¡Estamos invitados a tomar el té en Piedras Coloradas! La playa que está 5 km de Las Grutas ofrece tortas y cosas ricas
Como cada año, con la llegada del frío se abren las puertas de este espacio. Ideal para compartir algo tentador después de una caminata junto al mar. Conocé precios y opciones, para agendar una visita
Comenzó el frío y, como cada año, las playas de Piedras Coloradas se convierten en el telón de fondo de una casa de té, que abre sus puertas cuando el verano se apaga y da paso a un disfrute diferente. Es que con el cambio de clima llegan las largas caminatas, el viento golpeando en la cara y el placer de buscar refugio en un espacio que nos invite a reconfortarnos con algo rico.
Ese lugar, que es ideal para cerrar los planes invernales, está a 5 km en dirección al sur de las costas céntricas de Las Grutas. Su reapertura le suma una opción lindísima a estas tardes de otoño, que se están mostrando más frías que nunca.
Abre los sábados y domingos a partir de las 16′, y permite compartir un servicio al estilo galés, con más de 10 variedades de tortas, tartas y postres, 15 blends de té y 3 de café para seleccionar.
Esa mesa sale $18.000, pero hay opciones para todos los gustos y bolsillos. Incluso los residentes del éjido (Las Grutas, San Antonio Oeste y el Puerto San Antonio Este) pueden aprovechar una promo para público local, qué, por $4500 te ofrece una infusión y una porción de torta.
Entre las delicias hay tortas de ciruelas, de avena y dulce de leche, de manzana y banana split (todas, $4600 ). También budines ($3800), pasta frola y alfajores de maicena ($2100).
Los fans de lo salado podrán degustar ‘tostones’ con distintas cubiertas, como pasta de berenjena, huevo y aceite de oliva. O zanahoria, garbanzos, jamón crudo, tomate y huevo (salen $4500).
Las variedades de té disponibles son un mundo aparte, porque hay sabores para descubrir, que se suman a las bebidas clásicas y licuados ($2800).
Cabe recordar que Piedras Coloradas es uno de los balnearios más lindos de la zona. Se puede llegar caminando desde la séptima bajada, bordeando el mar. Las enormes rocas rojizas a las que debe su nombre deslumbran resplandecientes, salpicando de color la arena.
Allí el agua es calma y desarma su espuma sobre una costa en la que los pies pueden hundirse a gusto, porque es arenosa y no rocosa, como la de otros sitios.
Para tener en cuenta, y ponerle diversión y sabor a estas tardecitas frescas.
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