Una niñez ultrajada
Claudio Kielmasz vivió el fin de su infancia con toda su familia hacinada en una pieza, en la calle ciega cercana a la escuela de Cuatro Galpones, entre las chacras. A la decadencia económica de la familia sobrevino la decisión de su madre de irse a vivir a Cipolletti. Para él fue un abandono, y la causa de lo que durante años fue su gran secreto. Tenía 11 años cuando apuntó con un arma a dos chicas, antecedente nunca revelado hasta ahora.
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