Un domador de caballos se abre paso en el folclore de la región
Nicolás Quiroga se crió en el campo y hace cinco años vive en Roca. Pronto publicará su primer disco. Trabaja en una tienda de electrodomésticos y aprendió a tocar música de oído.
Cuando baja el sol, Nicolás Quiroga toma su guitarra y empieza a cantar milongas sureras ante la mirada atenta de su caballo Cacique Salvador.
El artista de 38 años que trabaja en una tienda de electrodomésticos en Roca lleva el folclore en la sangre.
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Los bozales de los equinos fueron fabricados con sus manos. En un campo de Villa Regina, tierra en la que nació y se crió, aprendió con su abuelo Raúl el oficio de la soguería y a domar caballos.
Mientras que la inspiración por la música tradicional la recibió de su padre Roberto al cual vio muchas veces participar de peñas con sus hermanos en un grupo que se llamaba Los Quiroga.
Para Nicolás el folclore es una forma de vida. “Cantar de lo que se sabe, si no es gloria es gran prudencia, y mantener esa ciencia, en el campo es buena llave, no habrá candao que se trabe, ni arisco que me lo baje y no sufrirá el ultraje, vergonzoso por demás, tener que volver pa’trás, estando en medio del viaje”, recitó emocionado.
“Te ponés a pensar y así uno se debe manejar en la vida”, expresó con seguridad.
El soguero y domador de caballos este año está finalizando los trámites para publicar su primer disco llamado Respirando Sur que combina la música surera con la sureña.
“Como proyecto quiero grabar el segundo disco con temas propios y un tercero con todas danzas antiguas para festivales con bailarines”, contó.
Caballos y folclore
En su casa de crianza siempre se respiró el folclore. A los cinco años su papá le empezó a enseñar recitados y hacía ruido con la guitarra. De a poco comenzó a cantar milongas, pero fue recién a los 16 que una prima de Córdoba le explicó cómo se colocaban los dedos en las cuerdas para cada nota musical.
Nico nunca estudió música y solo a través de su oído aprende las diferentes obras folclóricas.
“Escucho algo nuevo y se me queda grabado”, expresó.
Su amor por los caballos también viene desde pequeño.
En la Isla Quintulén, antes de cruzar el puente de Valle Azul, aprendió por parte de su abuelo Raúl a amansar caballos. “Mi abuelo cuándo nací me regaló mi primer caballo tobiano como el de las películas de cowboy, yo le había puesto de nombre Apache”, contó.
Años más tarde le regalaron su primera yegua.
La soguería también la heredó de su abuelo. “Me enseñó a hacer el primer botón, me dijo ‘agarrá ese bozal que está ahí y desarmarle el botón, pero prestando atención porque lo tenés que volver a armar”’.
Así fue como empezó a confeccionar riendas, frenos, estribos de suela con forma de campana, cintos con nombres y vainas. Nicolás señaló que todos estos productos los realiza “la mayoría de las veces para uso propio y de la familia”.
El primer disco
En Villa Regina tenía su propia peña llamada De tal Palo y como solista tocaba música surera.
Hace cinco años llegó a Roca luego de enamorarse de una joven de la ciudad. Desde entonces trabaja en una tienda de electrodomésticos mientras que combina su tiempo entre el folclore y sus caballos que tiene en un stud en Paso Córdoba.
En Roca conoció a varios músicos, uno de ellos es Facundo Cepeda con el cual formó un dúo representando a Río Negro en el Festival de Laborde en Córdoba.
En una de esas jornadas conoció Adrián Maggi un cantante nacional de música folklórica que lo motivó. “Tenés que empezar pensar en grabar tu propio disco porque es muy bueno lo que haces y eso te va a abrir un montón de otras puertas”.
Con un poco de miedo se animó a grabar Respirando Sur que combina la música surera y sureña y luego de terminar los trámites burocráticos esperan publicarlo pronto en las redes sociales.
El paisano es paciente, su camino en el folclore regional va a un paso seguro con nuevos temas propios que espera grabar en un segundo disco. “Todo va llegando a su tiempo”, expresó sonriendo.
Cuando baja el sol, Nicolás Quiroga toma su guitarra y empieza a cantar milongas sureras ante la mirada atenta de su caballo Cacique Salvador.
El artista de 38 años que trabaja en una tienda de electrodomésticos en Roca lleva el folclore en la sangre.
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