Vieja locomotora de “La trochita” en paseo del bicentenario
En el marco del Paseo del Bicentenario, en la avenida 9 de Julio de Buenos Aires, se exhibe, desde ayer, una locomotora a vapor del antiguo ramal de trocha angosta que comunica las localidades de Ingeniero Jacobacci, Río Negro y Esquel, Chubut.
La línea de 402 kilómetros de recorrido, la más extensa en todo el mundo para una trocha de 0,75 metros de ancho, se inauguró oficialmente hace 65 años: el 25 de mayo de 1945; y prestó servicios a numerosas poblaciones rurales durante casi medio siglo.
En la década de los `90, tras la privatización de Ferrocarriles Argentinos, el ramal fue clausurado y sólo pudo ser recuperado para servicios turísticos por cuenta de las administraciones rionegrina y chubutense.
Desde la cabecera de Esquel el viaje hasta el paradero del paraje Nahuel Pan, de 40 minutos de duración, se cumple regularmente tres veces por semana; y desde Jacobacci, de donde procede la locomotora que se muestra en Buenos Aires, las salidas no tienen frecuencias fijas.
Sergio Sepiurka, de la asociación Amigos de La Trochita, de Esquel, sostuvo que “la obra fue realizada por el Estado Nacional con el objeto de propender al transporte de cargas y pasajeros, como parte de los ferrocarriles patagónicos de fomento”.
“El contexto recesivo posterior a la primera guerra mundial limitaba los fondos requeridos, y la trocha angosta fue visualizada como una posibilidad cierta, así como es posible que la elección de la trocha de 0.75 metros haya sido favorecida por la disponibilidad de locomotoras” añadió.
En diálogo con Télam el especialista opinó que “por sus características mecánicas y el maravilloso paisaje de precordillera que atraviesa, La Trochita es una especie de leyenda, que atrae viajeros de los rincones más alejados del planeta”.
“En gran medida esa leyenda creció en el corazón de los trabajadores ferroviarios que conservaron la originalidad del funcionamiento de sus máquinas a vapor, y en el rico anecdotario de la vida cotidiana de los pobladores patagónicos que lo tuvieron como elemento indispensable para romper el aislamiento que imponían del frío y la nieve” agregó.
Luego acotó que “también son imborrables y se transmitieron por tradición oral las vivencias de los numerosos contingentes de mochileros que viajaron en La Trochita en los `60, cuando toda una generación de argentinos salió a descubrir este lejano sur”.
La silueta de una locomotora a vapor con su blanco copete elevado al cielo es una de las postales que más identifica la región sudoeste de Río Negro, atravesando pueblos de nombres de particular sonoridad como Mamuel Choique, El Maitén o Leleque, Lepá.
El escritor Elías Chucair, 84 años, residente en su Jacobacci natal, asegura que “el paisaje del sur patagónico quedó en silencio cuando se dejó de escuchar al agudo silbato de La Trochita anunciando su partida”.
“El viaje entre Jacobacci y Esquel duraba unas 17 horas, por la enorme cantidad de curvas y subidas, así que los pasajeros teníamos tiempo de contarnos nuestras vidas, conocernos y compartir historias” recuerda con emoción y nostalgia.
Esas mismas sensaciones, quizá, sean transmitidas en estos días de fiesta nacional a los miles de visitantes que admiren en el metropolitano Paseo del Bicentenario la vaporera Baldwin, fabricada en Estados Unidos en 1922, una verdadera joya histórica.
En Esquel, como parte de la recordación del 65º aniversario de la inauguración del ramal, será habilitada este fin de semana una exposición de fotos originales captadas por el ingeniero Bruno Thomae, director de las obras allá por los años 30`.
Bajo la responsabilidad de Thomae se construyó un túnel de 110 metros atravesando la montaña y un puente de 105 metros de largo, obras de ingenierías asombrosas que suman atractivos a la famosa Trochita. (Télam).-
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