Patagonia de película: así es el increíble trekking de «La era del hielo» en el norte de Neuquén

En el espectacular Cajón del Covunco se llega a la asombrosa piedra encajada que parece una versión gigante de la bellota de la famosa película. Es al final de un recorrido de 5 km entre paredones de unos 150 metros de altura avanzando contra corriente por el agua tibia del arroyo que nace en el volcán Domuyo. Lo que hay que saber para ir y la leyenda del cacique que se convirtió en una inmensa roca.

El punto culminante del recorrido. En la curvita que da el arroyo asoma la roca gigantesca encajada entre los paredones. Fotos: Gachy Cabrera.

Entre las aventuras de Raúl y Gachy cuando salen a explorar el norte neuquino desde Chos Malal, donde viven, la de recorrer el Cajón del Covunco es una de sus favoritas. Son cinco mágicos kilómetros contra corriente en el arroyo que atraviesa paredones de basalto que llegan a los 150 metros de altura entre los que sobrevuelan los cóndores. El agua es tibia, porque nace en el deshielo a unos 3.600 metros sobre el nivel del mar en el volcán Domuyo y levanta temperatura cuando pasa por los géiseres que brotan a unos 80°C antes de encajonarse. Este año, debieron esperar a fines de marzo para armar esta salida, porque después de un invierno nevador, el agua venía fuerte y alta en el verano. Si todo el recorrido es una maravilla, el final es con el premio mayor, el que todos esperan ver: esa enorme roca encajada entre los paredones que parece una versión gigante de la bellota de “La era del hielo”. El arroyo pasa por debajo y los más audaces también, para irse con la foto más buscada. Ese cierre de película tiene su propia leyenda nativa, la del Cacique Domuco que se convirtió en una piedra inmensa y se sacrificó así para separar las tierras de sus hijos que peleaban por la herencia.

El comienzo del recorrido. Vista panorámica del Cajón del Covunco. Hay que bajar para empezar a recorrer el arroyo.

Aventuras en el paraíso

El descenso al arroyo dura unos 20 minutos.


Raro que Raúl y Gachy pasen un fin de semana sin armar un trekking: hay demasiadas tentaciones para ellos en esta joya de la Patagonia agreste y profunda. Aman salir a caminar entre picos nevados, volcanes, arroyos y ríos que cobran forma cuando se derrite la nieve en su largo camino para irrigar las chacras de los valles, cascadas a metros de la ruta y otras escondidas, lagunas encadenadas que invitan a descubrirlas y a pescar una buena trucha y tantas otras maravillas, entre pumas que merodean en busca de su presa, crianceros que intentan evitar que sean sus ovejas y chivos y esas leyendas que tan bien relata Don Isidro Belver, como la del cacique Domuco.

Panorámica del Cajón del Covunco.

Como Raúl y Gachy, Don Isidro ama esta tierra desde que llegó como sacerdote a misionar enviado por don Jaime de Nevares pero un día dejó los hábitos y se dedicó a enseñar primero y a contar la historia de su lugar en el mundo después. Como le gusta decir desde Huinganco, es una bendición que el norte neuquino permanezca afortunadamente aislado en su pureza, esa que salen a explorar Raúl y Gachy cada vez que pueden.


Ella es baqueana experta y él guía habilitado de alta montaña, de trekking y senderista. Juntos montaron la agencia Domuyo 4709 (la altura del volcán) desde donde organizan salidas con clientes aventureros o se embarcan en travesías con amigos o solos, por el placer de ir. Cada vez que lo dejan, se prende Buhl, el ovejero belga que cuando ve que empiezan a armar las mochilas mueve la cola y se pega a la camioneta, como avisando que no quiere quedarse afuera. Pero esta vez no hubo caso, porque hay que avanzar contra la corriente en el arroyo y por tramos el agua puede llegar hasta el pecho. Además, en el cajón suelen meterse los chivos que conocen como nadie los atajos para llegar a las mejores pasturas y dan clase de equilibrio entre piedras y paredones. Y si hay chivos pueden estar cerca los perros de los crianceros que defienden el territorio y mejor evitar el riesgo de trifulca.


La aventura que se aprestaban a vivir es una de las más atractivas en esta tierra que conocen como pocos de tanto caminarla, conversar con los puesteros, hacerle paso respetuoso a los arrieros que van en diciembre a las tierras de veranada y vuelven por estos días a las de invernada, compartir una torta frita y un mate, escuchar sus experiencias, valorar su sabiduría.


Paso a paso, rumbo al Cajón del Covunco


Lo primero es hacer 34 kilómetros desde Varvarco por el ripio y la tierra de la 43, llegar a la casa del guardaparque del Área Natural Protegida Domuyo y registrarse. Ese es el punto de salida de un trekking que dura entre seis y siete horas y que recomiendan hacer a paso tranquilo para disfrutar de ese paisaje de ensueño metro a metro mientras se hace el descenso de unos 20 minutos hasta el arroyo Covunco con cascos y bastones y una muda de ropa y calzado en la mochila, porque empaparse es inevitable.




Mojarse vale la pena, porque después de esa bajada de 20 minutos y una vez en el cajón hay que avanzar por el arroyo y a veces por las piedras, siempre con cuidado, entre esos inmensos paredones que se elevan al cielo, los cóndores que hacen sus nidos en las alturas y los chivos equilibristas que no sufren de vértigo a los costados de esas increíbles geoformas surgidas de la combinación de la acción volcánica con la erosión del agua. En los tramos más angostos puede llegar al pecho, así que mejor que guardar el celular y la cámara y levantar la mochila con los brazos hasta que baja, mientras la sensación de atravesar una zona pura, virgen, alucinante, deslumbra a quienes se aventuran, que cada tanto pregunta cuánto falta para llegar a la bellota.



