Viajeros rionegrinos llegan a Londres, un pueblo mítico de Catamarca

Ana María Marinozzi, con su esposo Carlos Cano, quienes hace 50 días salieron desde Barda del Medio, a recorrer el país. Van por los pueblos, para conocer lugares y a su gente. Así llegaron a este lugar que los enamoró y así lo relatan.

Ana y Carlos en Londres, una localidad turística de la provincia de Catamarca, en el departamento Belén, a la vera de la Ruta Nacional 40.

Al kilómetro 4075 de la mítica Ruta 40, en la provincia de Catamarca, se levanta un pequeño y tranquilo pueblo que, llama la atención desde su nombre a su historia. Se trata de Londres, la localidad más antigua del país después de Santiago del Estero, que se fundó en 1553. Hasta allí llegó Ana María Marinozzi, con su esposo Carlos Cano, quienes desde hace 50 días salieron desde Barda del Medio, a recorrer el país, y no paran de sorprenderse.

Fueron a Mendoza, San Juan Catamarca, La Rioja y por estos días estaban recorriendo Tucumán. Ambos son docentes jubilados. Van en una casilla rodante, acampan en los lugares y sostienen que este es su viaje de egresados.

«Nuestra idea es conocer los pueblos, los lugares con su gente. Disfrutar y metrenos en cada pueblo, no desde un punto de vista marketinero, de lo que venden como turístico, si no desde la identidad», dice Ana y fue así que llegaron a este pueblo que los cautivó.

Londres tiene la característica de haber sido fundada 7 veces. Tantos idas y vueltas tienen que ver con que se vio destruida durante las intensas guerras calchaquíes y refundada, una y otra vez, aunque no siempre en el mismo lugar.

Ana María recuerda su paso por ahí e invita a conocerlo a través de este texto:

Hora de Siesta en Catamarca. Un camino sinuoso, casitas de adobe de un tenue rojizo se abren paso a la hora del descanso obligado. Un cartel pequeño en la esquina invita a la pausa; nueces confitadas y dulces caseros.

Don Fuensalida nos muestra orgulloso su casa que perteneció a su familia desde el 1853. Paredes altas, aberturas en forma de semicírculo, aperos, riendas y estribos colgados acompañan el recorrido hacia una galería abierta, dónde se abre paso un comedor.

Entrar es retroceder en el tiempo: armarios con lozas antiguas, cuadros con fotos y pinturas. Al centro una mesa con la vajilla del almuerzo, quizás interrumpido por visitantes como nosotros. Enseguida sirve una copa de vino patero dulce ‘que se lo compra a doña Rosa’, agrega ‘lo hace con todas las uvas que tiene’ y unos platos de postre con queso casero de cabra y su dulce de Ciruelas.

Calchaquíes es la denominación histórica recibida por la etnia que habitaban las actuales provincias de Salta, Catamarca y Tucumán.

Don Fuensalida se apasiona relatando y va reconstruyendo su pasado y pensando su sueños futuros mientras vamos saboreando dulces y vinos.

Al salir se visualiza casi al final un lustroso caballo que descansa en otro patio abierto de paredes cubiertas de diferentes enredaderas. Es otra época, el tiempo se tomó una pausa. Seguimos viaje cargados de bocaditos de nuez y dulce leche, nueces y nueces confitadas.

Londres este pequeño lugar llamado así por el rey consorte de Maria Tudor, guarda un tesoro: las ruinas Incas, Shinkal de Quimivil.

Se encuentra a 281 km de la capital provincial (pasando por Aimogasta, provincia de La Rioja).

Entre algarrobos y chañares se abren paso las ruinas, escaleras, construcciones, caminos. Mayra, nuestra guía, llena de significados los lugares: los cerros que señalan los puntos cardinales y el lugar de los dioses, el lugar de adoración y sus escalinatas de piedras que llegan a su cima, la plaza y muchas cosas más.

Es fácil imaginar la vida de sus antiguos habitantes a través de su relato. Caminamos entre las ruinas y ellas parecen hablarnos en cada paso. Un Museo guarda en su interior los tesoros de un imperio Cuyo mayor logro fue la comunicación. Sus caminos lograban comunicar y abastecer eficazmente a todo el imperio.

Unas llamas nos esperan en el patio. Descansan a la sombra de un chañar gigante. Animales sagrados del Inca. Mudos testigos de un Imperio que dejó sus huellas y su valiosa herencia.

Londres, Catamarca, atesora y exhibe con orgullo un lugar para visitar y soñar otros tiempos.


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