Moquehue: vio los peces en un arroyo, las camionetas que lo cruzan, encaró a un conductor y así reaccionó…

En este hermoso pueblito neuquino en la cordillera donde viven Nico y Ariadna, cortaron el servicio de Internet. Una mañana, en el lugar donde consigue señal 4G para conectarse y poder trabajar, él vio el cardumen de pececitos, las huellas a 50 cm y una patente perdida donde no se puede circular. Lo que pasó después, cuando apareció el conductor, nos deja una enseñanza. Así lo relata en la carta que envió al Voy.  

Recuerdo que fue un miércoles de enero, porque Ari iba a dar una clase de yoga a una vecina de Moquehue. La dejé en su casa y luego me fui a lo que llamamos “la Playa del fondo” de Moquehue, pasando el arroyo Quillahue. ¿Por qué allí? Básicamente porque el día estaba hermoso, y esa playa está justo frente al cerro Batea Mahuida, por lo que (si todos los astros se alinean) tengo 4G, lo cual me permite hacer muchas cosas de la vida cotidiana. Si analizamos un poco todo el proceso que aceleró la pandemia, llevando lo presencial hacia lo digital, hoy todo se hace desde Internet, desde pagar un impuesto, hacer un trámite, trabajar o hacer una carrera. Ahora imaginemos que para hacer cualquier cosa con Internet, desde enviar un WhatsApp, hasta dar una clase, tenemos que salir de nuestra casa. Es más o menos como la época que íbamos al ciber a revisar el mail. ¡Y eso ya pasó hace rato! En fin, ahí estaba yo, trabajando al solcito, feliz de la vida, porque tenía señal, estaba conectado. Desde chico me atraían los lugares con agua, y más si tenían colores azules o verdes.

La historia que subió Nico Pollo. El arroyo es el Quillahue. que desemboca en el lago Moquehue. Ahí vio el cardumen de pececitos y las huellas de vehículos que lo cruzaron a 50 cm. Moquehue es un paraíso de la Patagonia a 324 km de Neuquén capital.

El cardumen de pececitos, las huellas de una camioneta


En un momento decido tirarme al agua para aliviar el calor del mediodía. En mi camino, me acerco hasta el arroyo (Quillahue) que atraviesa la playa y llega hasta el lago. Durante las temporadas de lluvias, nieve y deshielos, el arroyo crece bastante, y se une por completo con el lago.

Camino al lago para darse un chapuzón, Nico vio los pececitos en el arroyo Quillahue.

Pero en la temporada de verano, baja su caudal y se comienza a hacer más angosto, más cálido, y si lo mirás en detalle, te das cuenta que hay vida. Algas, bichitos y cardúmenes de pequeños peces viven en una armonía perfecta.


Y así como es de cálido para pasarlo a pie, también es tentador para atravesarlo con un vehículo. En esa playa, “toda la vida” se veían camionetas pasando por el arroyo e incluso cuando baja por completo, la playa queda totalmente libre de agua, por lo que se podía acceder con cualquier vehículo. Incluso hay un camino marcado, aledaño a una zona habitada por cauquenes, por este mismo motivo.

Si bien desde hace un par de años se han colocado carteles en los ingresos a las playas, que prohíben el ingreso de los vehículos a las mismas, la gente continúa haciéndolo, ignorando la señalización.

El Quillahue. «El arroyo que se cruza caminando», en lengua mapuche, tal como informa el sitio oficial de Villa Pehuenia Moquehue. Foto: Nico Pollo.


Tal es así que, tras ver el cardumen de peces en el arroyo y continuar mi camino para meterme al lago, veo en la arena las huellas de un vehículo, y enterrada una chapa patente. ¡Imaginate mi mente! Por un lado, pensando, “¡Qué #↓%&!” (Ya que la huella estaba a 50 cm de donde estaban los pececitos).

Y por otro, tentado, pensaba, “¡El karma de los karmas por haber cruzado el arroyo! La naturaleza se encarga de limpiar todo lo que los seres humanos ensuciamos; que garrón la persona que perdió la patente…” ¡y qué garrón porque me dio la idea de hacer las historias que compartí ese día!


