Lo sorprendió la nevada en la cascada La Fragua: mirá las imágenes desde el corazón del norte neuquino

Como cada vez que un temporal de lluvia y nieve golpea el norte neuquino, Martín Muñoz salió ayer desde Varvarco a recorrer las zonas cercanas, al menos a las que podía llegar. Fotógrafo y guardafauna, nacido y criado cerca de Los Bolillos, donde los tótems esculpidos por el viento y la arena asombran a los turistas, sabe que la furia de la naturaleza suele tener dos caras: una que acecha, otra que deslumbra.

Sabía también que con tanta agua el arroyo La Fragua que nace 5 km más arriba en el bosque los Llao Llao caería con fuerza en el hipnótico salto de 40 metros a cuatro kilómetros de Manzano Amargo por esa maravillosa ruta 54 que más adelante pasa por Pichi Neuquén, el último poblado antes de la Cordillera de los Andes y los puestos de veranada de los arrieros donde las crías se hacen fuertes con las pasturas de las laderas y el agua de deshielo.

Entonces decidió ir a dar una vuelta para mirar, esa misma curiosidad que lo impulsó a tomar tantas imágenes que después viajan por las redes hacia su destino de pulgares levantados.

En ese territorio de película que sobrevuelan los cóndores vive Martín. Y si hay algo que le gusta es compartirle al mundo la belleza agreste de su tierra. Pero ayer, como si los planetas se alinearan, mientras el cielo se cerraba y la temperatura bajaba, se sumó otro detalle: comenzó a nevar en la cascada La Fragua. Difícil imaginar algo más lindo.

Martín estacionó, caminó con cuidado unos 150 metros para no resbalarse en la nieve y registró esa maravilla que se abría ante sus ojos: los copos blancos, el sonido del agua al caer y rebotar contra las piedras, el rumor del arroyo que se aleja rumbo al río Neuquén.

«Está lindo para ir amigo», dice hoy Martín a Diario Río Negro. Recomienda transitar con cuidado la ruta 43 desde Las Ovejas, donde termina el asfalto. Lo mismo para la 54, que nace cuando la 43 dobla a la derecha hacia Varvarco y hay que cruzar el río por el puente. La 54, en cambio, sigue derecho y más adelante se pega al Neuquén, entre altos paredones donde nidifican los cóndores. Seguro que los vas a ver volar. Después la traza se mete en Manzano Amargo y enseguida está la cascada.

Vale la pena llegar hasta esos confines. El premio está a la vista.

Cómo llegar a Manzano Amargo

Si tomamos como referencia Neuquén capital, hay que ir por la ruta nacional 22 hasta Zapala, empalmar con la ruta nacional 40 hasta Chos Malal (podés cargar combustible) y ahí tomar la ruta provincial 43, pasar por Andacollo (también podés cargar combustible), Villa Nahueve y Las Ovejas, donde termina el asfalto. Seguís por el ripio y unos 18 km más adelante, cuando la 43 dobla a la derecha hacia Varvarco, nace la Ruta 54. Son 21 km más hasta Manzano Amargo.

Unos 5 km después de esa bifurcación cruzás un puente sobre un arroyo (buen lugar para hacer unas fotos del volcán Domuyo) y desde ahí vas bordeando el río en un camino encajonado entre paredones y rocas, donde están las condoreras. Es tan lindo que te va a dar ganas de parar a cara rato a contemplar el paisaje en silencio y sorprendente con el vuelo de los cóndores. También es el hábitat de otras aves de monte y las acuáticas. Este tramo es uno de los lugares preferidos de los pescadores durante la temporada.

¿Cómo está la ruta? Según el parte de hoy de Vialidad Provincial de Neuquén, la 43 tiene sectores con nieve y hielo, uso obligatorio de cadenas. No brinda información sobre la 54, pero Martín Muñoz la transitó ayer e informa que el panorama es parecido y que con cuidado se puede transitar.

En Manzano Amargo vas a encontrar cuatro despensas abiertas, wifi, señal de celular y departamentos desde unos $ 15.000. Para consultar las tarifas y más información. Turismo de Manzano Amargo: +54 9 2942 68-1061