Punta Mejillón, la playa de Río Negro en la que vive una sola persona pero que en verano recibe a aventureros

La provincia de Río Negro tiene una playa poco conocida en la que vive una sola persona que, en la  temporada de verano, ve cómo algunos turistas se acercan hasta el lugar para disfrutar el día y algunos de ellos, los menos buscan pasar la noche.

El balneario patagónico en el que vive una sola persona se llama Punta Mejillón, aunque también se lo conoce  como Pozo Salado y está ubicado en el Golfo de San Matías, a 132 kilómetros de Las Grutas, entre acantilados pronunciados y la belleza del Mar Argentino. 

Punta Mejillón tiene aguas tibias y transparentes. Cuando la marea baja se pueden la playa se llena de de mejillones y pulpitos, y de ahí viene su nombre La zona es ideal para los amantes de la soledad y la vida tranquila. No hay señal de telefonía celular y el acceso a internet es complicado. 

Punta Mejillón es la playa menos conocida de Río Negro, pero uno de sus tesoros más preciados debido a que es un paraíso para la fauna marina y la fauna costera si se tiene en cuenta que es un punto de encuentro para para especies como lobos marinos, cormoranes y pingüinos de Magallanes.

Cómo llegar a Punta Mejillón en Río Negro

Hay varias maneras de llegar hasta Punta Mejillón. Si vas por la Ruta Nacional N°3 hay que seguir hasta el kilómetro 1059 donde está la intersección con la Ruta Provincial. N°52. Luego de tomar por esta ruta de ripio durante aproximadamente 35 kilómetros se llega a destino.

También se puede ir desde el puerto de San Antonio Este. La indicación es tomar la Ruta Provincial 1, conocida como el Camino de la Costa, hacia el norte. Este camino de ripio, de aproximadamente 75 kilómetros, lleva hasta Pozo Salado. 

La historia del único habitante de Punta Mejillón

Sergio Méndez es el único habitante de Punta Mejillón. Hace más de una década, dejó atrás su vida en Rosario, donde trabajaba como gerente en un sanatorio, para mudarse a Punta Mejillón (Pozo Solado), en Río Negro. Allí, en contacto directo con la naturaleza, le cambió la vida.

Su pasión por el lugar creció cuando, con el apoyo de un guarda ambiental, descubrió más sobre los fósiles y rastros prehistóricos, haciendo de la región un centro de interés para científicos. En marzo del año pasado, se encontró un esqueleto completo de un megaterio, un hallazgo que atrajo a expertos de diversas disciplinas.

A lo largo de los años, Méndez hizo de su hogar un espacio de alojamiento para quienes visitan el lugar, inicialmente de forma gratuita, pero luego lo transformó en un pequeño hostel llamado Los Alpatacos.

Este espacio recibió a turistas «no convencionales»: personas atraídas por la naturaleza virgen de la zona, fotógrafos, pescadores y turistas que buscan desconectarse de la vida urbana. La gente que pasa por allí queda maravillada por la serenidad y la paz del lugar.

Sin comodidades modernas como electricidad convencional o agua corriente, Méndez se siente plenamente realizado en su vida. Aislado de la ciudad, pero en contacto constante con sus hijos que viven en Rosario y los visitantes ocasionales, valora la simplicidad de su día a día.

Su experiencia en Punta Mejillón, donde a menudo está solo por largos periodos, ha sido transformadora, y él expresa que no necesita más que lo que la naturaleza le ofrece para ser feliz.