Un ambiente de escepticismo a la espera de la sesión de Diputados
SANTIAGO DEL ESTERO (Enviado especial).- Santiago del Estero aguarda en una tensa vigilia la inminente intervención a los tres poderes del Estado provincial.
La noticia no es nueva para una porción del territorio nacional que ya conoció diversos remedios de este tipo en el transcurso de su historia. La última (1994) fue la del peronista cordobés Jua Schiaretti. Una etapa que le siguió a la explosión social conocida como «Santiagazo», que incluyó la quema de las Casa de Gobierno, que en ese entonces ocupaba el esposo de la actual gobernadora, Carlos Juárez .
«Mejor seguir mal que empeorar», parece ser el pensamiento general de una sociedad que se acostumbró a un estilo de gobierno feudal, con denuncias gravísimas de violación a los derechos humanos, pero que ejerce una seducción protectora a una mayoría atrapada en el esquema del empleo público.
Un 80 por ciento de los santiagueños se nutre del Estado, cobrando un sueldo promedio de 600 pesos. La mandataria «Nina» les cumple en tiempo y forma y hasta, como el último mes, les adelanta el pago.
Además, el trabajador provincial tiene acceso a pequeños créditos personales que va devolviendo como puede en cuotas. La contraprestación es clara y hasta natural: la fidelidad al matrimonio que con interrupciones dominó la escena de los últimos 50 años.
Habría que trazar semejanzas y diferencias con los Ramón Saadi, en Catamarca. Es cierto que el crimen de la Dársena, como ocurrió con María Soledad Morales, sirvió de disparador para que parte de la población se animase a denunciar diversos atropellos de la hegemonía caudillesca. Ahora bien, en Santiago el volumen de la movilización contra los Juárez no alcanzó por ahora aquellas recordadas marchas del silencio lideradas por la monja Martha Pelloni .
La iglesia, con monseñor Maccarone a la cabeza, viene apoyando una serie de investigaciones de espionaje que habría liderado el ex hombre de inteligencia de los Juárez, Musa Asar.
La frágil salud del Obispo y un menor compromiso de los fieles (diferente a San Luis) da como resultado un panorama incierto de aceptación al inminente interventor .
El perfil del interventor será decisivo para garantizar el resultado que pretenden los «ingenieros» de la Rosada. La versión de que podría ser el diputado Ricardo Fallú inquietó a mas de un funcionario provincial. «Encima que nos invaden, traerían a un tucumano, cerrando los ojos a las eternas peleas de vecinos que nos separan», rezongó un juarista .
Los Juárez prometen irse sin baño de sangre. Aunque ya están esperando la venganza del retorno.
En las pasadas elecciones, ganaron con más del 70 por ciento de los votos, todos los cuales fueron para Kirchner, a nivel nacional. Recuerdan que el presidente, en otros tiempos, visitó a los Juárez como gesto de reconocimiento. ¿La política es ingrata o en ocasiones viste de seda a grandes males?
Horacio Caride
SANTIAGO DEL ESTERO (Enviado especial).- Santiago del Estero aguarda en una tensa vigilia la inminente intervención a los tres poderes del Estado provincial.
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