Norte neuquino: viaje a la tierra del cóndor
Al autor de esta nota le gusta viajar, le gusta escribir, le gusta fotografiar. Y como lo hace muy bien, lo invitamos a que nos cuente sus aventuras. Esta vez (como casi siempre) el escenario que recorre en la Patagonia es el norte neuquino.
Por Ricardo kleine Samson
ricardo.kleine@ricardokleine.com.ar
Allá, enfrente, la plena cordillera y una parte del Cordón de Flores. Dramático, totalmente nevado con su cielo absolutamente nublado y cuasi tapado de una densa neblina que anticipa otra fuerte nevada.
Y hace frío. En el opuesto cardinal, quien suscribe, tratando de sacar una foto decente mientras traduzco las emociones que provocan tanta belleza.
Y, de repente, un grupo de cóndores que nos sobrevuelan, cinco o seis… Se nos acercan, nos miran y se alejan para curiosear quiénes serán estas visitas que se han dignado venir a nuestras tierras.
Sueño a la vista
Y, entonces, el sueño de toda persona que le gusta la fotografía y le pide a alguno de los cóndores, porque a todos sería goleada, que se meta en la escena… ¡Que por favor se meta en la escena..! ¡Allá… un poco más allá…! Le ruego, le imploro ¡Ahí, quédate ahí! ¡Ni te muevas por favor! Le ordeno. Como aquel gol de Maradona a los ingleses, que en el último trancazo y después de eludir a varios jugadores contrarios desde la media cancha, y ya frente al arquero que le pide perdón por lo de Malvinas, le ordena a la pelota que se meta allá, en aquel costado del arco inglés, tan bien descripto por el negro Fontanarrosa…
Y el cóndor obedeció como la pelota al Diego y pude lograr esa toma que solo obedeció a la casualidad y al azar, pero tan linda que quedó.
Es común ver esta escena en las altas cumbres de la cordillera del norte neuquino.
“Ahí estaba, tratando de sacar una foto decente mientras traduzco las emociones que provocan tanta belleza”.
Del relato del autor
El cóndor sobrevuela majestuoso, dueño y señor, sin temerle a nada.
Está en sus dominios, en sus tierras y hace alarde de su elegancia para pavonear su pericia y asegurarnos que, aquí, manda él y nada le es ajeno…
Estamos en la zona del volcán Domuyo que, hasta donde sé, es la única montaña que no la mueve ni la fe.
En el camino
Un postal soberbia, que merece recorrer estos casi 570 kilómetros desde la ciudad de Neuquén, pasando por Zapala, Las Lajas, Andacollo, Varvarco y continuar por la Ruta Provincial 43 .
Y, un poco después, llegar al Cordón de Flores, para descubrir las bellezas de este norte neuquino con lugares distintos, únicos, que salen de lo común, que impactan por sus contrastados paisajes tan caprichosos y bellos.
Y qué decir de su gente y sus costumbres, amorosos y cordiales que recorren sus recodos, a caballo o caminando, con la misma prestancia y elegancia de su amigo el cóndor.
El punto exacto de esas fotos seria la mitad de camino de este recorrido:
https://goo.gl/maps/LKpZEAHarJHNNLPv7
Datos
- 570
- kilómetros separan a la ciudad de Neuquén del Cordón de Flores.
- $2.100
- cabañas de un dormitorio en Huinganco. De dos, $ 2.600. Con todos los servicios.
Por Ricardo kleine Samson
ricardo.kleine@ricardokleine.com.ar
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