«Verlos así duele mucho”, el relato del guardafauna que halló a los cóndores envenenados en el norte neuquino
En un operativo con colegas del norte de la provincia, Martín Muñoz cruzó el río Neuquén en un kayak para rescatar los cuerpos de las aves que murieron por cebos tóxicos . Se investiga quién los colocó y se analizarán muestras en Buenos Aires.
El primer indicio que los hizo sospechar de la utilización de cebos tóxicos fue el hallazgo de perros muertos envenenados. El segundo: los pobladores que avisaban que cerca del río Neuquén y la ruta provincial 39, entre Butalón Norte y Huinganco en el norte neuquino, habían divisado a cóndores que a lo lejos parecían inmóviles entre las bardas. Los guardafaunas decidieron ir hasta esa zona en dos camionetas y con un kayak en una de las cajas.
Martín Muñoz, de Varvarco, se subió a la embarcación y remó ese viernes frío y ventoso hasta la otra orilla. Había llegado hasta allí con sus compañeros guardafaunas de Regional Norte de Chos Malal, Las Ovejas y Andacollo. Caminó unos metros y fue entonces cuando observó de cerca a ese cóndor andino que yacía sin vida.
Apenas tres meses atrás, a comienzos de junio, filmaba y fotografiaba feliz el vuelo majestuoso de los reyes de la Cordillera de los Andes en el Cajón del Covunco.
Aquella mañana, un pichón se posó a unos dos metros y le regaló un momento inolvidable. Enseguida voló al encuentro de su familia y le entregó otra imagen de colección.
En ese mismo escenario, pero en mayo del 2020, junto al guardaparque Daniel Castillo siguieron durante cuatro horas y media a un pichón herido para que pudiera ser atendido por los veterinarios.
El dato de los paisanos de que un cóndor arrastraba un ala les dio la pista para poder encontrarlo y trasladarlo para que fuera atendido por veterinarios. en Neuquén y luego fuera llevado a Mendoza para continuar con su recuperación.
El viernes pasado le tocó experimentar el dramático reverso de la moneda: un gran ejemplar inerme y enseguida el hallazgo de otros dos cóndores muertos.
“Creo que cada persona que ve volar a un cóndor siente la alegría de ver algo impresionante. Y a nosotros que los cuidamos, que estamos en la protección, encontrarlos así nos da una tremenda tristeza -le dice Martín a Río Negro-. Imaginate, tantos años para que lleguen a ser adultos para terminar así… Y estaban grandes, sanos, uno lo trasladé en un kayak y era muy pesado”.
Continúa el relato: “Gracias a la gente logramos dar con ellos cerca del río y al menos rescatar sus cuerpos para que sean analizados. Son pérdidas grandes, especies en peligro de extinción, es muy doloroso. Buscábamos al resto de los cóndores para poder salvarlos, pero el temporal nos impidió seguir. Por eso pedimos que nos avisen o a cualquier institución si llegan a ver a ejemplares que no puedan volar o que estén en algún lugar parados por mucho tiempo”.
Como describe el guardafauna, el telón de fondo es la utilización de cebos tóxicos en los campos para proteger a las chivas y las ovejas, en especial en la época de las pariciones, de los pumas y los zorros.
“Nos ha pasado en varias ocasiones. Ya es medio común que pongan veneno para otros animales y terminen cayendo los cóndores. Y en realidad, no lo tienen que hacer con ningún animal, eso es lo que nos duele”, afirma Martín.
Como informó Río Negro. la directora provincial de Áreas Naturales Protegidas Lucia Redondo detalló que se tomaron muestras de las aves muertas y serán enviadas hoy a Buenos Aires donde serán analizadas por la Fundación Bioandina Argentina, la organización encargada del Plan Integral para la Conservación del Cóndor Andino.
La funcionaria explicó que el análisis de las muestras busca determinar cuál fue el agroquímico utilizado para envenenarlos.
Consideró que podría tratarse de la utilización de vísceras de un caprino que son utilizadas como cebos tóxicos para proteger al ganado más pequeño de potenciales depredadores -como pumas y zorros- durante época de parición. El cóndor es un ave que se alienta de carroña y consume de esos restos envenenados.
Lucía Redondo manifestó que la fiscalía realiza una investigación para determinar quién fue el responsable de colocar los cebos tóxicos y remarcó que hay que desalentar la utilización de agroquímicos fosforados para evitar la muerte de aves.
Es lo mismo que pide Martín. Se crió en esta tierra y dedica sus días a cuidar y fotografiar la fauna que la habita. «Hay que tomar conciencia: son pérdidas irreparables«, dice y se despide para volver al trabajo junto a sus compañeros guardafaunas de la Regional Norte.
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