Video: con su viejo camión, Richard cruza el río Neuquén para poder trabajar

Junto a "Anzuelo", su Mercedes Benz modelo 81, traslada madera hacia los aserraderos de la zona. Pese al cariño que le tiene, aspira a cambiarlo por uno más nuevo para agilizar sus tareas.

«Un buen tipo, que labura para ganarse el sustento». Así lo describen las personas que conocen a Richard Cofré, el intrépido camionero que sortea los ríos para poder trabajar. En ocasiones, tiene que cruzar un brazo del río Neuquén, en Barda del Medio, junto a «Azulejo», su viejo Mercedes Benz, para trasladar madera hacia los aserraderos de la zona. A los 17 años se emancipó para sacar el carnet de conducir y, desde entonces, sus días trascurren a bordo de su camión. RÍO NEGRO te cuenta su historia.

Similar a la historia del pulpero, Richard le hace frente a los obstáculos que se le atraviesan cuando recorre las calles trasladado el cargamento que le demandan sus clientes. A falta de un puente, el hombre cruza casi a diario un brazo del río Neuquén con su viejo camión, en Barda del Medio, por más caudal que traiga el afluente.

Cofré nació en Centenario, pero siempre vivió en Campo Grande, en San Isidro. Aseguró que eligió vivir allí por la tranquilidad del pueblo, donde se puede dejar una bicicleta afuera sin el temor de no encontrarla al otro día. «Un lugar privilegiado en los tiempos que vuela», enfatizó el muchacho.

Su amor por los camiones nació a los 17 años, según recordó. Contó que cuando estudiaba para sacar el carnet y así poder trabajar, tuvo que emanciparse. Sólo así podía trabajar y manejar el camión Chrevrolet 60 que pertenecía a su padre. Entraba más tarde a clase que el resto de sus compañeros, porque debía trabajar en el transporte pesado. Desde allí, durante toda su vida, no ha parado de trabajar.

Richard Cofré, el camionero que sortea los ríos. (Foto: Gentileza).

Allá por el 2007 tuvo un aserradero, pero la situación económica venció todo su esfuerzo y no pudo más con él. «Son esas cosas que pasan en el país que para los emprendedores, a veces, se pone bastante complicado», acotó Richard.

Junto a «Azulejo», su viejo camión Mecedes Benz 1114 modelo 81, se las rebusca para siempre tener trabajo. Señaló que, pese a al desgaste de los años, le da tristeza cambiarlo, pues «se conocen de memoria»: «Le tengo un cariño muy grande».

Sin embargo, confesó que una de sus aspiraciones es poder comprarse uno en mejor estado para poder trabajar más. De todas formas, por ahora se mantiene, ya que él mismo se encarga de arreglarlo cada cada vez que se rompen los elásticos, las ruedas y el motor.

A bordo de su viejo compañero, en muchas ocasiones tiene que enfrentar las adversidades climáticas de la zona, de una manera intrépida y arriesgada, para ganarse el sustento día a día.

Así, se lo puede ver manejando al viejo Mercedes por el paraje «el 15», donde hay un salto de compuerta grande que da paso al agua que proviene del río Neuquén. Se forma un brazo «espectacular» que abastece y asegurar el riego.

En ese lugar no hay puente y debe cruzar para trasladar los enormes troncos de madera y los rollizos que él mismo corta y fracciona, para poder venderlos.

Cofré contó que, la mayoría de las veces, compra la madera de los álamos a los chacareros de la zona, para luego venderla a los aserraderos de Centenario y El Chañar, entre otros. Va buscando las oportunidades, ya que los mismos aserraderos suelen contratarlo para llevar sus productos, los chacareros lo hacen para trasladar la fruta y de esta manera también dar trabajo a gente que subcontrata.

Pese al sacrificio, Richard es un apasionado por su trabajo. «De este rubro me gusta la adrenalina de buscar día a día el sustento, aunque da mucha tristeza la condición económica y es muy difícil salir adelante», remarcó.

«Si bien es complicado, me gusta mi trabajo. He cosechado muchos amigos, desde cuando tenía aserradero. Amo mi libertad de salir todos los días y poder unir y ayudar a la gente», subrayó el hombre.

Mayor de sus tres hermanas, hijo de Margarita Pilar Pasene y de don Luis Gabriel Cofré, Richard Cofré es el resultado de la buena enseñanza, educación y de valores humanos. Querido por los vecinos y también respetado, por lo solidario y buena persona. Así lo define su amigo de la infancia y actual vecino, Miguel Reales.

Cuenta su viejo conocido que desde chico le gustaba los camiones y que trabajó muy duro hasta que pudo comprarse el suyo propio. «Siempre le tuve mucho aprecio por su humildad. Tiene un corazón muy noble y ayuda a mucha gente. Me gusta que se de a conocer la clase de persona que es», indicó Reales a Río Negro.

Richard corta las álamos él mismo para luego distribuir la madera a los aserraderos. (Foto: Gentileza).
Cofré también se encarga del mantenimiento de su camión. Por eso aspira a poder cambiarlo. (Foto: Gentileza).

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