Fredy Nuske cocina cerveza artesanal en el paraíso y la magia de Meliquina se metió en sus pintas

Fredy Nuske elabora cervezas artesanales con habilitación nacional. La energía que necesita la obtiene de paneles solares y de un zepelín de gas.

Fredy Nuske es de San Martín de los Andes y desde hace 24 años vive en Meliquina.

La tierra cruje bajo los pasos de los pocos que caminan la playa en una tarde cualquiera. El viento trae el aroma del bosque patagónico y el sol que anuncia que el verano se instaló por completo. El lago, azul profundo, se estira como una lengua de agua que moja el Parque Nacional Lanín y sus playas se llenan de gente. Aquí la protagonista es siempre la misma: la naturaleza imponente. Y en ese lugar, hay un cervecero artesanal que logró encerrar la magia de Meliquina en una pinta y por eso, tiene más de un premio.

“El lago tiene de todo: playas centrales, la península, rincones para nadar o pescar, y hasta zonas para kitesurf”, explica uno de los vecinos más conocidos del pueblo. “Y si seguís unos kilómetros, cerca de Casa de Piedra, están los rápidos y los pozones del Caleuf”.

A unos 3.000 metros de la playa central, sobre la ruta 63, Fredy Nuske prepara las primeras pintas del día en su bar cervecero. El lugar tiene un encanto rústico: madera, piedra, luces cálidas y la promesa de buena música en vivo.

Mientras ajusta una canilla, Fredy recuerda sus primeros días como cervecero. “Empecé en 2012 con 50 litros. Era un hobby. La gente lo probaba, le gustaba, y yo me entusiasmaba. Pasé a un equipo de 3000 litros que me lo hice yo como pude, después a otro, hasta llegar a hoy que ya no quiero crecer más, estoy conforme con lo que tengo”, cuenta, mientras mira hacia los barriles de acero inoxidable que ocupan su fábrica.

Está ubicada en plena cordillera. Obtuvo en cinco oportunidades la distinción como “Cervecería Neuquina”.

Fredy no es un empresario convencional. Es un hombre que, como tantos otros en Meliquina, se dejó llevar por el magnetismo del lugar perfecto al que iba de niño a acampar. Se crió en San Martín de los Andes y, tras un breve paso por La Plata para estudiar odontología, regresó al sur y se instaló en este rincón aislado de la Patagonia.

“Un amigo que conocí allá quería invertir en el sur y yo le recomendé que compre un lote acá. En 2001 volví y me quedé. Hoy miro atrás y veo que recorrimos un camino largo, lleno de crisis y dificultades, pero también de logros”, recuerda.

Meliquina no es un pueblo fácil para instalar una industria. No hay tendido eléctrico, ni gas, ni agua potable. Tampoco señal de celular, ni recolección de residuos. Para los locales, vivir aquí es una elección de vida y para Fredy, un desafío diario.

“Cuando empecé con la cerveza, la falta de energía no era un problema. Pero hoy, con el volumen que producimos, se siente. Tenemos una instalación solar importante, pero en verano, cuando la villa explota de turistas, queda chica. Y eso limita la producción”, cuenta.

A pesar de los desafíos, Fredy no cambiaría Meliquina por nada. “No se me ocurre irme, ni cambiar nada. Lo disfruto igual, me gusta lo que hago y el doble trabajo, que es cocinar mi cerveza como lo hacen todos, pero además generar mi energía, estar capacitándome sobre paneles, baterías, el mantenimiento de la energía solar, la captación de agua. Es un esfuerzo extra, pero también es parte de vivir acá».

Mientras habla, su mirada se pierde en el horizonte. El paisaje es casi irreal: montañas que parecen tocar el cielo y un lago que refleja cada nube que pasa. Meliquina es paz. “Vivimos súper tranquilos, aunque en los últimos años el pueblo creció bastante. Ahora somos unos 500 o 600 habitantes, pero sigue siendo un lugar muy lindo”.

