Volvió a Bariloche la feria que lleva las verduras de la huerta a la plaza

La feria del barrio Belgrano arrancó antes la temporada este año. Es un clásico de la economía popular que crece y suma a pequeños productores de toda la zona cordillerana. Es alternativa natural pero también una experiencia comercial.

Una nutrida oferta de verduras frescas de hoja, rabanitos, nabos, aromáticas, huevos, miel, plantines de flores y también dulces, panes y otros productos elaborados presentó este sábado la feria de Horticultores del Nahuel Huapi, que volvió a funcionar en la plaza Belgrano, con productores de Bariloche y parajes cercanos.

La feria que reunió esta vez una docena de puestos ya es un clásico de las temporadas de verano y tiene un público fiel, que se interesa en la alimentación sana y la producción orgánica. Aunque también hay un componente de solidaridad con la agricultura familiar, que se nota en cada intercambio.

La feria esta vez comenzó más temprano que nunca, ya que la primera cita suele ser en diciembre. “Decidimos venir ya este sábado porque la primera producción ya está, y porque en las redes nos preguntaban todo el tiempo cuándo arrancaba” dijo una de las impulsoras históricas de la feria, Fabiana Goye, de Colonia Suiza.

Hubo varios puestos de agricultores de El Manso y también de El Bolsón, que agrupó la producción de las huertas comunitarias de esa localidad y lució como el mejor provisto. Desde poco después de las 11 trabajó con cola permanente y entrega de números para ordenar la atención.

Alguien explicó que en El Bolsón “por el clima y la menor altura” las hortalizas se dan antes que en Bariloche y su zona circundante. Aprovechar ese diferencial es un plus de la feria, que se consolida edición tras edición.

Natalia Fatun, del paraje El Manso, y Etelvina Diez, de Río Villegas, compartieron puesto y dijeron que si bien el grueso de la oferta se va a ver en las próximas semanas, no podían faltar porque “eran muchas las ganas de volver”. Llegaron con panificados, dulces, aromáticas y prometieron las primeras frambuesas para mediados de diciembre.

Oscar Santana, también de El Manso, sorprendió por la calidad de sus plantines (tomate y zapallo, entre los más requeridos) y también llamó la atención Laura Spinelli, del barrio Jockey Club de Bariloche, con sus ensaladas de vegetales producidos con hidroponia, que incluyen lechuga, apio, espinaca, rúcula y mostazas, mezcladas con flores.

La productora dijo que para ella es una salida económica importante, que se suma a la venta particular. Y que el contacto con la gente le sirve también par difundir saberes e iniciar en la hidroponia a los que se animen. “No es solo las ventas que uno puede hacer, disfrutamos esto a nivel personal, es una cultura”, explicó.

Otra productora dijo que “el espíritu es que uno produce para autoconsumo y vende el excedente. Acá no hay ninguna empresa”.

Cada año se suman nuevos puesteros, como Natalia Gerolami, del mismo barrio Belgrano, que ayer debutó en la feria con sus lechugas y acelgas orgánicas producidas en invernadero, y que logró vender con rapidez.

Desde Villa Llanquín llegó Chabela Toro, casi infaltable, con sus vistosas lechugas, mostazas, cilantro “que este año está increíble”, aromáticas y huevos de gallinas criollas. Dijo que en 14 años solo faltó dos sábados y que se siente “orgullosa” del espacio que lograron consolidar con el esfuerzo colectivo de la asociación.


Las rarezas, los clásicos y los intercambios de experiencias


En la feria nunca faltan las rarezas y novedades. Por ejemplo Paula Cowes pobló su mostrador de tés orgánicos de cedrón, orégano y paramela; también de hongos de pino y morillas, condimentos difíciles de hallar en otros sitios como las habas en polvo, los coloridos huevos de gallina araucana (prometió otros de pavo, para la próxima) y los plantines de aloe en macetas biodegradables, confeccionadas con yerba.

En el puesto de El Bolsón llamó la atención (y encontró muchos compradores) el sabroso nabo variedad “hacurei”, que se podía probar allí mismo.

El técnico del INTA (y uno de los creadores de la feria) Julio Ojeda dijo que la experiencia está cada vez más extendida y “ya anda sola”. Aseguró que este año la producción hortícola de baja escala, típica de los barrios barilochenses, “viene mejor que el año pasado”. Señaló que para esta época de primavera “lo clásico es la verdura de hoja” y que los frutos recién aparecerán a partir de enero.

Repasó los asistentes a la feria del sábado y dijo que había gente de Colonia Suiza, Pilar II, Nueva Jamaica, Ñirihuau Arriba, Villa Llanquín, El Bolsón, El Manso y Dina Huapi.

Aseguró que el movimiento huertero cada vez es más amplio, según pueden comprobar desde el programa Pro Huerta, que comenzó hace dos meses con la distribución de semillas.

Ojeda también dijo que en la búsqueda de “fortalecer la producción” una de las herramientas nuevas que empezaron a difundir es la “manta térmica”: una cobertura de material fino y superliviano que se pone sobre las plantaciones solo en las noches frías y que permite “atemperar 3 ó 4 grados”, sin necesidad de montar un invernadero.

También fueron de gran ayuda, dijo Ojeda, las compras comunitarias de nylon, abono orgánico, semillas y plantines de frutilla y de papa, de las que participan cada vez más productores.


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