‘Popey’, el hermano patagónico y aventurero del actor Gabriel ‘Puma’ Goity : «soy un vendedor de alegría»

Está radicado en Puerto Madryn, Chubut, desde hace años. Fue director de turismo y gestó eventos que siguen vigentes hasta hoy. "Esta ciudad es un abrazo entre la tierra y el agua, con forma de golfo" describió, poético. Conocélo

‘Popey’ Goity nunca necesitó ser actor para vivir muchas vidas. Por eso no envidia al «Puma», su hermano del medio. Es que mientras ‘Gabrielito’ (como a él le gusta decirle) brilla en la actuación en Buenos Aires y, cada tanto, viaja a Chubut para abrazarlo, el histrionismo del buzo pasa por otro lado. Él es un vendedor de «alegría, placer y desenchufe. Porque el turismo es eso, es invitar a jugar y darle al otro la ilusión de que todo va a estar bien».


A lomos de esa alegría atravesó mil tramas, que lo tuvieron como protagonista. Fue militar, piloto, instructor de esquí, documentalista, experto en explosivos, gerente de la mina de hierro de Sierra Grande, Río Negro, director de turismo chubutense y dueño de una empresa de excursiones. En plena guerra de Malvinas piloteó para llevar provisiones y enloquecer a los radares ingleses, al volar bien alto. Y, recién egresado como cadete, custodió a María Estela Martínez de Perón, cuándo ‘Isabelita’ o ‘La Perona’, como le decían, estuvo presa en El Messidor, ese pequeño castillo de estilo francés ubicado a metros del Lago Nahuel Huapi, en las afueras de Villa La Angostura, en Neuquén.

Popey, junto al mar. Su vida transcurre en la playa


Sin embargo todo cambió cuando llegó a Puerto Madryn. Esa ciudad lo enraizó, y puso al mar como telón de fondo. «Desde chiquito amaba la Patagonia. Pero al soñar veía montañas y lagos. Moría por esquiar, escalar, ver a un cóndor…Aunque Madryn me dio más» confesó. «Pensá que este lugar está a una misma distancia del Ecuador que del Polo. Es la mitad de ‘la mitad de abajo’ del planeta. El sitio más al norte al que llegan las ballenas, los pingüinos, los elefantes marinos… Y donde se juntan la corriente de Brasil con la de Malvinas. Es una maravilla. Un abrazo entre la tierra y el agua, con forma de golfo» describió, poético.


A sus 69 años está jubilado, y reconoce que tiene «una enorme vocación por el descanso». Claro que esa tranquilidad la complementa con viajes, y con el amor de su familia. «Tengo dos hijos y dos nietos. Mi hijo es navegante y guía ballenero, y mi hija actriz. De mis nietos uno juega al rugby y la otra ‘pinta’ para bailarina. Todos viven acá. Menos mal, porque no puedo soltar a los afectos. Mi ex mujer, que es la mamá de los chicos, también se radicó aquí. Nos llevamos bárbaro. Con mi actual esposa estoy hace más de 20 años» detalló.

«Ahora me dedico a descansar» contó el buzo


Su hermano menor, Guillermo, también vive allí. Trabaja para la Asociación Civil Recaudadora (AADI-CAPIF). Mientras que el mayor, Gregorio, está en Buenos Aires, al igual que Gabriel, su hermano «artista». En diciembre pasado se reunieron todos, porque ‘Grego’ cumplió 70. «Con él nos llevamos 14 meses. Es el empresario y economista del grupo» bromeó.

Popey y el buzo ‘Pinino’ Orri. Son muy amigos


Su historia también comenzó lejos del sur, en un barrio porteño.
«Soy del Oeste. Nací en San Martín. Después viví muchos años y me formé en El Palomar».


Su padre, Gregorio, era militar, y su mamá, Ana María, docente, aunque se dedicó de lleno a la crianza de sus hijos. «Papá falleció. Ella está bárbara a sus 93 años. Se maneja en silla de ruedas y necesita asistencia, pero está muy lúcida. Es reflexiva y encantadora» contó, cariñoso.