Pero como los aprendizajes son para todos en la vida, y no es ni ahí mi intención ponerme en “maestro Ciruelo”, la misma vida me puso un desafío enfrente.

En el momento que estoy terminando de hacer las historias, y estoy a punto de compartir una imagen de la patente (con los números tachados), aparece un muchacho, que se estaciona nuevamente frente al arroyo, sin la patente delantera. Veo que comienza a buscarla.


¿Sabés por qué perdiste la chapa?


Una de las historias que publicó Nico.

Sinceramente no sabía que hacer. “¿La subo, y después bajo y se la doy? ¿O espero a que se vaya y después la subo?” Como si exponer el error y poner en ridículo a la otra persona, cual profe ortiva de secundaria, fuese siempre la solución… ¿no?


En un momento, me quedo apreciando toda la situación. Yo estaba dentro de la camioneta, y le viene a consultar a la gente que estaba a mi lado en dos motorhomes, que habían estacionado hacía 10 minutos, en reversa y arrancando algunas ramas de los pinos que están pegados al estacionamiento. Les pregunta si vieron la patente, le dan el negativo, y cuando se está por marchar… Cierro Instagram, me bajo de la chata. Camino hacia él.


-¿Puede que esta sea tu chapa? -le pregunto.
-¡Uh, sí! ¡Esa es! ¡Bien ahí! ¡Muchas gracias -me dice, con un gesto de alegría, mientras me daba la mano.
-De una, le digo, Igual, ¿sabés por qué perdiste la chapa?
-¿Por qué? -replica.
-Porque no se puede cruzar el arroyo con el vehículo.
-Pasa que llegamos ayer, medio a la tardecita, y vimos una camioneta con una gente que estaba pescando, entonces nos mandamos.
-Claro, todos en algún momento lo hemos hecho. Pero desde hace un par de años…le dije y le explico todo lo de los carteles, los cauquenes, los pececitos y todo mi mambo hippie. Y termino diciéndole: «Aparte, re podés dejar el auto estacionado acá e ir caminando, si es re lindo para caminar este lugar, y aparte te hace bien, ¿o no?»

Por suerte, el muchacho se ríe de lo que le digo y me contesta:

¡Tenés razón! Disculpá, la verdad que no sabía.. .
-Todo bien, la idea es cuidar este lugar entre todos -le digo. Me agradece nuevamente por la chapa.

-¡Y muchas gracias por la data..! -me dice, se sube al vehículo y se va.

Automáticamente pensé: este muchacho seguro se sintió mucho mejor con toda esta secuencia, que si hubiese visto su patente publicada en mis redes cual escrache. Y encima, creo que el mensaje que yo quería transmitir también fue mejor recibido que lo que sería a través de la exposición. De hecho, ¡quizás nunca hubiese visto mis historias!


¿La clave es mejorar la señalización?


¿Puede que la clave está en mejorar la señalización, las delimitaciones y la educación sobre el medio ambiente, más que la simple prohibición? Para mí, siempre es un placer charlar, contar relatos, compartir un poco lo que hacemos y cómo vivimos. Pero siempre me quedo pensando, ¿qué aporto con compartir esto?

Por un lado, una nota sobre la belleza del lugar, aporta muchísimo para darlo a conocer y que el lugar se mueva, crezca. Pero a la vez, es necesario comentar todo lo que implica el vivir acá, ya que también aporta una perspectiva más realista de cómo es la vida.

Desde nuestras ganas de cuidar este lugar y verlo desarrollarse de una forma sana, queriendo invitar a que más gente lo conozca y lo cuide (ya que son pueblos que viven en gran parte del turismo), surgen ciertas dificultades que hacen que todo se desarrolle con un ritmo más lento:


• Las limitaciones en la conectividad a Internet, esencial hoy en día para todos los que vivimos y trabajamos en este lugar, así como para quienes lo visitan.

• La accesibilidad, dado que el estado de las rutas y caminos hace que la gente lo piense dos veces antes de visitar este destino.

