En Las Grutas no se va a las playa «se baja»: y cada bajada es diferente, mirá cómo elegir la ideal
Son las playas céntricas, con mucha gente y vendedores ambulantes, cuando sube la marea queda poco espacio, la temperatura del agua es muy agradable.
La costa de Las Grutas se conforma de una cadena de altos acantilados; para llegar al mar hay que bajar ya sea por escaleras o rampas para disfrutar de la arena. Las mas antiguas son las bajada 1, 2, 3, que están bien en el centro comercial de la villa) luego nacieron la 4, 5, 6, y 7 y la 0 y se anexaron otras que no tienen número, sino nombres como Terrazas del Mar, Los Acantilados, La Rinconada. Para saber cuál elegir hay claves a tener en cuenta.
En primer lugar lo que tenés que mirar es cómo estará la marea. El mar en Las Grutas, sube y baja cada 6 horas aproximadamente, por lo que en un día habrá dos bajadas y dos subidas. Cuando el agua está abajo del todo, se la llama Bajamar y cuando está arriba Pleamar. Y los horarios de este fenómeno se corren día a día casi 1 hora diaria (o sea, si ayer estaba arriba a las 8 de la mañana, hoy estará arriba a las nueve). No te preocupes si no podés descifrar este laberinto, hay una tabla de mareas que podés consultar.
¿Por qué es tan importante que tengas en cuenta esto? Porque de eso dependerá si hay lugar disponible en algunas bajadas. Hasta la Tercera, el agua suele subir hasta arriba, y en la Pleamar no queda playa. De la Cuarta en adelante, sí queda playa pero no entra un alfiler. Por lo que, si a la hora de bajar hay Plea, y buscás tranquilidad, te conviene seguir camino y elegir alguna de las del sur, como Las Coloradas.
Terraza al mar
A unas 20 cuadras del sector céntrico, en dirección al norte, se ubica el barrio que lleva el mismo nombre y que está apartado del resto de la urbanización por un enorme médano. Hay que tomar por la avenida Currú Leuvú, continuación de la Río Negro, hasta que se observan las últimas casas. Luego se debe doblar a la derecha, hasta una costanera de unos 200 metros se ofrece para el estacionamiento de vehículos.
Acá los acantilados ya pierden altura y en uno de los extremos hay una escalera para bajar. Cuando está la pleamar queda una línea de playa donde la gente se acomoda. Al bajar el mar se revela la restinga y queda al descubierto una pileta que años atrás se cavó en la roca con una máquina vial. Esta es amplia, de unos 50 metros por 30, e ideal para los más chicos, pues con el tiempo se fue depositando arena que redujo notablemente la profundidad.
Es placentero llegar a Terraza caminando por la playa. Sólo hay que tomar hacia el norte, desde la Primera Bajada o la misma Cero. Es un trayecto encantador, por el que se pasa por La Rinconada, y luego se llega a destino, unos 300 metros más allá. Se calcula que la marcha demanda unos 30 minutos.
La Rinconada
Rodeada de acantilados, es la favorita de los pescadores, que cuando la marea está alta prueban suerte con la caña. En el lugar funciona un restaurant, y para acceder tenés que ir hacia el norte desde el centro de Las Grutas, siguiendo las indicaciones hasta la Bajada Cero. Desde allí, continúa 1,4 km hasta llegar. La Rinconada, es la única que tiene, desde esta temporada, un acceso habilitado para mascotas.
Es importante tener en cuenta que esta playa es una de las que pierde espacio durante la pleamar.
La Rueda
Se llama así en honor una vieja rueda de carro, que, cuándo no existían las bajadas, los vecinos usaban para marcar el lugar en el que habían construido una huella que facilitaba el descenso a la playa. Tiene un parador que ofrece ricos platos y bebidas. Es familiar y muy concurrida.
Bajada Cero
El sector es ideal para bañarse y pasar el día. Además, en bajamar, están, muy cerquita, las piletas labradas en la restinga (esa superficie rocosa que obra de lecho marino) para seguir a puros chapuzones aunque las olas se alejen de la orilla.
Primera Bajada
La arena predomina y es una de las playas más concurridas. Tiene un parador que ofrece servicio restaurante y tragos a lo largo del día. También ponen música. Además, sobre las escaleras varias tiendas acompañan el recorrido con ofertas de insumos playeros.
Segunda Bajada
Es «la bajada del centro». Si la marea está bajando, es ideal porque el mar es tranquilo y la playa es una de las mejores para bañarse. El gran edificio Golfo Azul, que está al costado de las escaleras tiene una terraza en la que funciona un restaurante ofrece la mejor vista para comer de algo rico de cara a la playa.
Tercera Bajada
Es la bajada a las que van los fanáticos de los deportes náuticos, porque allí una rampa favorece el descenso de las lanchas y otros vehículos marinos. Las divertidas ‘bananas’ operan en el sector, y se realizan bautismos de buceo. Por otro lado, las personas con movilidad reducida, que no puedan subir y bajar escaleras con facilidad, también encontrarán en esta bajada una manera de realizarlo.
Cuarta y Quinta Bajada
Son las bajadas que eligen los turistas más jóvenes, tanto de noche como de día. Tienen modernos paradores que ofrecen servicio de restaurant, bar, barra de tragos. Mesas, sillones y reposeras para disfrutar de lo mejor del mar. También los animadores de playa siempre están allí y por las tardes ofrecen clases de baile, y se realizan torneos deportivos. Hay duchas, carpas, sombrillas en alquiler.
Lo bueno de estas playas, es que la marea no sube hasta arriba. Pero cuando la marea está abajo, acceder al mar es imposible, porque las piedras se interponen.
Sexta y Séptima Bajada
Son las que tienen el perfil más tranquilo de las bajadas céntricas. La sexta pasa, casi, desapercibida, y carece de servicios. En la séptima hay un divertido tobogán de agua para los más chicos, y un parador con servicio de cafetería y restaurante que siempre tiene algo rico para ofrecer.
Precios para comer en la playa y en la peatonal
Docena de churros: entre $10.000 y $12.000. Pan relleno: $8.500. Botella de agua mineral grande fría: $4.000. Sándwich de milanesa para compartir: $12.000.
En la peatonal, abundan las pizzerías y locales de comida, los precios también varían según el plato elegido: Pizzas: de $19.000 a $25.000, dependiendo de los ingredientes. Docena de empanadas grandes (para cuatro personas): $18.000, una opción rendidora. Waffles: entre $4.000 y $5.000, ideales para un postre o merienda.
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