Vélez se sumó a los milagros argentinos en la Copa Sudamericana
El equipo de Liniers hizo valer el gol de penal como visitante que anotó Thiago Almada en tiempo de descuento, si bien después empató Peñaol.
Vélez Sarsfield se clasificó anoche a los octavos de final de la Copa Sudamericana agónicamente, igual que lo hicieron un rato antes Defensa y Justicia y, sobre todo, Lanús, al empatar 1 a 1 con Peñarol, en Montevideo, y verse favorecido por esa conquista como visitante, luego del empate sin goles registrado la semana anterior en el partido de ida en Liniers
Por eso, el equipo argentino no lamentó el penal que le cometió el arquero ecuatoriano Alexander Domínguez a Sergio Núñez en el quinto minuto de descuento, ya que uno antes Thiago Almada había convertido el suyo para que los dirigidos por Mauricio Pellegrino, en su segundo partido como técnico velezano, lograran el pasaporte a la siguiente fase de la competencia, en la que enfrentarán al colombiano Deportivo Cali, que eliminó por penales a su compatriota Millonarios.
La paridad entre ambos equipos quedó demostrada al cabo de los 180 minutos repartidos entre Liniers y Montevideo, a pesar de que los uruguayos tienen en sus espaldas una importante carga competitiva que los argentinos, porque el certamen local oriental comenzó mucho antes que la Copa de la Liga Profesiional.
Por lo tanto, esa igualdad lo que marca es una diferencia de jerarquía entre ambos, ya que el rodaje de los orientales fue emparejado por la consistencia individual de los del Fortín.
Claro que ese equilibrio terminó igualando hacia bajo, lo que derivó en sendos espectáculos que de eso mismo tuvieron muy poco, y de haber contado con público, seguramente podría haber derivado en alguna silbatina de reprobación.
En el local de esta noche el técnico principal, Mario Saralegui, no pudo ocupar su lugar en el banco de suplentes porque debió cumplir la segunda de las tres fechas de suspensión que le aplicaron por una expulsión en la eliminación de Copa Libertadores en la fase de grupos, junto a 7.000 dólares de multa.
Su puesto lo ocupó como en Buenos Aires un emblema del fútbol uruguayo en general y de Racing Club en particular como Rubén Paz, pero ni siquiera con su presencia se inspiraron los futbolistas del carbonero.
Cuando la mano viene torcida, ni el tiro del final parece que va a entrar, como sucedió con la definición del partido, que sorprendentemente se registró cuando los 180 minutos formales ya habían pasado y en menos de sesenta segundos se produjeron y convirtieron dos tiros penales, uno por bando.
Claro que para desgracia de Peñarol y beneplácito velezano, el que anotó Thiago Almada después de un empujón que le aplicó Gary Kagelmacher a Ricardo Centurión sirvió para la clasificación visitante justamente por el gol anotado en esa condición, mientras que el de Cristian Cebolla Rodríguez no valió de nada.
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