Un uso racional, eficiente e inteligente de la energía

Argentina invierte millones de dólares en cada invierno en la importación de gas natural, pero poco se hace para reducir de forma racional el derroche de energía.

Por Carlos Soraire (*)

Leo y escucho cientos de testimonios respecto al uso racional y eficiente de la energía, pero la ejecución de respuestas es muy escasa a pesar de la situación vigente.

Desde que tengo uso de razón, la disponibilidad de energía en nuestro país ha sido un desconcierto y la aplicación de ideas racionales para optimizarla no ha tenido un impulso razonable, ni menos sustentable.

Respecto al gas, salvo la puesta en producción del yacimiento Loma La Lata a fines de la década del ‘70, que proveyó de gas al país durante una veintena de años, el autoabastecimiento energético sonó y suena a quimera debido a la ineptitud de los administradores de turno.

A partir de 1972, cuando se duplicó el precio del petróleo a nivel internacional, los países desarrollados aplicaron políticas de estado inherentes al uso racional y eficiente de la energía con muy buen resultado. La mayoría mantuvo un crecimiento normal, pero a cambio impulsaron grandes compromisos con el uso racional que redundaron en la disminución específica de la energía total consumida.

Nuestro país ha perdido el rumbo por ineficiencia e ineptitud de las distintas administraciones cortoplacistas, que no miran o enfocan hacia los escenarios más adecuados que son los de largo plazo. Existen numerosos parámetros para introducir y comenzar a ahorrar mucho dinero mediante el uso de políticas racionales.

Empecemos con algo clásico y simple ¿Qué sucede con el gas? ¿Cuáles son los volúmenes que se producen diariamente versus lo que se consume o demanda en nuestro país?

Situación

Nuestro país consume en invierno aproximadamente 170 millones de metros cúbicos por día de gas natural y solo produce 120 millones diarios (en volúmenes aproximados). Las diferencias se cubren con el gas que se compra a Bolivia, el gas natural licuado (GNL) que ingresa por barco en Escobar y Bahía Blanca, esporádicas compras de GNL a Chile provenientes del mercado del Pacífico, reemplazo de gas por gasoil y el inoportuno e ineficaz corte a la industria y al expendio de gas natural comprimido (GNC).

Las erogaciones en dólares para cumplir con la demanda son varias veces millonarias y es aquí donde hay que pensar en soluciones a largo plazo que permitan un ahorro específico. Dicho de otra forma: consumimos mal y en exceso, por carecer de políticas energéticas de uso racional.

Si analizamos quienes son los usuarios de gas en nuestro país, vemos que tiene tres grandes destinos: un 31% se consume en la industria, un 33% en la generación de energía eléctrica y el porcentaje restante en el sector residencial, entes públicos y GNC, también en valores aproximados.

Podríamos mencionar o considerar que la industria y la generación han optimizado sus rendimientos y no necesitaríamos analizarlas. Ahora, el sector residencial es un área donde se pueden obtener los mayores ahorros y es donde nos vamos a enfocar.

Ítems a optimizar

Podemos enlistar un sinnúmero de respuestas a modo de hallazgos, empezaremos a analizar en esta primera entrega qué sucede con los pilotos de gas y en publicaciones posteriores continuaremos con las restantes puntos.
Entre los ítems encontramos entonces a los pilotos de gas, el aislamiento de viviendas, el etiquetado de equipos, los calentadores de agua y la genración distribuida.

Los pilotos de gas

El gas que se consume en un domicilio simple tiene cuatro destinos fundamentales:
• Calefacción, que representa el 50% del consumo.(50%)
• cocción de alimentos, un 25%.
• calentamiento del agua, un 12,5%.
• consumo en pilotos como calefones y termotanques, otro 12,5%.

Hagamos un simple cálculo matemático. En pleno invierno, el volumen de gas domiciliario consumido asciende a 50 ó 60 millones de metros cúbicos por día (aproximados). La calefacción se lleva 25 a 30 millones de metros cúbicos, la cocción de alimentos 12,5 millones, el calentamiento de agua 6,25 millones de metros cúbicos por día y los pilotos una cifra similar de 6,25 millones de m3/d.

En nuestro país existen una cifra superior a 12 millones de equipos instalados entre calefones, termotanques, calderas y otros. Si los pilotos de gas de estos equipos consumen 0,5 metros cúbicos de gas por día, implica que se podrían ahorrar 6 millones de metros cúbicos por día aproximadamente.

Una buena política de reemplazos por equipos con encendido electrónico, sumada a una legislación que prohíba la fabricación de equipos con pilotos, implicaría un ahorro muy grande para el país sumado a la generación de mano de obra genuina. Sintetizando: quemamos (o derrochamos) más de 6 millones de metros cúbicos de gas por día.

Y como muestra de esto, Chile ha prohibido el uso de equipos con piloto y solo permite el uso de encendidos automáticos.

(*) El autor es Ingeniero Industrial especializado en petróleo.


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