Una migración segura, ordenada y regular
Gabriela Fernández*
Este 18 de diciembre nos encontró nuevamente celebrando en todo el mundo el Día Internacional del Migrante, establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en el 2000, con el objetivo de “proteger efectiva y plenamente los derechos humanos de todos los migrantes”.
Este objetivo toma particular actualidad en el contexto actual, donde el fenómeno migratorio ha cobrado creciente relevancia en la agenda internacional, motivado en gran parte por las distintas crisis sociales, políticas y económicas que el mundo se encuentra viviendo y que tienen como consecuencia, en muchos casos, el desplazamiento de grandes grupos poblacionales.
Latinoamérica está registrando uno de los éxodos de población más importantes en su historia: la salida masiva de 4.8 millones de venezolanos y venezolanas.
Actualmente, se estima que la cantidad de migrantes en todo el mundo asciende a 272 millones de personas.
Si bien, en términos porcentuales este número representa solo un 3.5% de la población global, el análisis de los flujos migratorios nos muestra que existen regiones fuertemente impactadas por fenómenos recientes de movilidad humana.
Un ejemplo cercano de ello es Latinoamérica, donde se está registrando uno de los mayores éxodos de población, más importantes en su historia. Es el caso de la salida masiva de venezolanos y venezolanas, que hasta la fecha suman 4.8 millones de personas viviendo fuera de Venezuela, cifra que, según proyecciones, puede alcanzar los 6.5 millones a nivel mundial durante el 2020.
Ante los crecientes desafíos de la movilidad humana, desde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) queremos volver a resaltar que la migración es un fenómeno inherente a la naturaleza humana y que conlleva la necesidad de abordarla con estrategias acordadas entre los países de origen, tránsito y destino de los migrantes, de manera que pongan en el centro de su accionar la protección de la vida de los migrantes, su seguridad y bienestar, como también se propugna en el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular.
En este sentido, el director general de la OIM, Antonio Vitorino, también ha destacado los beneficios resultantes de los procesos migratorios, como es el caso de los y las migrantes de Venezuela presentes en la región, particularmente para algunos sectores de la producción como el agrario y el petrolífero.
Lejos de proponer una mirada “transaccional”, donde los migrantes sean valorados en virtud de sus aportes a las sociedades, proponemos entender el fenómeno migratorio en su naturaleza multidimensional y compleja, características que sin dudas resultan virtuosas y enriquecedoras para todos.
El Estado argentino cuenta con una tradición de puertas abiertas en materia migratoria, así como una amplia receptividad de la sociedad en su conjunto, tradición que es destacable en el actual contexto internacional y que demanda un renovado compromiso de todas las partes involucradas.
La Argentina acaba de atravesar una nueva transición de gobierno, proceso que consolida sus bases democráticas, y con ello, los valores asociados de justicia, equidad y solidaridad. Entendemos que todo proceso plural e inclusivo debe necesariamente contemplar, escuchar y sumar a todos y cada una de las personas que habitan la Argentina, sin importar su lugar de nacimiento.
Es la misión de OIM seguir trabajando con la comunidad internacional, los gobiernos de todos los niveles, los propios migrantes y sus asociaciones, las organizaciones de la sociedad civil, la academia, el sector privado y demás referentes relacionados, para que los y las migrantes puedan ejercer plenamente sus derechos y alcanzar su máximo potencial.
*Jefa de Oficina de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM Argentina) de la ONU
Comentarios