Una oportunidad para pensar la escuela que viene

Cuando los alumnos vuelvan a clases otra será la escuela que los reciba, no solo en los aspectos físicos, sino fundamentalmente en las condiciones subjetivas, emocionales y simbólicas. La mirada de una experta.

Dra. Mónica Sobrino
Doctoranda en Educación (FaCE, UNCo)

En voz baja, se comienza a hablar de cómo reabrimos la escuela. Propongo que pensemos en lo que nos sucedió y en cómo modificó nuestros modos de ser y estar. Por ejemplo: iniciamos las clases en los primeros días de marzo y, a poco de empezar, para ser precisos el 19, se estableció la cuarentena obligatoria, con un horizonte, en ese momento de quince días. Que hoy sabemos se transformó en un confinamiento por tiempo indefinido, dado que mientras haya circulación comunitaria, estamos en riesgo.


Ahora bien, ¿cómo hacemos escuela?, fue una primera pregunta. Y fueron muchas y múltiples las respuestas. Cada institución, cada docente propuso un modo “temporal” de estar haciendo escuela. Pasaron los días y esa temporalidad, tomó permanencia.

Contemos cuántos meses hace que nuestras infancias, adolescencias y jóvenes están fuera de las instituciones educativas ¿seis meses, si contamos desde diciembre? ¿Tres, si contamos desde marzo? Lo cierto es que ya son más de 100 días y esta experiencia hace que nos hayamos desacostumbrado u olvidado (según las edades de las que estemos hablando) de la dinámica del estar en la escuela. Lo que implica un horario para ingresar, para estar en la clase, para el recreo, para el refrigerio, para la salida.


Habrá que hacer nuevamente adaptaciones con los más pequeños, o tal vez algunas familias decidan retomar el año próximo. Otros estarán preocupados por lo que no se pudo trabajar o por lo que se ¿trabajó?
También pensemos en los que quedaron fuera, porque no había conectividad en casa para seguir las tareas. O los que no tienen computadoras y solo disponen del celular de algún familiar, y si bien los dominios punto.edu no consumen datos de los celulares para navegar, sabemos que no todas las propuestas escolares se alojaron en sitios web punto.edu.


Este año atípico, que nos está enseñando saberes que serán parte del nuevo diseño curricular de cada institución, obliga a comprender que además la escuela que nos recibirá va a ser muy distinta de la que habitábamos en marzo.


De ese modo, se inaugurará una nueva convivencia escolar, donde será necesario establecer formatos y modalidades, que se están pensando como nuevas estructuras de organización escolar. Por ejemplo, la organización del aula que necesitará distanciamientos físicos, y para lo cual se conversa la posibilidad de cursados híbridos. Vale decir, una organización que habilite horas presenciales en los establecimientos, en combinación con tareas virtuales.

También se habla de dividir al grado/año en dos subgrupos y rotarles la asistencia presencial. Otro cambio obligado tendrá que ver con la disposición de los recreos, que deberán tener distintos horarios para que cada agrupamiento disponga de un espacio cuidado. Señalando que además cada escuela, tiene su propia arquitectura que será finalmente, la que defina las organizaciones específicas, de cada turno, de cada escuela, de cada nivel.


Habrá también que hacer modificaciones en las reuniones de personal, una posibilidad es que se hagan virtuales. Y no habrá que olvidar los actos escolares que necesitarán ser distintos y creativos, en lo que refiere a la presencialidad física de la comunidad educativa en general.
Respecto de la infraestructura edilicia y servicios, también habrá transformaciones que hacer. Los baños deberán proveer jabón, toallas descartables, alcohol en gel o sanitizantes y habrá que garantizar una limpieza constante de los mismos. Los refrigerios deberán estar muy cuidados, no se podrán compartir tazas, ni vasos, ni platos, ni cubiertos además de respetar el distanciamiento social.

El ingreso y egreso necesitará una dinámica distinta, para que no confluyan en un mismo horario y lugar, todas las familias del turno.
Por último, y como hemos dicho, otra será la escuela que nos reciba en un futuro próximo en los aspectos físicos, pero fundamentalmente en las condiciones subjetivas, emocionales y simbólicas. Se visualiza una oportunidad para pensar la escuela, sus vínculos y ¡todo lo que nos permitirá seguir adelante!


Dra. Mónica Sobrino
Doctoranda en Educación (FaCE, UNCo)

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