Un día en el piquete que mantiene cercadas las rutas a Vaca Muerta
Cómo conviven los camioneros varados con el personal de Salud. Gastan alrededor de 1.000 pesos diarios en higienizarse y comer. Recibieron asistencia en casos de descompensación.
Camiones. Uno, dos, tres, diez, veinte, cuarenta, dicen que alrededor de 300. No es inusual verlos en las inmediaciones de Añelo y San Patricio del Chañar pero, esta vez, están detenidos. El ajetreo de fierros por las rutas 7, 17 y sus picadas hace una semana que se reemplazó por redoblantes, cánticos y un reclamo: una mejora salarial para los trabajadores de Salud.
El gobierno puso freno a la mediación judicial con el anuncio de un bono de $30.000 que pagará por decreto, pero no consiguió cambiar el humor en los piquetes. La afectación sobre la producción en Vaca Muerta ya salpica los objetivos de Plan Gas y el abastecimiento de combustible en las estaciones de servicio de la región.
“Ni los cortes de la 125 viví algo así. Me tocaron dos y estuve máximo 23 horas, no llegaba a esta magnitud”, dijo ayer Daniel, un camionero de Entre Ríos que transporta arena para la hidrofractura. Como muchos, quedó varado el miércoles pasado y aún no tiene previsión de cuándo podrá volver.
La mayoría se muestra comprensivo con el reclamo, pero también con cansancio. Los gastos tampoco ayudan: estiman unos 1.000 pesos diarios para comer, mantenerse hidratados y darse una ducha en las estaciones de servicio Shell e YPF que rodean uno de los principales piquetes. Ayer hubo problemas y les anunciaron que el servicio, que cuesta 150 pesos, se suspendía.
Algunos recibieron plata de los patrones para costear el día a día, otros dijeron estar “abandonados”. Nadie festejó el video del adjunto del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, quien respaldó la lucha de salud desde Buenos Aires. La filial neuquina, afirmaron, solo se acercó un día para repartir agua y manzanas.
Las malas condiciones de descanso y el empeño del calor en abril también empiezan a hacer su efecto sobre los cuerpos: ayer, dos camioneros se descompensaron con subas de presión y tuvieron que ser retirados por ambulancias. Los trabajadores autoconvocados cuentan con un botiquín de primeros auxilios que “tiene de todo” y asisten a los varados. Dexametasona para desinflamar las piernas, algún inyectable para los problemas estomacales.
A Daniel, un camionero que llegó con arenas desde Concepción del Uruguay, se le abrió la herida de una operación de hemorroides y lo trataron en el piquete. Quedó tan conforme con la asistencia que prácticamente se cruzó de lado. Ayer repartía tortas fritas junto a las enfermeras que las preparaban en un disco a leña.
Los piquetes en la zona caliente de Vaca Muerta reunían ayer a trabajadores de hospitales de Senillosa, Rincón de los Sauces y Neuquén, entre otras localidades vecinas: enfermeras, mucamas, cocineras, choferes. “Ninguno de nosotros quiere estar acá, su apoyo nos fortalece”, repiten.
Las condiciones del personal sanitario en las rutas no eran hasta ayer mucho mejores que la de los camioneros varados, al contrario. Apenas un puñado de carpas y unos toldos para resguardarse del sol y poner a cobijo los alimentos, algunos comprados con el dinero del fondo de huelga, otros con donaciones del pueblo.
El desgaste podrá ser la clave para resolver lo que el Ejecutivo no obtuvo con la prolongación del conflicto más de 40 días ni, todo indica, con el pago de una nueva suma en negro que se extenderá por tres meses, hasta que vuelvan a negociarse los salarios.
Comentarios