Avistaje de ballenas sei en Caleta Olivia: un destino único en el golfo San Jorge
Desde hace algunos años, regresaron las ballenas sei a las costas de Caleta Olivia. Crece el llamado "turismo azul" en la localidad.
Históricamente Caleta Olivia ha sido asociada a la industria petrolera de Santa Cruz. Fiel testigo de ello son el escudo de la localidad y el enorme monumento al obrero «El Gorosito», dos símbolos de la fuerte raíz petrolera del lugar. Sin embargo en los últimos años, la ciudad se transformó en un nuevo punto de avistaje de cetáceos por el regreso de las ballenas sei a las costas del golfo San Jorge y con ellas llega la posibilidad de potenciar el llamado «turismo azul».
Cerca de 100 años atrás, las ballenas sei habían desaparecido debido a la caza comercial llevada adelante por las factorías instaladas en la región. Estos enormes cetáceos, que miden hasta 18 metros de largo y pesan más de 20 toneladas, regresaron hace unas dos décadas atraídos por el alimento que les brinda el Golfo con sus bosques de macroalgas.
Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), la ballena Sei es una especie en peligro de extinción, pero con una población creciente. El último informe de esta asociación marca en 50.000 el número de ejemplares en todo el mundo.
Científicos del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET) y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco estiman en 2600 la cantidad de ejemplares que se acerca al golfo San Jorge entre enero y junio.
Ballenas sei en Caleta Olivia: contacto visual desde la orilla y sin embarcarse
Las autoridades de Caleta Olivia han iniciado, desde hace unos años, un proceso de puesta en valor de la presencia de ballenas en sus costas e incentivo el desarrollo del “turismo azul”, como parte de sus actividades principales.
“El cambio de imagen de Caleta comenzó con la idea de ofrecerle una mirada al mar. Tenemos al golfo San Jorge que nos abraza todos los días y nos muestra que hay una diversidad impresionante de fauna y de flora”, explicó Valeria Negro, subsecretaria de turismo de Caleta Olivia.
Esta “diversidad impresionante”, fue el motor para propiciar lo que se conoce como «turismo azul», una tendencia que crece a nivel mundial y que propone una forma de vincularse con el mar promoviendo la contribución positiva a las comunidades locales y la preservación a largo plazo de los recursos marinos.
Ballenas sei en Caleta Olivia: «hay que ordenar legalmente» las propuestas de embarcaciones
Desde el Municipio trabajan para llegar a fin de año con embarcaciones y propuestas que permitan un contacto más cercano con las ballenas respetando su entorno. “Las ballenas vienen en diciembre y para junio ya se ve menos cantidad, aunque alguna queda. Como están muy cerquita, se las puede ver y, cuando haya embarcaciones, no habrá que viajar mucho para verlas. Navegás cinco minutos y ya las encontrás”.
“Somos una ciudad costera, pero nunca se explotó todo este potencial. Entonces, hay que hacer estudios desde cero y ordenar legalmente para poder llevar adelante estas propuestas de embarcaciones que, seguramente, salgan desde el puerto”, explica Negro.
Esta nueva experiencia que propone Caleta Olivia no compite con el clásico avistaje de ballenas que se realiza en Puerto Madryn o en otras localidades porque son diferentes especies: “Las ballenas sei nos visitan entre diciembre y junio y, a Puerto Madryn, llega la ballena franca entre julio y diciembre”, detalló Valeria. “Por eso hablamos de un complemento, que permite pensar en un recorrido en el que se pueden visitar distintas regiones y que haya propuestas para ver ballenas durante todo el año”.
“El Golfo San Jorge fue declarado un punto de esperanza, porque es un lugar que no está explotado comercialmente, y las ballenas no han sido invadidas, se sienten muy cómodas acá. Ecológicamente, se encuentra muy bien cuidado y por eso las sei han elegido este lugar como su hogar”.
Contar con las ballenas sei de visita durante varios meses al año, le ofrece a Caleta Olivia una enorme posibilidad de desarrollar el llamado “turismo azul”, que se basa en el respeto a la naturaleza y en descubrir los misterios que habitan en el mar. El desarrollo de esta actividad trae aparejadas diversas oportunidades económicas en las comunidades locales como alojamiento, transporte, actividades recreativas.
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