Son argentinos, van al Mundial de Qatar en bicicleta y mirá qué locura lo que les pasó en Turquía
Pablo García es de River, Fernando Cobo de Boca y pedalean juntos para alentar a Messi y toda la Scaloneta. Armaron la carpa de noche en Cappadocia y amanecieron en medio de los famosos globos aerostáticos. Acá comparten el video y el relato de una experiencia alucinante.
Dos amigos pedalean en estos días por las rutas de Turquía rumbo al Mundial de Qatar. Partieron de Nápoles después de rendir tributo a Diego Maradona en el altar del pueblo y ahora se acercan a la frontera con Irak. Los une la pasión por la bicicleta y el fútbol: Pablo García es de River y Fernando Cobo de Boca. Aman a sus equipos, alentar a la Scaloneta, la magia de Messi, el heredero. Y conocer el mundo sobre ruedas. Y allá van, en una travesía inolvidable. Pero si para ellos la sorpresa es parte de la rutina, a veces no pueden creer lo que se presenta ante sus ojos: por ejemplo, despertarse con los famosos globos de Cappacodia sobre las carpas.
Acamparon en el Valle Blanco pocos días atrás, en esa joya que atrajo a 1.400.000 visitantes en los primeros seis meses del 2022, sobre todo por los famosos globos aerostáticos que pintan el cielo de colores y sobrevuelan un valle que parece sacado de un cuento, con ciudades subterráneas construidas entre llanuras y formaciones de lava volcánica moldeadas por el viento durante miles de años, donde vivieron algunas de las civilizaciones más antiguas del planeta. Los turistas que viajan en los globos pagan unos 200 euros por ese vuelo de dos horas y media que salen al amanecer.
Pablo, que conocía el lugar porque pasó en el 2007 cuando daba la vuelta al mundo sobre ruedas, no estaba seguro de haber encontrado el mejor lugar para verlos.
«Es que llegamos de noche, con la última luz y elegimos el lugar al azar. Estuvimos tres noches en carpa y nos despertamos con el sonido del fuego con el que inflan los globos. Salís de la carpa y ves lo lo que ves en el video: no le habíamos errado con el lugar, los globos pasaban muy cerca de nuestras cabezas. Es algo único», cuenta Pablo.
Siempre lee sobre la historia de los lugares que visita y por eso explica que durante las cruzadas, en el siglo XIII, los turcos excavaban y se refugiaban aquí, donde ellos disfrutaron del vuelo rasante de los globos.
Por estos días los dos amigos se acercaban a la frontera con Irak, después de un largo trámite para conseguir la vida. Serán, por lo que les dijeron, de los primeros ciclistas extranjeros que pedalearán en la zona del Kurdistán.
Un viajero les aconsejó no distanciarse mucho de las rutas por las minas cerca de los caminos y piensan hacerle caso. «Los árabes han sido muy hospitalarios hasta ahora con nosotros, tenemos fe en que todo va a salir bien. Estamos contentos, seguimos avanzando», dice Pablo.
De Nápoles a Qatar sobre ruedas
Cinco semanas atrás partieron desde el sur de Italia. Antes, se dieron el gusto rendir honores a D10S en el Barrio Español, entre murales, fotos, camisetas, banderines y esa emoción que se respira entre devotos de todo el planeta. Cada uno fue con su bici, Pablo con la camiseta albiceleste y Fernando con la de Boca. «Andiamo, andiamo», decían mientras pasaban por las estrechas callejuelas entre vendedores de hortalizas en moto y madres que empujaban los carritos de sus bebés en ese caos napolitano tan argentino.
Después enfilaron para Bari, previo paso por San Felice, Cancello y Benevento. A partir de ahí comenzaron las subidas para cruzar los Apeninos y Nando se esforzó al máximo para seguirle el ritmo a su amigo, que entre el 2001 y el 2017 recorrió el mundo en bici: 106 países en 167.000 km.
«Seguro que en un par de semanas te ponés a tiro», lo alentó entonces Pablo. Juntos habían pedaleado por Cuba, Haití, Republica Dominicana y Bolivia. Se reencontraron en Nápoles para vivir una nueva aventura.
En Bari se subieron al ferry que los cruzó a Grecia. Y desde Patras comenzaron a pedalear rumbo a Atenas por rutas que bordean la costa. En la capital griega vieron el último superclásico: le tocó festejar a Nando con el triunfo de su querido Boca que siguió por todo el mundo. «Pensar que tantas veces nos enfrentamos por estos partidos y ahora estamos unidos por la Selección», dijo Pablo con una sonrisa.
Ahí pararon dos días para planear la logística de lo que vendría. Pablo lo contó así: «Lo primero era llenar formularios para conseguir la visa de Irán, por suerte para ingresar a Turquía los argentinos no precisamos. También debíamos buscar un barco para Turquía, definir la mejor ruta para seguir pedaleando y encontrar alojamiento a lo largo de ese país. Y en Irak, Kuwait, Bahrein, Arabia Saudita y Emiratos».
En Turquía, tras desviarse a Ankara para que Pablo pudiera ser atendido de un molesto dolor de muelas siguieron rumbo a esa maravilla llamada Cappadocia y sus globos inolvidables. Ahora ya están por cruzar a Irak. El sueño continúa sobre ruedas.
Su aventura se puede seguir por Instagram y Facebook: @pedaleandoelglobo / @adondenando
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