómetros. “Tardaré todo lo que tenga que tardar. Si es más será más, tengo todo el tiempo del mundo”, afirmó.  

Frente a los riesgos de viajar sola: No estoy loca, tampoco voy a ir al peligro


Sabe que viajar sola tiene sus riesgos pero si tenía miedo en algún momento eso no la paralizó sino todo lo contrario. Fue cuestión de tener una estrategia, tener un plan B en su cabeza y reconocer que no es una obligación sino puro disfrute: “La mayoría de mi familia, amigos y conocidos me dice ‘vos estás loca’ pero no estoy loca tampoco voy a ir al peligro. Voy a viajar de día, tratar de no hacer muchos kilómetros por día, quedarme en un lugar seguro como estación de servicio o camping, tampoco me voy a quedar tirada a la deriva, en la calle, sola. Voy a buscar siempre un reparito”, aseguró. 

“Hay que animarse, no soy ni joven ni vieja, voy a cumplir 54 años y creo que me las banco, estoy en la edad justa. Si no lo hago ahora me voy a arrepentir. Por lo menos lo voy a intentar. No se si lograré el objetivo”, admitió, “pero es como le digo a mis niñas: quédense tranquilas, si a mí me da miedo o me pasa algo, me pego la vuelta, si no tengo que cumplir con esto por quedar bien con nadie, esto es una locura mía y voy a tratar de hacerla, sí, porque es lo que quiero. Ya está la decisión”. 

Sandra Kopprio, tiene 53 años y muchas ganas de emprender su gran viaje por Sudamérica. Foto gentileza SK.

Tiene todo pensado. Para solventar los gastos durante el viaje estuvo ahorrando y alquiló su casa. También lleva sus herramientas y sus conocimientos de carpintería para ir trabajando por el camino. Si algo se rompe en su camioneta ella puede arreglarlo. “Hay gente que sale a la ruta y no sabe ni cambiar una rueda. Si yo me las ingenio para hacer las mil cosas, cómo no me voy a ir”, insiste. 

Al momento de llegar a la frontera ya ideó un sistema, a base de alfajores, para cambiar la moneda y hacer los primeros gastos en el otro país: “Llevo tapitas, dulce de leche, coco rallado, etiquetas para ir haciendo alfajorcitos argentinos por el camino. Cuando llego a la aduana, me quedo uno o dos días antes, voy vendiendo y así voy juntando plata del otro país para poder ingresar y costear los primeros peajes”. 

Sandra y su «Forcita viajera» ya anduvieron por distintos lugares de la Patagonia. Foto gentileza SK.

La posibilidad de abrir la puerta de la camper y tener un patio distinto cada día, hacer amigos en la ruta, conocer gente de todo el mundo, compartir trayectos del viaje, estar sola, tener sueño y parar a dormir, tener hambre y parar a cocinar o hacerse unos mates, ir despacio, mirar el paisaje, encontrar un arroyito alucinante, volver a parar, sacarse una foto y seguir. Todo esto es lo que Sandra tiene ganas de hacer en este largo viaje. Será el primero pero no el único.  “Esta es una prueba piloto, si me la banco, el año que viene a lo mejor dejo la camioneta en Colombia, alquilo una motorhome y hago Panamá – Alaska. Ahora voy a averiguar todo”, adelantó.


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