Vegano, cruelty free y natural: nuevos modos de consumo

En los últimos años crecieron las opciones para un consumo consciente. Las industrias alimenticia, cosmética y de indumentaria son las más cuestionadas. ¿De qué se trata esta forma de producción?

A partir de la creciente producción vegana, libre de crueldad y/o biodegradable, las formas de consumo en nuestro país van cambiando. Es así que, en los últimos años, se fue consolidando el desarrollo pensado desde la concientización y responsabilidad con el medio ambiente, los animales y la salud de las personas.


Estos modos de producción y consumo abarcan innumerables rubros, pero la alimentación, cosmética e indumentaria es donde más se pone el ojo.

Bajo estas premisas del consumo consciente y crítico, es cada vez más fuerte el interés por las características de un determinado producto y por los efectos que genera durante el proceso de producción, en el uso o una vez desechado. En este sentido, el primer punto que los activistas consideran “fundamental” es la no utilización ni explotación de animales para fines de consumo.

El veganismo -término acuñado en 1944 por Donald Watson, un miembro de la Sociedad Vegetariana Británica- “extendió el compromiso de defender los derechos animales a todos los ámbitos de la vida más allá de la alimentación”, explicó Manuel Martí, cofundador de la Unión Vegana Argentina (UVA).

A pesar de ser un movimiento relativamente joven, este estilo de vida experimentó en los últimos años un vigoroso crecimiento. Según un estudio realizado en julio del 2020 por la UVA, la comunidad vegana-vegetariana en Argentina representa el 12% de la población, que equivale a más de cinco millones de personas.

Los maquillajes como GoVeganis se jactan de ser cruelty free.


Sin embargo, en general, el uso de animales para alimento, vestimenta, experimentación o entretenimiento continúa siendo muy elevado, aún cuando “es ampliamente reconocido el daño ambiental que genera”. Todo esto, claro, mientras la situación planetaria “está al borde de una hecatombe ambiental”.

Según resaltó Martí, “empresas grandes, medianas y pequeñas están cambiando y reconvirtiendo lo que producen, dejando de usar a los animales”. Pero claro, aún hay muchas marcas que lanzan productos “con un sello o denominación apto para veganos que no corresponde” o directamente “usan sellos falsos”.

Aquí es donde surge uno de los grandes problema del consumidor vegano o naturista, o al menos de los que no están tan informados: no saber qué es lo que se está comprando. Las etiquetas suelen ser difíciles de comprender, y ese es uno de los tantos motivos que resaltan la importancia de los etiquetados claros como así también de las certificaciones y las regulaciones.

Según la ONG “Te Protejo”, la industria de la moda se cobra anualmente la vida de 20 millones de animales salvajes cazados en trampas y de 40 millones de animales criados en granjas.


Andrea de Iacovo es la creadora de Boobamara, una marca de calzado vegano y libre de crueldad, hechos con materiales alternativos como vinilo sintético biodegradable, excedentes de textiles locales y yute, el material de los sacos donde viene el café, que es vegetal y biodegradable.

En particular, la industria del cuero animal, una de las más tradicionales en el país y proveedora de la industria del calzado, “no solo supone maltrato animal sino también una contaminación muy profunda”, explicó de Iacovo. Y considerando el avance de textiles de cueros hechos a base de plantas, Andrea aseguró que “la solución a futuro es la utilización de materiales biodegradables y vegetales, porque existen y están en la naturaleza” y porque de esta manera se “reduce por completo la huella plástica, hídrica, de carbono que estamos dejando en el planeta”.

En esta misma línea, Abril Torres y Florencia Martín, creadoras de las marcas de cosméticos, GoVeganis y Bennie Club, apuntan al desarrollo de productos “libres de derivados del petróleo y tóxicos que en general usan los cosméticos tradicionales”.

“Creamos nuestra marca en 2015 por la frustración de la cantidad de industria cosmética que testeaba en animales hasta su muerte”, relató Torres, que junto a su padre fueron pioneros en la cosmética vegana-cruelty free en Argentina.


Ambas resaltaron la importancia de que se problematicen los consumos: “la cantidad enorme de litros de agua que contaminamos con microplásticos o parabenos del shampoo tradicional o los componentes tóxicos de los protectores solares en el océano es dramático”, aseguraron.

Pablo García, uno de los gerentes comerciales de Grupo HZ, una empresa que diseñó la primera cuchara de cartulina biodegradable y reciclable del mercado argentino, señaló que “el mundo estará funcionando sin dudas bajo estas lógicas de acá a unos años”. Con este tipo de cuchara buscan “sustituir a los productos de único uso, como las cucharas de plástico”, considerando lo dañino que es este material.

Todo esto muestra que en Argentina “se está dando un crecimiento significativo de las empresas que nacen con este fin o empresas de años que viran y comienzan a convertir sus productos”, aseguró García. Y a pesar de las costumbres arraigadas a determinados productos que se usan en la diaria, una vez que se prueban estas alternativas, la respuesta “es muy positiva” en las personas, coincidieron.

Por Clara Olmos, Télam.-


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