Un Bergantín y una confesión, la historia de un soborno
Entre 1959 y 1962, hubo rumores de coimas en la compra de aviones. “Me compré un auto mediano porque elegí el mejor avión. Si elegía el peor, me compraba uno de lujo”, dijo el acusado.
Un automóvil Kaiser Bergantín y una confesión le pusieron fin a una de las historias de coimas en la provincia de Neuquén.
Transcurría la gobernación de Alfredo Asmar (1959-1962). Los ministros de Economía, Clemente Ordóñez y de Gobierno, Carlos Tarantino mantenían una relación cordial, pero en el fondo no se toleraban. Es que ambos perseguían el mismo fin político, convertirse en el sucesor de Asmar.
Así los encontró la decisión del gobernador de adquirir aviones para realizar traslados sanitarios, debido a que la red vial de aquel entonces, tenía pésima conectividad.
“Nadie dentro del gobierno poseía conocimiento como para elegir los que serían más convenientes para los usos que se pretendía darles. Se propuso entonces, que se diera la misión de conseguir las avionetas al jefe del aeropuerto. El señor era de apellido Mendaza. Todos opinaron que era una excelente elección por sus conocimientos y honestidad”, contó Víctor Peláez, miembro Honorario de la Junta de Estudios Históricos de Neuquén.
Los aviones llegaron. Cuando se presentaron en sociedad, comenzaron a circular rumores de coimas en la adquisición de las aeronaves de alto rendimiento.
Y acá vuelven a escena los ministros. “Ambos dejaron correr una ligera sospecha de soborno en la compra de los aviones. Se acusaron mutuamente.
Si ésta era una situación de corrupción, quien fuera responsable quedaría excluido de la posibilidad de llegar a ser el próximo gobernador”, agregó Peláez.
Los rumores se instalaron fuertemente en el sociedad. Era tema de debate en todas las mesas de café. La mitad acusaba a Ordóñez y la otra mitad, a Tarantino.
Para dirimir la cuestión se presentó ante las autoridades, el propietario de una concesionaria de autos para contar que el jefe del aeropuerto se había comprado al contado, un auto Kaiser Bergantín.
Ante la justicia fue citado Mendaza para que diera explicaciones. A la pregunta de si eran ciertas las acusaciones que pesaban sobre él, contestó afirmativamente. Cuando se le preguntó por el origen del dinero, Mendaza aseguró que era “la comisión que me entregó la fábrica de aviones, medida que ya estaba establecida, ya que de lo contrario, ese dinero quedaba para la fábrica”.
Las preguntas siguieron hasta que Mendaza se fastidió y finalmente le puso fin a la situación: “Me pude comprar un Bergantín (auto mediado) porque elegí el mejor avión. Si elegía el peor me compraba un Kaiser Carabela (auto de alta gama)”.
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