Un país hastiado votará por el “mal menor”

La mayoría de los estadounidenses coincide en que, gane Trump o Clinton, será uno de los presidentes más impopulares de la historia. En la despiadada campaña, hubo poco espacio para saber qué piensan de América Latina.

Elecciones en EE.UU

La campaña electoral del 2016 en Estados Unidos se acerca a su fin, tras establecer un nuevo estándar de hostilidad.

El duelo entre Hillary Clinton y Donald Trump se convirtió en una batalla de “mujeres desagradables’’ y “bad hombres’’ contra seres “deplorables’’ y votantes “sin remedio’’.

Una reina de belleza venezolana, la familia de un soldado condecorado, un expresidente y su vida privada, el director del FBI e incluso el papa se vieron arrastrados a la refriega.

En ocasiones, la retórica de campaña ha sido tan subida de tono que ha obligado a profesores de civismo en escuela intermedia a alterar sus lecciones.

Tanto los partidarios de la demócrata Hillary Clinton como los del republicano Donald Trump manifiestan abiertamente su hartazgo, antes de votar el próximo martes.

Muchos lamentan la falta de dignidad en la campaña, su violencia, la carencia de visión y de informaciones. “Nunca vi algo así”, dice David Long, un pastor septuagenario que votó por anticipado y se siente aliviado.

“Esta campaña es demasiado larga”, dice Dom, un músico en traje de época que se mezcla en la conversación sobre la carrera hacia Casa Blanca que comenzó en el 2015. No quiere votar por Clinton ni por Trump. Está preocupado. “Si un partido gana, el otro va a ser absolutamente irrespetuoso”.

Susan Marek, de 63 años, llegada de Texas (sur) con tres amigas del colegio para descubrir los sitios históricos de Washington, ya votó y también se dice aliviada. “No me gusta el lenguaje utilizado por unos y por otros. Y los medios de comunicación están todos contra Trump, me parece injusto”, declara.

Algunos visitantes dicen haberse desprendido de su revista favorita (“sólo hablaba de la elección”) o admiten que ya no ven la televisión para intentar alejarse de la campaña.

El agotamiento también ha dado pie a otro tipo de manifestaciones artísticas. En internet se pueden comprar camisetas con la leyenda “No es gracioso. ¿Dónde están los verdaderos candidatos a la elección presidencial?”.

Los estadounidenses no pueden decir que no les avisaron.

El 16 de junio de 2015, unos minutos después de iniciar su disperso discurso anunciando su campaña, Trump estaba tachando a los mexicanos de violadores y delincuentes. Desde entonces, ha horrorizado o encantado a la gente con sus provocaciones.

Cuando Trump se sumó a la contienda ya había once republicanos aspirantes, y aún se presentarían cinco más. Era razonable pensar que el imprudente de Trump lucía como una opción improbable para el viejo partido conservador.

Clinton, en cambio, entró en la batalla demócrata dos meses antes con un impresionante currículo y un alegre video de presentación que de inmediato la convirtió en la favorita para llevarse la candidatura de su partido.

Parecía encaminada a romper una barrera que no había podido superar en las primarias del 2008 contra Barack Obama. Esta vez fue Bernie Sanders quien se coló en su fiesta y acabó con la ilusión de una candidatura fácil.

Al final, no importa quién gane, el próximo presidente será uno de los más impopulares de la historia. La imagen negativa de ambos es altísima y supera el 50%. Le va un poquito peor a Clinton que, según una encuesta reciente de ABC- The Washington Post , tiene una imagen desfavorable del 60%, mientras que su contraparte republicana arrastra un 58% de desfavorabilidad.

“Si las promesas centrales de la política moderna son la paz y la prosperidad, en realidad no hemos tenido ninguna de las dos en mucho tiempo’’, comentó William Galston, académico de la Brookings Institution que sirvió en el gobierno de Bill Clinton. “Eso creó una atmósfera de descontento y protesta que afectó a los dos partidos políticos este año’’.

“Esta es una campaña en la que ambos candidatos han manejado un nivel de discurso muy pobre y un debate que está por debajo de lo que históricamente se ha visto en la carrera por las elecciones en ese país”, explica el profesor Cristian Rojas, docente de Ciencias Políticas en la Universidad de la Sabana. “Trump es un ‘outsider’ que de ninguna manera representa los valores ni el discurso histórico del Partido Republicano. Hillary representa a la vieja política demócrata. Ella ha sido primera dama, secretaria de Estado, senadora, con cuestionamientos de toda clase en su largo ejercicio. El 8 de noviembre habrá, en todo caso, en un gran porcentaje de votos que serán en contra. Hay resistencia y depresión entre el electorado”.

Impopulares

Datos

60%
de imagen negativa tiene Hillary Clinton, alta incluso entre los votantes propios.
58%
de rechazo tiene Donald Trump, porcentaje que aumenta entre mujeres, jóvenes y minorías.

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