Casandra, patagónica en Israel: de Roca a un nuevo hogar en medio de desafíos

Casandra Sol Sans nació en Roca y tiene 29 años. Hoy vive en Haifa, una ciudad ubicada a tan solo 90 km de Tel Aviv, en Israel.

Casandra Sol Sans vive en Israel desde abril de 2023. Foto gentileza.

“Es hermoso planificar. Viajes, estudio, trabajo, ver una meta y todos los pasitos que nos llevan hasta allá, con más o con menos privilegios, como diría mi psicóloga todos tenemos la posibilidad de hacer algo con lo que nos toca”. Así arranca un poema de Casandra Sol Sans, una joven de 29 años que nació en Roca, Río Negro, otra patagónica por el mundo. Aquí vivió hasta los 18 en que terminó la secundaria y se fue a estudiar a Buenos Aires. Por las vueltas de la vida, o los deseos, o los planes que nos llevan de acá a allá de un lado al otro del mapa, hace poco más de un año que vive en Israel junto a su pareja.

Ella es abogada, se recibió en 2019 en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Hace un mes defendió su tesis de maestría en Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús y, si bien trabajó en el mundo jurídico de las empresas y los despachos de abogados, fue asesora legal del ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (que ya no existe) y en la dirección de políticas de Género del ministerio de Defensa. 

Hoy vive en Haifa, una ciudad ubicada a tan solo 90 km de Tel Aviv, la más grande del norte de Israel y la tercera en el país, detrás de Jerusalén y Tel Aviv. Esta ciudad, capital del distrito del mismo nombre, abarca una superficie de 854 km y da cobijo a una población aproximada de 286.142 habitantes. Junto a las ciudades vecinas de Krayot, Tirat Carmel y Nesher forma un área aproximada de más de 600.000 personas, consolidando a Haifa como el núcleo central de una de las regiones más dinámicas de Israel.

“En abril del 2023 me vine para acá con mi pareja. En los primeros meses estuve estudiando el idioma hebreo y luego empecé a trabajar como asistente legal en una empresa, no exactamente como abogada porque todavía no revalidé mi título acá, el proceso es bastante largo. Después renuncié porque quería buscar algo más relacionado a mi maestría y a lo que venía haciendo en Argentina y justo ahora vengo de firmar contrato para empezar a trabajar en una ONG. Mañana ya arranco mi nuevo trabajo ahí en cuestiones de derechos humanos. Mi puesto va a ser como investigadora jurídica senior del ataque de Hamas del 7 de octubre. Sería como asesora jurídica en el campo de la representación de víctimas”, explica Casandra. 

Como muchos otros viajeros, un día Casandra dio el primer paso e hizo un “gran viaje” que la llevó a distintas partes pero también le reveló el deseo de vivir un tiempo en otro país: “La decisión de irme a vivir a otro país viene desde hace bastante tiempo. En el 2016 viví un año en Nueva Zelanda, tenía 21 años, me fui un año a trabajar y vivir allá. También viajé por Australia, Malasia, Singapur y volví a Buenos Aires. Después de ese gran viaje decidí que quería volver a irme”. 

Casandra Sol Sans escribe poemas y sube contenido de escritura a sus redes sociales. Foto gentileza CSS.

Sigue el poema de Casandra: «Y a las personas adultas nos encanta planificar, vernos a futuro con todo eso que creemos nos hará felices, aunque algunas veces al llegar nos damos cuenta que no es lo queríamos, lo que creíamos, y miramos para atrás, paso a paso preguntándonos cómo puede ser que no nos dimos cuenta antes en el trayecto». 

“Pasó el tiempo, me recibí, conocí a mi pareja actual, en 2020 antes de la pandemia, y con él empezamos a hablar de ese deseo que teníamos de estar viviendo en otro país, en una experiencia. Él es médico y quería hacer su residencia en otro país. Yo estaba haciendo la maestría y quería hacer un doctorado y surgió la idea de venir para acá. Él es judío y estaba dentro de las posibilidades venir a Israel”, expresa. La idea del doctorado se puso en stand by por ahora; el está por empezar su residencia médica. Llegaron a Haifa en abril del 2023. Pocos meses después empezó la guerra. 

Le sorprenden muchas cosas de vivir allá. La cultura es “muy linda pero muy distinta a la argentina”, y el idioma también es muy difícil: “Se escribe de derecha a izquierda y no de izquierda a derecha, y se usan otras letras”. Por otra parte, dejando de lado la cuestión del conflicto, “es un país muy estable económicamente y la gente es muy agradable con los inmigrantes. Ellos se sorprenden con que yo haya venido acá, les parece una locura, y son muy de recibir al que viene de otro país y se ponen muy contentos con que hayas decidido estar acá”. 

Los primeros encuentros con gente del lugar a veces le resultaron chocantes: “El israelí es muy de hablar a los gritos y de decir las cosas de muy frente, no existe mucho el protocolo y los modales. Pensas que te están hablando mal y al medio segundo te están invitando a comer a su casa”. 

El choque cultural es muy grande. “La cultura es muy interesante pero muy distinta con una presencia constante a la religión”, admite, “Israel es un estado judío pero que alberga mucha gente de distintas religiones, muy respetuosa de ellas. “Según entiendo hay alrededor de 3 millones de musulmanes que respetan mucho su religión, ves a las mujeres con burka. También hay personas católicas, son menos pero muy religiosas, y hay muchas personas judías ortodoxas, más que nada en Jerusalén, pero en el resto del país también.

Casandra Sol Sans vive en Israel desde abril de 2023. Foto gentileza CSS.

En cuanto al paisaje urbano, se sorprende mucho del desarrollo: “Este territorio donde se construyó el país fue un desierto y vos caminás hoy y está lleno de árboles y montañas con muchísimo verde. No podés creer cómo fue un desierto alguna vez y eso tiene que ver con todo el desarrollo tecnológico que tienen”.

Casandra siente que a veces es difícil estar tan lejos. Recién cuando llegó se dio cuenta de una distancia que no solo se mide en kilómetros sino también en sonidos y palabras. No solo extraña mucho a sus amigas sino algo tan simple como “poder salir a la calle y hablar en español, no tener que estar quemándome el cerebro pensando en cómo se dice eso que tengo que decir, la facilidad de manejarse en un terreno conocido”. 

Casandra Sol Sans nació en Roca y ahora vive en Israel. Foto gentileza CSS.

¿Qué extraña de la Patagonia? “A mi familia: mi mamá, mi papá, mis hermanos”, responde, “los últimos diez años viví en Buenos Aires pero Roca estaba a horas de distancia. Ahora es diferente. Extraño la posibilidad de tenerlos cerca de una forma más fácil y poder estar presente en los momentos importantes, y también en los momentos cotidianos. No se, un finde largo en Roca, estar en casa de mi mamá o de mi papá, tomarnos un mate, esas cosas… Claramente el tema me emociona”. 

Desde que se fue a Israel el año pasado, vino una vez para el casamiento de una amiga. Volverá a fines del 2024 porque se casa otra, y cumple años su mamá: «La idea es visitar Argentina una vez por año, juntar un par de eventos, nunca se puede estar en todo”. 

“Cuando volví, los primeros días me sentí rara. Es heavy la adaptación de llegar y ver el impacto de todo lo que estuvo pasando. Después los días son movidos pero muy lindos. La gente se encarga de estar presente, de mimarme”, asegura. Este correr de acá para allá visitando amigas y familia, entre Buenos Aires y Roca lo define como “toda una montaña rusa emocional”.

Casandra termina así su poema/ reflexión escrita al otro lado del mundo: «Algunas veces será culpa del destino y otras, nuestra; que íbamos en el auto con nuestra canción favorita sonando de fondo y en algún momento, por no sacar los ojos de la meta, nos olvidamos de notar que era el camino lo que nos hacía felices, no llegar”.

Vivir allá, sentirse extraña, siempre extranjera, son sensaciones -como el mar de la ciudad en la que vive-, a veces van, a veces vuelven, siempre están. De ellas, Casandra tomó el impulso para retomar la escritura como proyecto personal: “Estoy escribiendo mi primera novela y escribo también poesía. Subo contenido a Instagram y Tik Tok relacionado a la escritura (su cuenta es @casandrasolsans), tips para escritoras principiantes y poemas. El  venir para acá me permitió lanzarme a eso, a exponerme un poco que era algo que me daba mucha vergüenza. Estoy incursionando en hacer videos, editar, escribir. Es algo que también me mantiene conectada con mi idioma y con cuestiones que no tienen que ver con estar acá”. 

Casandra Sol Sans vive en Israel desde abril de 2023. Foto gentileza CSS.

Desde allá: tres imperdibles para visitar en Israel


Casandra hace poco más de un año que vive en Israel junto a su pareja. Con lo que ya conoció y recorrió cuenta tres lugares para visitar y no perderse en Israel.

Haifa: “Es la ciudad en la que vivo, tiene playas hermosas, es una montaña, yo vivo casi en el medio, con distintos barrios a distintas alturas. Hay parques nacionales, están unos jardines especiales que se llaman Jardines Bahái que son de una religión cuya existencia yo no sabía hasta que vine acá”.

Tel Aviv: “Es una ciudad hermosa súper cosmopolita con rascacielos y un paseo por la playa muy lindo y llena de vida, de gente caminando haciendo actividad física, jugando a deportes de playa”.

Jerusalén: “Es un viaje en el tiempo. Entrar a la ciudad vieja es realmente volver al pasado, la gente está vestida como de otra época, las calles tienen miles de miles de años”. 

Mudarse y terminar viviendo en medio de una guerra


La guerra Israel-Gaza, también llamada guerra de Gaza, o guerra Israel-Hamás, es un conflicto armado que aún está en curso y que comenzó el 7 de octubre de 2023.

“Lo más difícil de adaptarse tiene que ver con la guerra. Que la cultura es distinta es algo lindo de ver, observar, ser parte, para mí es muy rico. Cuando planificamos el viaje acá no pensábamos que iba a ser así, vivimos momentos de temor. Cuesta acostumbrarse a eso, vivís en un país en guerra cuando no era el plan, no era lo que una esperaba”, reflexiona Casandra.

“A la vez es muy loco porque se está en guerra hace un año, se ven militares armados por todo el país pero después se vive una vida normal, o se intenta tenerla, la gente va a trabajar, sigue su vida es algo muy de la cultura israelí seguir muy para adelante por más que haya un conflicto muy grande en este momento. Así que intentamos mantener una vida normal y mantener la calma, dentro de casa y con las amistades que nos hicimos acá», cierra.


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