Él fue el único que siguió la vocación paterna, y abrazó la vida militar.»Lo hice con una mentalidad muy infantil, muy ‘de Disney’. Yo veía un uniforme y pensaba que era símbolo de virtud. Además entrar al Ejército era la única forma que tenía para poder aprender a escalar, esquiar, volar aviones, bucear…Mis viejos no tenían un ‘sope’ para pagar esas cosas. ¿Cómo iba a hacerlas, entonces?» recordó.

Junto a sus hijos y su nieta mujer


Su ingreso a la academia coincidió con el despido de su padre, que se quedó sin trabajo en medio de una crisis militar interna que la historia recuerda como el ‘enfrentamiento entre Azules y Colorados’. Eso golpeó la economía familiar, y vinieron años muy duros. «Al recibirme elegí Bariloche como destino, y ahí empezó mi historia patagónica» destacó.

En una actividad como guía turístico, en Villa La Angostura, Neuquén


«Hice cursos de instructor de esquí y me especialicé en montaña. Después hice el curso de aviador y me volví piloto» contó. Curiosamente todas esas ocupaciones lo ligaron más a la vida civil que a su rol militar. Y así comenzó su pasión por el turismo.


Años después, decepcionado de la fuerza, renunció, y la búsqueda de un nuevo trabajo lo llevó a vivir de su amor por los paisajes. «Hice documentales para Telefé. Y, como guía de montaña, organicé travesías turísticas». También por su experiencia en explosivos se dedicó a venderlos, e hizo voladuras en diferentes obras.

‘Haciendo caras’, junto a sus sobrinos, los hijos de su hermano, el actor Gabriel ‘Puma’ Goity


«Por esa ocupación terminé siendo proveedor de la empresa estatal rionegrina Hierro Patagónico S.A.M. (HIPASAM), que operaba la mina de Sierra Grande. Un día me dejaron de pagar y de tanto reclamar la deuda terminé siendo gerente-ironizó- De ahí surgió un proyecto de turismo minero que tuvo éxito, antes de que decidieran entregárselo a otro, que lo manejó muy mal» se lamentó.
Esa experiencia lo vinculó a Antonio Torrejón, un referente turístico histórico de la zona, que fue el artífice de su llegada a Madryn.

Su etapa como instructor de esquí, en Bariloche


«Me ofreció un cargo en la secretaría de turismo de Chubut. Fui una especie de asesor de turismo aventura. Como esquiaba, volaba en parapente y buceaba mi función fue armar un curso de supervivencia, orientación y rescate, para que los baqueanos pudieran tener una herramienta que los motivara a ofrecer productos turísticos».

En uno de los vuelos que realizó para llevar provisiones, durante la guerra de Malvinas


Le fue tan bien que, al culminar la función, le propusieron liderar la cartera. De allí surgieron iniciativas que siguen vigentes hasta hoy, como el vía crucis submarino, o la ceremonia en la que se homenajea a los colonos galeses, que se convirtió en un gran evento.

Una foto de su paso por la vida militar


En la ciudad se reencontró además con «Pinino» Orri, un guía ballenero que conoció en Miramar, cuándo, de adolescentes, ambos vacacionaban allí. El tiempo lo convirtió en su socio y amigo.


-¿Y vos, como te llamás?- quiso saber este diario.«Yo soy José María, pero sólo mi mamá me dice así. Lo gracioso es que el Popey no viene del mundo del mar, sino del de la aviación. El día que hice mi primer vuelo me bautizaron, porque tenés que tener un apodo corto, para identificarte. Mi ex mujer era muy flaquita, una ‘Olivia’ total, y yo tenía una lanchita en El Tigre. Entonces se juntaron varias cosas, y quedó. Por años nadie volvió a llamarme así, porque era el nombre del ambiente aeronáutico. Y cuando llegué a Madryn, me acordé. ‘Este lugar es ideal para usarlo’ me dije. Y así pasó. Desde entonces soy Popey para todos» finalizó, entre risas.


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