Vaso medio lleno, vaso medio vacío

La característica particular de nuestros días es la abundancia de información. También la multiplicidad de plataformas que pone a disposición de cualquiera los datos que hasta hace algún tiempo sólo estaban al alcance de unos pocos. Es cada vez más habitual que ante un mismo dato duro haya múltiples interpretaciones, la mayoría de las veces incluso antagónicas. La economía no está exenta. El análisis de los datos de la macroeconomía es un claro ejemplo de cómo un mismo dato puede servir para señalar las puertas del cielo o el camino hacia el averno.

“La economía está creciendo en un 4% anual, con lo cual claramente ya arrancó, y es uno de los procesos más sanos que suceden en las últimas décadas”, afirmó el jefe de Gabinete Marcos Peña al dar su informe periódico de gestión en la Cámara de Diputados el último miércoles. Los indicadores publicados recientemente desde fuentes oficiales y privadas perecieran darle la razón.

Al instante surge una salvedad: la base de comparación interanual para estimar el crecimiento es el 2016, un año en que todas las variables tocaron un piso. Con los magros datos del año pasado, cualquier dato positivo se amplifica. Muy diferente es si la comparación se realiza en relación a los números de 2015.

Medio lleno

Transcurridos dos tercios del 2017, la mayoría de los datos de la macroeconomía nacional ofrecen una certeza: la performance del 2016 fue un piso, y lo que se observa este año es un rebote de las principales variables en lo que ya se puede denominar como una reactivación. Un informe recientemente publicado por la consultora Macroview ofrece rápido repaso de los indicadores más representativos.

Motorizada por la obra pública preelectoral, pero también por el buen ambiente de negocio en el sector privado, la construcción es sin dudas la que lleva la bandera de la recuperación. El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) del Indec mostró un crecimiento del 20,3% en julio y del 8,9% en los primeros siete meses del año. El último dato disponible indica además que en el 2017 ya se crearon 30.000 puestos de trabajo en el sector, y que los despachos de cemento crecen al 17% interanual.

Otro dato revelador es el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). La medición sirve como anticipo de la performance del Producto Bruto Interno (PBI). Según acaba de publicar el Indec, el indicador muestra que la actividad creció 4% en junio y que en el primer semestre el producto avanzó un 1,6%. Son los datos referidos por Peña en Diputados. Los consultores indican que es posible cerrar el año con un crecimiento del 3%, un ratio prometedor para lo que viene.

Vale destacar los números de comercio e industria. Con menos vigor en el dato semestral, ambos sectores muestran dinamismo en junio, y confirman que la tendencia en “U” de las principales variables es firme. (Ver gráfico adjunto en el periodo 2015-2017)

Medio vacío

Desde que la nueva gestión se hizo cargo de la economía, el peso de la herencia recibida ha sido el gran atenuante para la concreción de resultados rápidos y visibles. En esa categoría se incluye el atraso de las tarifas, el cepo cambiario, el conflicto con los holdouts, elevada inflación, el abultado déficit fiscal y el aislamiento global, entre muchas otras cosas. Los datos positivos a los que el gobierno se aferra chocan contra esa misma herencia invocada como atenuante.

Resulta que aun con todas las dificultades que presentaba la economía a fines del 2015 ninguno de los datos positivos de hoy alcanza para empardar la performance del nivel de actividad del último año del gobierno anterior.

Si se observa en detalle el gráfico adjunto, se advierte lo antedicho con facilidad. El crecimiento del primer semestre del 2017 en la construcción no alcanza a compensar la caída del 11% registrada en la primera mitad del 2016. El comercio casi compensa la caída, pero aún se encuentra por debajo de los niveles del 2015. En el contraste, la industria es por lejos el sector al que más le cuesta el despegue.

Más preocupante aún son los déficit paralelos. El rojo fiscal heredado se encamina muy lentamente a la baja. Pero las necesidades de financiamiento siguen siendo altas, y lo que antaño se solucionaba con emisión monetaria hoy se resuelve con emisión de deuda: según el Instituto de Economía de la Fundación Germán Abdala y en base a datos del Ministerio de Fianzas de la Nación, en los primeros siete meses del 2017 la emisión de deuda externa en dólares en todos los niveles de gobierno alcanza los
u$s 47.120 millones, y si se suma lo emitido durante el 2016 la cifra llega a u$s 99.773 millones. Remedio de hoy, complicaciones de mañana.

Algo similar sucede con el comercio internacional. El último dato difundido por Indec revela que en los primeros siete meses del 2017 el déficit comercial alcanza los u$s 3.428 millones. Macroview ya estima un rojo de
u$s 5.000 millones para fin de año. A sabiendas de la profunda caída del 2016, la mayoría de los economistas lo consideran lógico, y no tan grave. Sin embargo, si se toma en cuenta sólo el comercio bilateral con Brasil, se encienden las señales de alerta. Mientras que las exportaciones al vecino país crecen en el 2017 a un ritmo del 5% anual, las importaciones lo hacen al 20%. La tendencia del rojo comercial con el país carioca es todavía más alarmante. El déficit bilateral creció un 54% en el 2016 y en el 2017 lo hará al menos otro 50%. De mantenerse la tendencia, las tensiones comenzarán a aparecer promediando el 2018 y hacia el 2019, justo cuando el gobierno debe refrendar el rumbo en las presidenciales.

Fuente: Overview Nº 1319 – Consultora Macroview

Datos

“La economía crece un 4% anual. Claramente arrancó. Es uno de los procesos más sanos que suceden en las últimas décadas”.

Marcos Peña,

jefe de Gabinete de Ministros.

Datos positivos que confirman la tendencia rumbo a la recuperación, pero que aún no logran llevar la actividad al nivel que exhibía en el 2015.

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