“Traé el champagne”: prometieron brindar si picaba una buena trucha en el Limay Medio y mirá lo que pasó

César "Ruso" Castellano y su amigo y guía Pablo Oscar Blasco salieron a pescar el sábado pasado. Llevaron una botella en la conservadora por si una de las grandes truchas marrones migratorias les daba motivos para celebrar. Y sí, hubo descorche.

Pablo y el Ruso salen a pescar juntos hace unos 15 años y siempre le apuntan al trofeo, como le dicen a una buena trucha marrón migratoria de esos torpedos que remontan el río desde el lago que generó la represa El Chocón y atraviesan los 15 km del delta de la desembocadura del Limay Medio, que corre entre Neuquén y Río Negro al norte de la Patagonia. Con el tiempo, Pablo Oscar Blasco se hizo guía y entonces a veces les cuesta coincidir. Pero tarde o temprano hay reencuentro con los amigos, como el fin de semana pasado. No imaginaron que iba a salir todo tan redondo, doble pique simultáneo incluido.

Todo empezó el último viernes, cuando se fueron unos clientes de Pablo. Entonces lo llamó a César «Ruso» Castellano y lo esperó en el camping Media Luna que maneja el Negrín Figueroa en uno de los brazos del río, tan bajo de caudal que lo cruzaron en la camioneta sin problemas y hasta se podía caminando.


"Hay pique, las truchas están subiendo"


El Ruso había salido desde Neuquén para hacer esos 160 km acompañado por Fede, que se prendió. Difícil resistir la tentación de ir un fin de semana si está la chance. Tenían ganas de hacer unos tiros y ese mismo atardecer se dieron el gusto en un pozón cercano al campamento donde hace base la banda de amigos del Alto Valle nucleados en LMD, donde el plan es sumar unos dormis al refugio y los carpones que ya disfrutan. El sábado salieron río arriba en la lancha y a medida que probaban en correderas y pozones se dieron cuenta: había pique, las truchas estaban subiendo. “Sacamos varias arco iris de buen porte”, dice el Ruso. Pero faltaba una buena trucha marrón y siguieron buscando pozones y correderas.

«Vamos a probar acá», dijo Pablo más adelante y se distanciaron por unos 100 metros, el Ruso aguas arriba. En la conservadora había un champagne preservado para un brindis por si picaba la trucha soñada.

La trucha marrón migratoria que pescó César «Ruso» Castellano.

La caña, la línea, la mosca


Ahora es César Ruso Castellano -42 años, de Punta Alta, vive hace 16 años en Neuquén, trabaja en Roca en la distribución de agua mineral, también sale a pescar con su mujer, Belén- quien continúa con el relato.

“Yo estaba bien arriba de la corredera y al cuarto tiro al pozón sentí un pique hermoso. Iba a avisar como siempre hacemos pero dije mejor espero a sacarla. La trucha no llegó a saltar pero cuando la vi pasar pensé ‘qué torpedo’ y sentí esa adrenalina de que no se me vaya a desenganchar«, dice.

«Tenía una caña N° 8 y la línea de hundimiento fast 6. Y en una corredera en la que paramos antes vimos los alevinos que estaban cazando las truchas así que pusimos moscas que los imitaban. Era una hermosa marrón migratoria», agrega.

«La pelea fue corta, porque no nos gusta que se alarguen para devolverlas rápido al agua. Justo Pablo había pinchado otra marrón abajo. La saqué y entonces sí avisé. ‘¡Traé el champagne!’, grité. Todo dicho», continúa.

La devolución.

Y se despide así: «Estas salidas son muy divertidas. Nos conocemos hace mucho con Pablo, éramos los más chicos en el grupo de pesca de Oscar, el padre. Compartimos la pasión por ir a buscar esas truchas marrones con las que soñamos todos. Arrancamos juntos con el grupo Limay Medio Desembocadura. Es muy lindo ir a pescar a ese lugar».


La preocupación de los pescadores por el acceso a las costas


El acceso a las costas es un tema que preocupa a los pescadores en toda la región. En el caso del Limay Medio, del lado neuquino hay dos posibilidades. La primera, en el delta de la desembocadura, el camping Media Luna que cobra 1.000 pesos la entrada y 200 por día para acampar a metros del brazo del río que está tan bajo que de momento no se puede navegar y hay que caminar tres km hasta el cauce principal o cruzarlo en camioneta y en estos días incluso se puede caminando.

La segunda, el camping Fortín Nogueira en el otro extremo, cerca de la represa Pichi Picún Leufú, donde la entrada cuesta 1.500 pesos. Es posible pescar sin cargo desde el puente de la represa. Del lado rionegrino en el camino público que va a Naupa Huen hay campos y puestos que por lo general no permiten pasar o cobran.

Con el río bajo, de momento está complicado para acceder embarcado remontando el río desde el embalse Ramos Mexía. Desde la Asociación de Pesca con Mosca de Neuquén se presentaron propuestas para que los pescadores tengan otras chances de llegar a la costa.


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