Un viaje en balsa, canoa y camioneta para ir a la escuela

Benjamín tiene 6 años vive en una isla del río Negro, alejada de Pomona. Junto a sus padres, recorre a diario 42 kilómetros para ir a clases. Una obra de dragado le acortaría la distancia y evitaría riesgos, pero hay un conflicto con el municipio.

Benjamín tiene seis años y recorre a diario junto a sus padres 42 kilómetros para ir y volver de la escuela primaria Nº 7 de Pomona. Vive en una isla del río Negro, aguas abajo del puente carretero, sobre la Ruta Nacional 250 .

Detrás de su historia se esconden una profunda enemistad entre sus padres y el intendente de la pequeña localidad del Valle Medio y una millonaria inversión de tendido eléctrico que aún no da resultados.

Benjamín se levanta antes de las 7, y luego de desayunar, camina con sus padres cerca 800 metros hasta llegar al brazo sur del río Negro. Recorren algunos metros en una balsa y luego, por la baja del caudal, hacen otros 50 metros en canoa. El trasbordo lo realizan en medio del río.

Mateo y Rocío son sus papás. Cuentan que en invierno, la rampa de acceso a la balsa se congela, y un paso mal dado puede terminar con cualquiera de ellos en el agua. Una vez que llegan a la orilla norte, suben a la camioneta que tienen estacionado y viajan hasta la escuela de Pomona.

Después del mediodía, arman el recorrido inverso. “La mayoría de las veces nos quedamos haciendo tiempo en Pomona o afuera de la escuela para volver” dijo Rocío. Benajamín no tiene compañeros en la isla, y la socialización y el aprendizaje son objetivo central para su familia,

Mateo González es su papá, y tiene poco más de 30 años. Reclama que se drague el río para poder cruzar todo el brazo en balsa porque el trasbordo es riesgoso. Si bien había un principio de acuerdo con el municipio para hacerlo, finalmente se cayó cuando Mateo y su mujer dieron a conocer la situación de su hijo.

“A él le encanta ir a la escuela porque en el campo somos nosotros tres y la abuela. No tiene amigos ni nada, entonces el se levanta contento para ir a clases. Vivimos en una isla habitada desde hace 6 generaciones. Son 800 hectáreas. Mi vieja tiene vacas y yo me dedico a llevar gente a cazar” explicó Mateo.

Dijo que no llevan a Benjamín a la escuela de Colonia Josefa porque “nos queda a la misma distancia. Tenemos que hacer casi el mismo recorrido, pasar por balsa el río, pero la diferencia es que si vamos hasta Josefa, después tengo que ir a Pomona para comprar. Así que tengo que llevar el nene a Colonia, volver a Pomona y nos queda todo a trasmano”.

“La solución sería dragar el río. Y se firmó el acuerdo hace dos años, cuando se hizo todo el tendido eléctrico para las cinco familias de la isla. Se terminó la obra pero nunca más tuvimos alguna novedad” mencionó.

El caso generó controversia. Es que el intendente Miguel Jara (FpV), criticó las declaraciones de la familia. Dijo que tienen los recursos para hacer el dragado que evite el largo recorrido y que no se puede pagar el transporte escolar por un sólo niño. “Detrás de la exposición del caso del nene se esconde un interés económico de la familia”, acusó .

En medio de esta polémica se encuentra Benjamín. Su madre cuenta que se enoja cuando tiene que faltar a la escuela, que no son pocos días, sobre todo en invierno, cuando el frío es duro.

“Hay dos temas: dragar el río y poder contar con luz para tener una mejor calidad de vida. En medio esta Benja” explica Mateo. “La semana pasada faltó toda la semana porque las rampas para entrar a la balsa se congelan. El año pasado casi se nos cae al agua. A pesar de todo, el va muy bien en la escuela. Porque cuando falta conseguimos la tarea” explicó la mamá.

Rocío y Benjamín ya en tierra. Las heladas no son obstáculo.

“Detrás de la exposición del caso del nene (por Benjamín) se está escondiendo un interés económico de su familia”

Acusó el intendente de Pomona, Miguel Jara (Frente para la Victoria)

“Nosotros pedimos que se cumpla con la luz y el dragado. No queremos irnos al pueblo, queremos seguir viviendo en el campo”

El reclamo de Mateo González, el papá de Benjamín.

Todo casi listo, pero no les dan la electricidad

La familia González vive en la isla chica de Pomona, una enorme extensión de tierra habitada por cinco familias que desde hace décadas se dedican a la ganadería.

Allí no hay energía eléctrica. Si bien se hizo una inversión de más de 4 millones de pesos, que incluyo todo el tendido en la isla y la colocación de los transformadores, no se han hecho las bajadas en las casas. El argumento de Edersa es que las balsas -hay dos en la isla- no cuentan con seguros para pasar por el río. Un extraño argumento, con críticas del municipio y de las familias. Consideran que si se pudo hacer el tendido pasando los materiales por las balsas, no entienden porqué ahora no se pueden llevar los pilares y hacer las bajadas. “La empresa dice que las balsas no están en condiciones para poder pasar. Entonces no quieren conectar. Yo me he peleado con EDERSA” dijo Jara. “Dicen que le tienen que poner seguro a las balsas privadas. La única forma es que se ponga un medidor comunitario para todas las familias afuera de la isla, y ellos se hagan cargo a través de una forma de cooperativa adentro de la isla” mencionó.

DANIEL AGOSTINELLI

Datos

“Detrás de la exposición del caso del nene (por Benjamín) se está escondiendo un interés económico de su familia”
“Nosotros pedimos que se cumpla con la luz y el dragado. No queremos irnos al pueblo, queremos seguir viviendo en el campo”

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