Como en las buenas historias, lo mejor está al final: ahí, después de una curva, inmensa, aparece incrustada entre los paredones. Tiempo de contemplarla, sorprenderse y hacer fotos.



Por si faltara un detalle, después de la roca gigantesca hay una cascada. Lo que sigue es volver a la casa del guadaparque, el punto final de uno de los mejores trekking de la Patagonia.


Cuándo se puede hacer el trekking en el Área Natural Protegida Domuyo

* El arroyo Covunco nace a 3600 msnm en las cumbres del complejo volcánico Domuyo y se nutre del agua de los deshielos. En su camino hasta desembocar en el río Varvarco se abre paso entre altas paredes con restos de lava volcánica y basalto que superan los 150 metros de altura.

* Avanzando desde Varvarco por la ruta provincial 43 hacia el norte se llega a dos cañadones impactantes: el Cajón del Atreuco, puerta de entrada al Área Natural Protegida Domuyo y más tarde al Cajón del Covunco, donde hay un mirador natural con hermosas panorámicas.

* Estos sectores se pueden recorrer en su interior sólo con guía habilitado de enero a marzo. Excepto permisos en abril, el resto del año hay veda para preservación de la fauna del lugar. Por ejemplo, el pato de los torrentes.

*El área protegida de 92 mil hectáreas fue creada en 1989 con el objetivo de preservar especies de la estepa altoadina y vestigios arqueológicos prehispánicos.


Cómo llegar al Cajón del Covunco


* El Área Natural Protegida Domuyo está 538 kilómetros al noroeste de Neuquén capital.
Si se toma como referencia esa ciudad como punto de partida, hay que ir por la ruta nacional 22, empalmar con la ruta nacional 40 hasta Chos Malal (hay dos estaciones de servicio para cargar combustible) y desde ahí tomar la ruta provincial 43 que pasa por Andacollo y Las Ovejas, el pueblo hasta donde llega el asfalto.

* Desde ahí hay que seguir por ripio y desde Varvarco son 34 km para llegar a la casa del guardaparque tras ingresar al área protegida al pasar por el cajón del Atreuco. Luego de un puente, se continúa por la misma ruta pasando por el paraje Aguas Calientes, desde donde hay 14 kilómetros hasta el Cajón del Covunco.


* Para acceder al trekking es requisito ir con guías habilitados y registrarse en la casa del guardaparque, pero la realidad es que muchos ignoran ambas disposiciones. En el área protegida hay pumas, zorros colorados, chinchillones, cóndores, águilas moras y varias especies más de aves altoandinas. En varios de los arroyos del área protegida habita el pato de los torrentes.


La leyenda del cacique que se convirtió en una roca inmensa

Así la relata el historiador Isidro Belver.

«En tiempos en que el Domuyo escupía fuego y humo, todo era dominio del Cacique Domuco, dueño de las aguas curativas milagrosas del Covunco que nacían de los resuellos de géiseres, olletas y surgentes del propio corazón del más grande cerro de la Meliwitranmapu.

Viendo próximo su final en esta vida, Domuco, con sus brazos extendidos, mirando el gran valle del Malbarcó decidió repartir su tierras de la Pirevutanmapu. Para el hijo Lavkencopicun quedaron las tierras de la derecha, bendecidas por las Gawkupoñi con hermosas veranadas, lagos, bosques, ríos, arroyos y lagunas del Newenken sagrado. A Mahuilli, le tocaron las tierras de la izquierda, guanacos, llamas, mulitas, huemules, pumas y zorros, los fértiles valles de invernadas, río y arroyos con sus riquezas de oro, plata y minerales diversos, a la vera de la gran Cholloimahuida y bajo la protección del Namunchoyke.

Vivieron en paz hasta que comenzaron a quejarse por la herencia de uno y otro, y sobre todo a discutir y pelearse fieramente por quién se iba a quedar con las aguas sanadoras. Ya era una pelea permanente entre sus hijos avanzando cada vez mas uno contra el otro por ver quién se quedaba con las aguas milagrosas. Junto a Nguenechen desde la Henumapu, veía dolido las eternas peleas de sus hijos y le pidió ayuda y protección. Pero ni Nguenechen con toda su sabiduría y ciencia, pudo encontrar paz entre los hermanos.

Entonces, Domuco, le pidió prestados por un tiempo todos sus grandes poderes a Nguenechen. Y en un gesto extremo de amor supremo de padre, convirtió a sus hijos en profundas bardas de roca y para que no hubiera más diferencias ni peleas, él mismo se convirtió en una roca inmensa, que caída del cielo, se colocó en medio de las ambiciones de los hermanos separándolos eternamente.

Desde entonces, las aguas del Covunco, corrieron libres, milagrosas, cálidas y beneficiosas para todos los pehuenches, bajo la protección de Domuco, que se sacrificó por la paz entre sus hijos».

Significados:

* Domuyo = Mujer origen, creadora

* Domuco = agua del Domuyo

* Covunco = agua caliente

* Meliwitranmapu = cuatro partes de la tierra

* Malbarcó = Corral, querencia, valle del agua amarga

* Newenken = Fuerte, con coraje, con ímpetu

* Pirevutanmapu = gran tierra de la nieve, como se conocía el hoy departamento Minas

* Meliwitranmapu = cuatro partes de la tierra

* Lavkencopicun = laguna y agua del norte

* Gawkupoñi = Papas lavadas, constelación de las Pléyades, Siete cabrillas

* Mahuilli = Montaña del sur

* Cholloimahuida = Cordillera del viento

* Namunchoyke = pie de avestruz, la cruz del sur

* Henumapu = tierra de arriba, cielo

* Nguenechen = divinidad, ser supremo

* Pehuenches = originarios habitantes del Neuquén, del pehuén


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora