Acamparon en el norte neuquino y descubrieron los tesoros escondidos en las lagunas de Epulauquen

En la tierra de la leyenda de fabulosos botines enterrados, cuatro amigos de Chos Malal recorrieron las lagunas encadenadas hasta llegar a la sexta en una inolvidable aventura de 48 hs que combinó trekking y botes inflables en esta joya de la Patagonia. Hay un camping con servicios y cuesta 1000 pesos la noche. Lo que hay que saber para ir: los tesoros de la naturaleza te esperan.

Una foto directa al album de los mejores recuerdos: Gachy en el bloque errático en La Chaquira, la cuarta laguna. Esta inmensa roca fue arrastrada por los glaciares en su retirada hace 12.000 años. Fotos: Gachy Cabrera

Un verdadero tesoro espera a quienes se aventuren a explorar las lagunas de Epulauquen. Y no solo por la leyenda de los fabulosos botines escondidos por los Pincheira, guerrilleros chilenos al servicio de la Corona Española en la última batalla por la Independencia que se libró aquí, en el corazón del norte neuquino. También por ese paraíso agreste que despliega todo su atractivo en seis espejos encadenados de agua cristalina y tibia en este tramo del verano, por los senderos que los unen entre lengas, ñires, helechos o flores silvestres según el tramo, las cascadas ocultas, las truchas que hacen suspirar a los pescadores, las caminatas entre el vuelo de los cóndores, las garzas y los carpinteros patagónicos. Todo eso y tantas otras maravillas, por ejemplo, un sorprendente bloque errático, como se denomina a la inmensa roca que los glaciares, en su retirada hace unos 12.000 años, arrastraron hasta la cuarta laguna, La Chaquira. Por si faltara un detalle, hay un el camping organizado que cuesta 1000 pesos por persona, tanto menos que en Bariloche, Las Grutas o San Martín de los Andes.


Rumbo al bloque errático

Naturaleza pura. La Chaquira, la cuarta laguna, vista desde el oeste. Fotos: Gachy Cabrera

Hasta esa inmensa roca en la laguna se dio el gusto de llegar la semana pasada Gachy Cabrera, que siempre suma un desafío a su pasión de recorrer el norte neuquino. Se acercó con el bote, trepó y extendió los brazos, mientras Raul Rebolledo, guía de trekking y su compañero de la vida, le sacaba una foto ahí arriba con destino asegurado entre las favoritas de la larga aventura en su lugar en el mundo, ese en el que aman vivir y que salen a explorar desde Chos Malal. Dos amigos los acompañaron en la hermosa aventura de pasar 48 horas en las Lagunas de Epulauquen.

Para llegar a este tesoro geológico cruzaron la cuarta laguna de este a oeste en el bote que llevaron en la mochila e inflaron a orillas de La Chaquira. «No da llevar un kayak hasta ahí, porque habría que cargarlo en los senderos entre la vegetación», explica. «No es difícil llegar caminando bordeando la laguna en la zona de bardas, por arriba, donde hay algunas apachetas (pilas de piedras) para señalizar el sendero», agrega.

«Es recomendable hacer esta travesía con guías o gente que conozca bien la zona. El sendero a la cascada está señalizado, después hay que ir buscando. También es recomendable tener buen estado físico», continúa.


Cómo llegar a las Lagunas de Epulauquen

En el bote inflable en la quinta laguna.

Si te tienta ir, lo mejor es prestar atención a los detalles que comparte Gachy. Lo primero, cómo llegar. Si se toma como referencia Neuquén Capital, lo primero es hacer 400 kilómetros hasta Chos Malal por la ruta 22 y empalmar con la mítica 40 para llegar a la primera capital de Neuquén, pura historia y esas montañas que la rodean al final de una larga recta y que anuncian que estás por entrar a otro mundo. Y si antes te llamaron la atención las cigüeñas petroleras, la estación espacial china que emerge en el medio de la nada y la irrupción de picos nevados en el paisaje, lo que sigue es internarte en el corazón agreste del norte neuquino y su mundo de arrieros a caballo al frente de sus piños de ovejas y chivas en busca de aguas de deshielo y pasturas de las laderas, el sobrevuelo de los cóndores, las pequeñas capillas, la gente noble, afortunadamente aislada en su pureza, como suele decir Don Isidro Belver, el sacerdote que Don Jaime de Nevares envió a misionar en los 70, el tiempo volvió historiador y nunca más quiso irse de aquí.

Ya en Chos Malal (hay dos YPF si querés llenar el tanque y cargar agua para el mate) hay que seguir viaje por la ruta 43, que está asfaltada hasta Las Ovejas. A 5 km (95 desde Chos Malal) hay que doblar en la ruta provincial 45, la que lleva a las lagunas. Desde ahí son unos 40 km más. ¿Cómo está la ruta 45? Gachy responde sin rodeos: «Horrible, la repasaron a principio de temporada y arreglate como puedas hasta que cierren en abril». Pero, como ellos, con paciencia se puede hacer. El premio vale la pena.