Por estos días, el turismo, trae consigo movimiento, dinero, y también genera tensiones. Allí hay viviendas turísticas, cabañas, hoteles, dos camping cercanos y muchos viven de eso.

“La temporada viene muy bien, con mucha gente. Está mejor que el año pasado, hay más movimiento y estamos corriendo bastante, por suerte. Teníamos la necesidad de estar así y esperemos que dure hasta pasado febrero. Cuando el pueblo se llena colapsa, aparecen los problemas. Pero aún así, sigue siendo un lugar único”, asegura.

El bar de Fredy es un punto de encuentro. En ese lugar rodeado de paneles solares, cada tarde, desde las seis, las puertas se abren y el aroma a algunos platos patagónicos, que se combinan con cerveza artesanal, invade el salón.

Este fin de semana la banda San Norberto, lanzó una “birraseñal”, para que todos se reúnan en Nuske, en el que catalogan como “buen augurio musical”. Hoy a las 18 empieza la fiesta del 7° Aniversario de la cervecería y “cuando la tarde se incline sollozando al occidente le sacudimos a la mandolina”, invitan.


Cerveza pura y artesanal


Al elaborar un producto, siempre los ambientes se funden en sus sabores. Es por eso, que el agua pura, la naturaleza, el frío, los frutos rojos que crecen en este rincón están presentes.

Las variedades de cerveza que elaboran, son amplias y creativas. “Como es una producción chica, siempre que haya ventas sostenibles, nos damos el gusto de ir probando. Básicamente hago muchas lager que son con fermentación en frío a bajas temperaturas. La marca un poco se caracteriza por eso, pero también hago otras como ALE, maduradas en barricas. Es amplio. Hay algunas como American IPA, German Pilsen, Vienna lager, que siempre las van a encontrar”.

Varias cervezas tienen medallas. “Me sorprende que la gente quiere probar todo, estilos nuevos. A veces hacemos algunos que no hacen otras cervecerías, y no le tienen miedo, le gusta experimentar lo nuevo”, cuenta.

Por ahora, la cerveza Nuske se comercializa en barriles que se entregan en bares de San Martín de los Andes y también en botellas de medio litro. Pero Fredy ya piensa en el futuro: “Queremos pasarnos al formato de lata. Es más práctico”.

Mientras el sol comienza a esconderse detrás de las montañas, el bar se va llenando. Hay risas, conversaciones y música. Fredy sirve una pinta tras otra, mientras la luz dorada del atardecer baña todo a su alrededor. Esto es Meliquina. Es paz, es trabajo. Y cada pinta que sirve tiene un poco de este lugar.


El goleador de la cerveza neuquina


A fin de año 2024, con una medalla de oro, tres de plata y un bronce, la cervecería Nuske fue seleccionada, por quinta oportunidad, como “Cervecería Neuquina” del año. El concurso se realiza desde hace 11 años, junto con el Festival Provincial de Cerveza Artesanal de Aluminé.

“Décimo festival provincial de la cerveza y este año le di pelea a esas ataduras que nos bloquean y paralizan”, decía Fredy.

Esta fue la primera vez que participó además, dando una mano como jurado en las rondas de cata. “En la intimidad de la fabrica vivimos catando y buscando hasta el mas mínimo detalle en nuestras propias cervezas, pero nunca había tenido la responsabilidad de juzgar a un colega por escrito y ser verdugo de sus creaciones”, destacaba.

Las 5 medallas, fueron para:

  • Medalla de bronce Vienna style lager
    Plata India pale lager, German style pilsner, plata Franconian style rotbier( Märzen).
    Oro Belgian style flandes red ale oud bruin or oud red ale.

A 3000 metros de la playa de la entrada, tienen su propio bar a 30 metros de la fábrica. Sobre ruta 63 entre calle 23 y 24, todos los días desde las 18. @nuskecerveceria.


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