Empieza la temporada de pesca: la boca del Limay y los primeros kilómetros del río, un paraíso en Bariloche
Es el ambiente "estrella" para los pescadores que sueñan con grandes truchas y piques de colección en Dina Huapi, a unos 15 km de Bariloche. Lugares, moscas y líneas: lo que aconsejan los guías en una apertura con agua abundante.
Mientras contaban las horas para el inicio de la temporada, los pescadores deportivos aprestaron sus equipos y eligieron de antemano el sitio en el que probarán suerte en la primera salida, que para muchos será este mismo martes al amanecer.
En toda la zona cordillerana abundan los escenarios con fama bien ganada de pique variado y abundante, pero en Bariloche y Dina Huapi el ambiente “estrella” reconocido por todos es la boca del Limay, donde solo está permitida la pesca con mosca, y que permite capturar truchas de gran porte.
Se le pueden agregar los primeros 50 kilómetros del río, hasta la confluencia con el Traful, donde hay innumerables sitios de fácil acceso a pie, embarcado, o también en vehículo, ya que la ruta 237 corre en muchos tramos a metros de la orilla.
El guía de pesca Martín Fridman dijo que el atractivo del Limay tiene mucho que ver con la accesibilidad, porque la boca -por ejemplo- queda “a 10 minutos” del centro de Bariloche y es difícil encontrar un sitio así en el resto del país.
Allí los salmónidos en esta época salen y entran del lago una y otra vez y constituyen un desafío tentador para cualquier especialista, con alta chance de obtener buenos premios.
Según Fridman, en la boca se pesca “al amanecer o al atardecer” y hay garantía de truchas marrones de buen tamaño. “Las más chicas están entre 2 y 3 kilos, con un promedio que ronda los 5 kilos”, detalló.
Otro guía, Pablo Benedetti, dijo que “la temporada pinta bien y hay muchas consultas”, casi en el mismo nivel que en el verano 2020. Los efectos de la pandemia y la prohibición del turismo extranjero impactaron fuerte y a la actividad le costó recuperarse.
Benedetti dijo que el Limay es uno de los escenarios predilectos, “antes que nada por la belleza de los paisajes”. Dijo que pescar en un sitio de aguas transparentes, con montañas nevadas como fondo y un río de caudal imponente se torna “irresistible”.
Agregó que algo a tener en cuenta es que el atractivo “tiene que ser para toda la familia, porque no todos pescan, pero sí acompañan y disfrutan, por ejemplo, de la flotada en el río, que es una maravilla en sí mismo”. Los residentes lo tienen como referencia principal y para los pescadores que no conocen, el dato sobre las bondades del Limay es lo primero que escuchan.
Quienes no cuentan con embarcación, explicó el guía, tienen la opción de recorrer a pie la costa rionegrina del gran río, donde a lo largo de 4 ó 5 kilómetros hay “innumerables lugares de muy buena pesca”.
En el terreno de las recomendaciones, Benedetti dijo que en esta época, con el inicio de temporada, lo mejor es pescar en la boca del Limay “con líneas de hundimiento y moscas húmedas”. Señaló que después, cuando aumenta la temperatura del agua, baja el caudal, y es necesario utilizar señuelos que imitan otro tipo de insectos. Cada momento y cada ambiente tiene su estrategia.
El guía dijo que no hay un sitio del río que sea ideal y superior al resto. Considderó que “todo es muy relativo” y en los 50 kilómetros que van de la boca hasta Confluencia Traful “hay cantidad de lugares muy buenos”. Dijo que todo tiene que ver con el equipo y la movilidad de la que disponga el pescador. Si se mueve en vehículo, entre Rincón Chico y Villa Llanquín, por la ruta 237, podrá encontrar muchas bajadas accesibles.
Fridman aportó una descripción más didáctica y dijo que el río en ese tramo presenta “tres o cuatro segmentos bien diferenciados”, cada uno con aptitud para distintos tipos de pesca.
El primero va desde el puente interprovincial hasta Rincón Chico, donde predomina el “mosqueo” y se accede caminando o con “flotadas”.
Desde Rincón Chico casi hasta Villa Llanquin también ofrece cualidades para la pesca modalidad spinning, y es accesible en auto.
Mientras que desde Llanquín hasta Confluencia “hay muchas entradas en el que se camina poco, con lugares de buen pique”.
Agua abundante
Favorecido por el deshielo, el nivel actual del agua en lagos y ríos es alto, como corresponde a los caudales de primavera, lo cual no siempre sucedió en los últimos años, caracterizados por fuertes sequías. Benedetti dijo igual que “no es para relajarse, porque el déficit hídrico continúa”.
Los precios de los permisos de pesca, según subrayó Fridman, aumentaron “por debajo de la inflación” respecto del año pasado. El diario para residentes cuesta 650 pesos (en 2021 eran 400 pesos) y el de temporada 2.600 pesos (contra 1.600). Las habilitaciones para extranjeros tienen un costo de 3.900 pesos y 20.800 respectivamente.
El acecho y la captura de salmónidos es una pasión compartida por muchos, que suelen valorar por encima de todo la experiencia misma, más allá del resultado. Benedetti dijo que “lo importante en este deporte es estar en el agua, disfrutar lo que se hace y respetar a los otros pescadores”.
Destacó que además de la probabilidad de lograr truchas de buen tamaño, la calidad de los ambientes es un factor clave, y al pescador le importa mucho. Reconoció que en el Limay -por la facilidad de acceso- la presencia de basura siempre fue un problema, pero cada vez está más controlado.
“Desde la Asociación de Guías, cuando termina la temporada y bajan los caudales, hacemos trabajos de limpieza -contó-. Hemos visto en las últimas campañas que la basura disminuyó, hay más conciencia”. Igual dijo que nunca están de más las exhortaciones para “tener cuidado con la basura y con el fuego, que cada vez está más restringido, y hay que respetarlo”.
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