Violó a su hija en la celda de una comisaría de Bariloche

La Justicia lo condenó a 21 años de prisión porque unificó esta pena con una anterior por homicidio.

Un hombre que había sido condenado a finales de 2010 a 13 años de prisión por el homicidio de su vecino Martín Pacheco, recibió en noviembre del año pasado una segunda condena. Los jueces le impusieron 11 años de prisión por el abuso sexual con acceso carnal de su hija, que entonces era una niña.

El tribunal que condenó al imputado (cuyo nombre no se difunde para resguardar la identidad de la víctima) sostuvo que los abusos habían ocurrido entre diciembre de 2015 y febrero 2016, en el calabozo de la comisaría 27 del barrio Melipal, cuando el acusado se encontraba alojado en esa unidad policial cumpliendo su primera condena.

Fuentes judiciales recordaron que el calabozo está a pocos metros del espacio donde está habitualmente el personal policial y que los abusos sucedieron cuando la niña concurría a visitar a su padre.

Los jueces Bernardo Campana, Héctor Leguizamón Pondal y Gregor Joos resolvieron el miércoles unificar la pena en 21 años de prisión contra el hombre condenado.

El fiscal Martín Govetto había pedido al tribunal que le unificaran la pena de manera aritmética. Es decir, sumar las dos condenas. Por eso, había solicitado a los jueces que lo condenen a 24 años de prisión.

Sin embargo, el defensor oficial Marcelo Álvarez Melinger se había opuesto a aplicar ese criterio y había pedido al tribunal que haga una composición entre las dos condenas.

Govetto recordó que el hombre había sido condenado a finales de 2010 a la pena de 13 años de prisión como autor del homicidio de Martín Pacheco.
El crimen de Pacheco sucedió la madrugada del 11 de abril de 2010 en el barrio INTA. Según la sentencia condenatoria que, después el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro confirmó, el imputado había atacado la vivienda de Pacheco, que estaba ubicada en la calle Modesta Victoria. No estaba solo. Lo hizo junto a varios familiares.

Govetto explicó que mientras estaba detenido y cumpliendo la pena, el condenado abusó de su hija, que tenía 13 años en ese momento en el calabozo de la comisaría 27, en los horarios de visita.

Recordó que hubo más de un abuso. Por eso, había pedido el doble de la pena que finalmente le impusieron. Y enfatizó que los abusos ocurrieron a metros de los policías. El caso se conoció por la denuncia de la niña.

Alvarez Melinger alegó que su asistido se encontraba en tratamiento penitenciario cuando cometió los abusos. Y recordó la imposibilidad que existe en el sistema provincial para que los internos accedan a un tratamiento efectivo como indica la ley.


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