Una mamá prevenida asegura el bienestar de su bebé

Asegúrese de que toda su familia, usted incluida, tenga las manos limpias. Recién entonces, reúnala a comer.

La higiene es un factor clave en la alimentación. Muchos de los virus y los hongos y las bacterias que pululan por el aire se depositan en las manos y en las comidas. Los niños son los más vulnerables a las infecciones, debido a que su sistema inmunológico es aún inmaduro. Entre las patologías más comunes, asociadas con esta mala costumbre argentina, figuran la gastroenteritis aguda, las afecciones respiratorias, la conjuntivitis viral, la hepatitis A y la parasitosis.

Ponga los alimentos bajo la lupa:

• Evite su contaminación. Sepárelos, según estén crudos, precocidos o listos para consumir.

• Consérvelos a sus temperaturas.

• Controle las fechas de vencimiento de los productos que compra y consume habitualmente.

• Límpielos, previo a la preparación. También mantenga higiénicos los utensilios que serán llevados a la mesa.

El cuerpo los necesita. Cuatro son, al menos, los micronutrientes que no pueden estar ausentes en la alimentación de su hijo.

• El hierro, porque previene la anemia. Búsquelo naturalmente en las carnes rojas.

• El calcio, ya que fortalece los huesos y los dientes. La leche y sus derivados son la principal fuente.

• El zinc participa en el sistema inmunitario y en la síntesis proteica y garantiza un buen crecimiento. Encuéntrelo en los alimentos de origen animal.

• La vitamina C, o ácido ascórbico, actúa como antioxidante en el organismo y favorece la respuesta inmune. Facilita, además, la absorción de hierro. Dele a sus hijos jugos de naranja recién exprimida.

De lo contrario, recurra a las fórmulas infantiles.

El sedentarismo no es bueno para nadie. Estimúlele la actividad física. Acompáñelo cada vez que le sea posible. Búsquele programas de paseo al aire libre, antes que horas interminables frente al televisor y a la computadora. Opte por juegos que mantengan su cuerpo en movimiento.

La educación empieza por casa. Cocinar y compartir la mesa familiar son algo más que dos tradiciones argentinas olvidadas. El niño que empieza a comer con cuchara, cuchillo y tenedor necesita aprendizaje.

En esta etapa, la familia es la mejor escuela. Recupérelas.

Nota asociada: SALUD: Las bases para alcanzar una alimentación saludable

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Asegúrese de que toda su familia, usted incluida, tenga las manos limpias. Recién entonces, reúnala a comer.

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