A recorrer los senderos rumbo a las Lagunas de Epulauquen

Descansando en la tercera laguna, La Negra.

Los lugares que recorrieron Gachy, Raúl y sus amigos una semana atrás, hasta hace unos 12.000 años estuvieron cubiertos por los hielos de la última glaciación, responsables de gran parte de la forma que hoy tiene el paisaje: lagunas encadenadas, grandes rocas modeladas y marcas dejadas por el hielo en ellas (estrías y formas en media luna), rocas erráticas dejadas por los glaciares, como describió el doctor en Geogragía Luis Bertani, que recorrió la zona con su colega y compañera de trekking Griselda Ostertag y luego escribió un notable informe.

Asombrosos paisajes en las lagunas. El corazón de la cuarta.

«También reconocimos otras formas del paisaje que fueron originadas luego que se retiraron los hielos, tal como ese inmenso abanico aluvial que formó el Arroyo Pincheira y que dividió una gran laguna original en las dos actuales: Epulafquen Superior e Inferior», agregó el geógrafo.

«En el recorrido para llegar a la laguna Chaquira pudimos ver todo eso y mucho más. Flores hermosas, helechos, vertientes de agua cristalina, cascadas y diversidad de aves que parecen saludar el paso del visitante», continuó.

«Es así, todo es impresionante», coincide Gachy. «Es súper recomendable ir, la salida estuvo espectacular», agrega y relata el paso a paso de su grupo, planificado con un objetivo central: llegar hasta la sexta laguna, la única que les faltaba conocer.

Rumbo a la costa este de la cuarta laguna, La Chaquira, que cruzaron en los botes inflables.

Zona de acampe en la cuarta laguna. Fotos: Gachy Cabrera.

Lo primero fue llegar en vehículo al camping de la segunda laguna, hasta donde se puede acceder en auto o camioneta. Desde ahí caminaron por la orilla, hasta encontrar el sendero que conduce la tercera laguna.

Navegando en La Chaquira, la cuarta laguna.

Vista de la cuarta laguna.

Desde ahí hay dos opciones para llegar a la cuarta: la ruta que va por arriba, por la barda o encarar por el bosque, pelear un poco con las lengas y los ñires y desembocar en la orilla otra vez.

Trekking hacia la sexta laguna. Crestones de fondo.

Así lo habían planeado, para sacar los botes de la mochila, inflarlos y cruzar La Chaquira navegando a puro remo: llevaban mucho peso y era la mejor opción. De ahí continuaron el trekking.

La hermosa sexta laguna. Fotos: Gachy Cabrera.

De regreso de la sexta laguna.

La sexta les resultó pequeña en comparación a las otras cinco, pero igual de hermosa. Ahí montaron el campamento y al día siguiente fueron a disfrutar de la quinta, a remar en los botes.

El campamento en la sexta laguna.

Día dos: a explorar la quinta laguna, La Chaquirita

Gachy, feliz en La Chaquirita, la quinta laguna.

“La idea era llevar los botes y navegarla. Salimos a las 9 y llegamos 11.30 a la laguna. Fue increíble el momento. Volvimos al campamento a las 15, lo desarmamos: dos viajeros montaron todo el equipo a los botes y cruzaron La Chaquira y dos nos fuimos caminando por el sendero establecido”, relata Gachy.

La quinta laguna.

Y agrega: “Nos reencontramos con nuestros compañeros, recuperamos las mochilas y atravesamos el sendero hacia la tercera y luego pasar por la segunda o superior. Fin de una hermosa aventura”.


Los servicios que ofrece el camping y cuánto cuesta

Está en la segunda laguna y tiene proveeduría. La entrada vale 500 pesos para pasar el día y 1000 por día por persona si te quedás a acampar. Hay Wi fi y en el área de parrillas hay iluminación y agua potable, mesas y bancos de madera de cara a la laguna. No está permitida la navegación a motor.


La batalla en las Lagunas de Epulauquen y el tesoro enterrado

«El 14 de enero de 1832 tuvo lugar en las Lagunas de Epulauquen, la batalla definitiva contra los hermanos Pincheira a manos del general chileno Manuel Bulnes. Esta batalla, llamada de “Las Lagunas” o “de Coyamuelo” permitió erradicar definitivamente el accionar de esta banda. Algunos consideran que esta fue la última batalla contra el ejército realista en territorio Argentino«, escribió el doctor en Geografía Luis Bertani.

La reconstrucción de la batalla en las Lagunas de Epulauquen. Foto: Juan Thomes

«El tesoro que poseían los hermanos Pincheira, dicen, quedó en algún lugar de Epulauquen. Algunos sostienen que los únicos que realmente sabían la ubicación del tesoro eran los hermanos varones y estaría oculto en una cueva natural cercana al bosque de Epulauquen, derrumbada por los hermanos para guardarlo definitivamente», agregó.


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