Una buena nutrición hace al buen desarrollo
Los últimos estudios en el área señalan que el desarrollo insuficiente en niños pequeños sería por el déficit de micronutrientes, que cuando afecta a niños de entre 6 y 24 meses puede causar falencias irreversibles en su proceso de crecimiento. Especialistas sobre nutrición reunidos en Córdoba vuelven a advertir sobre la "desnutrición oculta".
Uno de cada dos chicos de entre 6 meses y 2 años de edad, en promedio, presenta un déficit de micronutrientes, en especial de hierro –anemia– y de zinc, lo cual compromete su crecimiento y puede generar retardos irreversibles en su desarrollo, según advirtieron varios especialistas en nutrición y alimentación que se reunieron este mes en el 9° Congreso Argentino de Graduados en Nutrición, realizado en la ciudad de Córdoba.
La falta de micronutrientes, que según se destacó «afecta a chicos de todas las clases sociales», origina lo que se define como «desnutrición oculta», porque puede darse incluso en pequeños que no aparentan estar desnutridos. El Dr. Jacobo Sabulsky, docente e investigador de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba, destacó que, «si bien la desnutrición aguda es la que se ve más, conmueve y moviliza, la desnutrición oculta es la más frecuente entre la población infantil».
«La alimentación deficiente, por falta de micronutrientes, causa retardo en el ritmo de crecimiento y en la aparición de los procesos psico-afectivos y cognitivos. También provoca enfermedades metabólicas y complica el desarrollo integral», añadió.
Mala dieta
Por su parte la jefa del Departamento de Nutrición de la Dirección Nacional de Salud Materno-Infantil del Ministerio de Salud de la Nación, Elvira Calvo, aseguró que distintas estadísticas, elaboradas tanto por entidades privadas como públicas, establecieron que, por ejemplo, «la anemia por falta de hierro tiene una prevalencia en los chicos de 6 a 24 meses del 48% en el Gran Buenos Aires, del 39% en Córdoba y del 66% en Chaco».
Para enfrentar este problema y evitar que se siga produciendo, la Dra. Calvo afirmó: «Debe haber una educación alimentaria, una modificación de la dieta, para que haya más hierro y micronutrientes, y una apropiada fortificación de los alimentos con estas sustancias, para que se conviertan en vehículos apropiados de las mismas».
Para los especialistas, la dieta típica argentina carece de hierro, zinc, ácido fólico, vitaminas A y D y calcio, lo que hace que la mitad de la población infantil no pueda cubrir las necesidades de estos nutrientes. Los déficits de hierro y zinc suelen ser simultáneos, porque se encuentran en los mismos alimentos: vegetales con baja absorción y carnes. El Dr. Sergio Britos, investigador asociado del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), admitió que «la alimentación infantil, aún en distintos sectores sociales, es inadecuada y pobre en cuanto a calidad, porque muestra un déficit grande en micronutrientes, mayor que en energía».
«La calidad de la dieta es un problema más frecuente que la cantidad de comida. Necesitamos que los chicos coman mejor para disminuir el porcentaje que no alcanza a cubrir la ingesta recomendada de nutrientes», sostuvo Britos.
El Dr. Britos, que es también profesor de Políticas Alimentarias en la Escuela de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires, señaló que, en base a encuestas realizadas por el Cesni con más de 2.500 casos, se estableció que la dieta de los chicos de 1 a 3 años tiene un «déficit en la densidad de hierro del 80% y del 50% en el caso del zinc». Por eso, subrayó la necesidad de «mejorar la densidad de los alimentos que consumen los chicos».
En ese sentido, la Dra. Andrea Cotti, jefa de la Sección Nutrición del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Austral, afirmó que «este problema se observa en toda la trama social, desde los chicos carenciados que no tienen para comer, hasta los que tienen sus necesidades básicas satisfechas pero no tienen una dieta adecuada, equilibrada y diversificada. Incluso hay muchos chicos obesos con déficit de micronutrientes.»
La anemia es la disminución de hemoglobina o de glóbulos rojos en sangre, lo que dificulta que llegue oxígeno a todos los tejidos del cuerpo. Esto causa un daño progresivo y en muchos casos irreversible. Uno de los tipos de anemia más frecuentes es el que se produce por falta de hierro o 'ferropénica'. Pero antes de llegar a la anemia, la deficiencia de hierro ya produce trastornos importantes. «Este déficit es un problema de salud pública con consecuencias sobre el desarrollo cognitivo de los niños, especialmente los más pequeños, que están en una etapa de crecimiento veloz», aseguró la Dra. Calvo.
La deficiencia de zinc afecta también los procesos de cicatrización, el peso de nacimiento y la salud de la mujer embarazada, y existe evidencia acerca de la afectación del normal desarrollo motor y cognitivo.
Alimentos fortificados
Los alimentos fortificados surgen con el objeto de cubrir deficiencias como las indicadas. La ingeniera en alimentos Rita Urriza aseguró que «poder enriquecer los alimentos con estos micronutrientes y lograr que sean biodisponibles (es decir que sean bien absorbidos por quien los consume) es muy efectivo». Y agregó: «Desde la industria se debe apuntar a solucionar las deficiencias, por ejemplo de hierro o zinc, para mejorar el desarrollo infantil. Si se logra fortificar correctamente un alimento de consumo masivo, que sea consumido por los chicos todos los días, los resultados pueden ser muy buenos».
La especialista señaló que «no obstante, se debe cuidar que el nutriente no pierda su biodisponibilidad, que no interaccione con el alimento perdiendo sus propiedades y que las características sensoriales del alimento sean óptimas, para que los chicos lo acepten. Debe haber estudios que dejen claro que esta fortificación da buenos resultados y que los nutrientes se absorban adecuadamente para que sean un vehículo de salud».
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