El Quillahue desde otra perspectiva. Foto: Nico Pollo.

Y así como queremos que este lugar crezca y se desarrolle, sabemos que ante condiciones más favorables (de conectividad y accesibilidad), surge también la necesidad de cuidar más y responsabilizarnos entre todos del cuidado de los recursos naturales.

Sin más, te dejo este relato escrito en formato de carta, enviado desde Moquehue, un pueblito inmerso en la cordillera, del que muchos han oído hablar y quizás conocen su belleza, pero donde pocos viven y se aventuran a hacer que las cosas sucedan.

Ya no son relatos por audios de WhatsApp como solía ser, con fotos y videos que dan una mejor perspectiva de lo contado, dado que parte de la tecnología nos ha abandonado por un tiempo… Aunque, ¡esperamos que no por mucho!


En nombre de muchas personas que viven aquí, agradezco por la difusión de este lugar, y abogo porque se den a conocer ciertas condiciones que ponen en jaque nuestro desarrollo. No se trata simplemente de dos jóvenes queriendo trabajar y aportar su perspectiva de la vida, se trata de una sociedad queriendo progresar.


Paradojas del paraíso


En la carta enviada al Voy, Nico y Ari valoran la predisposición a publicar artículos que compartan la belleza del lugar con un enfoque de disfrute siempre orientado al cuidado del medio ambiente. Y cuentan que han elegido Moquehue como el lugar donde desarrollar sus vidas. Agrega Nico:

«Hace un tiempo venimos desarrollando un emprendimiento online que nos permite (o permitía) fusionar dos cosas que parecen totalmente antagónicas: fomentar el cuidado del medio ambiente (tanto interno: nuestro cuerpo, psiquis y emociones; como externo: todo lo que nos rodea), y la reconexión con el mismo, a través de un medio digital. Ari, como profe de yoga y yo de Ed. Física, encontramos la forma de complementarnos y equilibrar una vida muy en contacto con la naturaleza, pero igualmente conectada con el mundo», escribe Nico.

Nico Pollo y Ariadna Boggero en Moquehue, su lugar en el mundo.

«Hace unos días charlando al respecto pensábamos que hay miles de cosas que nos encantaría compartir, datos curiosos del lugar donde vivimos, cosas que realmente son increíbles y que muchas personas no conocen, así como también información sobre el cuidado del medio ambiente».

«Sin embargo, estamos en la disyuntiva de qué hacer en estos meses que continúan… ¿Por qué? Cuando decidí establecerme en Moquehue, alrededor de septiembre de 2020, en la zona ya había Internet, pero aún no tenía el servicio disponible en el lugar donde vivo. Igualmente, me las arreglaba para trabajar (siempre yendo a la casa de un amigo), ya que el servicio funcionaba muy bien».

«El 17 de diciembre de 2021 (más de un año después), finalmente conectan el servicio en nuestro hogar, y el mismo funcionaba bastante bien. Básicamente todo el 2022 pudimos trabajar y dar clases online sin problemas».


«El 10 de diciembre de 2022 (menos de un año después) me informan que darán de baja el servicio en mi zona el 31/12/22, ya que ‘la señal se degradó mucho’. Desde entonces, estamos sin internet, o incluso antes, ya que desde diciembre no funcionaba».

«El fin de año, las fiestas, la familia, los festejos, los cierres y nuevos comienzos, hacen que nos relajemos, que todo el estrés que se juntó durante el año, quede atrás… durante una noche y algunos días posteriores. Luego, llegados los primeros días de enero, muchas personas continúan laburando como cualquier otro día del año. La vida continúa. Hay quienes van a trabajar, y hay quienes trabajan desde un dispositivo móvil, como nosotros».

«Pero…¿Qué tiene que ver esto con todo el resto? Es simplemente para poner en contexto lo siguiente. El día que me contestaste la historia de Instagram, y me comentaste la posibilidad de hacer otra nota en relación a ese tema que había compartido, pensé “¿cómo podría abordarlo?” Y es lo que te mande. Un gran abrazo, y nos mantenemos en contacto».


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