Un olivar frente al mar de Las Grutas, la fábrica más austral de Argentina con visitas guiadas gratis
Fue la primera que se levantó en la zona, que hoy tiene otras tres empresas que poseen plantaciones y trabajan en la producción y comercialización de óleos y aceitunas. No te pierdas los detalles de una recorrida única
Degustar un pan casero untado con pasta de aceitunas o el mejor aceite de oliva a metros del mar puede ser toda una experiencia. No sólo porque esos sabores se potencian, sino porque los cultivos de olivos y la fábrica que da lugar a esas delicias son los más australes del país y están en Las Grutas, custodiados por las playas más lindas.
Hablamos de ‘Olivos Patagónicos’, un emprendimiento que nació en 2001, dando pie a las primeras plantaciones de olivares que, a lo largo de los años, otros emprendedores replicaron. Hoy junto con esa firma, aunque en otros puntos de la localidad, son tres los emprendimientos que hacen de los frutos de los olivos productos únicos. En el caso de la fábrica grutense, la alianza con el turismo, desde siempre, apuntó a potenciar actividades guiadas, que le suman encanto.
Por eso la idea, para aportarle algo distinto a una escapada a la villa turística, es agendar un recorrido guiado con posterior degustación por este emprendimiento, que los ofrece de manera completamente gratuita.
Las recorridas están habilitadas todo el año. Abren temprano y, en esta época, cierran al atardecer, pero en pleno verano están hasta las 21. Ubicarlos es fácil porque la plantación que enmarca la moderna construcción donde los olivos se procesan (que es de 28 hectáreas) está muy cerca del centro, a siete cuadras de la tercera bajada, en dirección al sur.
Visitas guiadas, sin pagar nada
Una vez allí se recorre el área para conocer detalles de los cultivos, y comprender por qué la cercanía con la costa genera las condiciones adecuadas para que las aceitunas obtenidas (y todo lo que proviene de ellas) sean las más ricas.
«El mar atempera la temperatura ambiente tanto en verano como en invierno. El clima es más suave con los olivares y hay mucha cantidad de horas de sol, y eso favorece los cultivos» contó Carlos Sylwan, el líder del proyecto.
«El resultado es un aceite frutado, con dejos picantes y amargos de aroma vegetal, que remite al pasto recién cortado» detalló el productor.
Las variedades que trabajan son muchas. Hay plantas de arbequina, empeltre, manzanilla… todas opciones que, combinadas, dan óleos y olivas inigualables.
«La diferencia entre las olivas verdes y las negras es sólo una cuestión de maduración. Las últimas son las que dejás más en la planta antes de cosechar» relató el hombre.
La fábrica funciona a pleno en abril y mayo. Ésos son tiempos de cosecha y alta producción. Por eso después de una caminata en la que se explica la técnica para obtener los frutos en el exterior, se pasa al interior de la fábrica.
Allí Carlos retoma la charla y cuenta, de manera didáctica, los distintos pasos para procesar las olivas y obtener de ellas el mejor aceite.
Degustaciones
«Muchos de los que nos conocen y prueban lo que hacemos, con el tiempo nos dicen ‘volvimos a Las Grutas porque nos quedamos sin aceite'» bromea el emprendedor, mientras acerca delicias para degustar.
Aceitunas enteras, pastas untadas en tostaditas humeantes y aceite coronando panificados caseros circulan entre los turistas que aprenden a identificar sabores y a oler esas notas que hacen que el óleo grutense sea especial.
En el lugar también existe un área de exhibición y venta, para que los que se tentaron se lleven alguno de los productos.
«Recibir a la gente y mostrar lo que hacemos es nuestra forma de contribuir al turismo local» aseguró Sylwan, con orgullo.
Para tener en cuenta y agendar una visita, si pasás por Las Grutas y querés conocer detalles de esa fábrica que, a pasos del centro, da lugar a las aceitunas y aceites de oliva más australes del país.
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