Tulipanes de Trevelin

Viaje a la colonia galesa donde hay unos tres millones en plena floración hasta el 15 de noviembre. El ritual del te completa la excursión.

Redacción

Por Redacción

Una singular paleta de 27 colores, reinventando su propio arco iris, hechiza al viajero al tomar la curva que marca el ingreso a las cascadas Nant y Fall, nueve kilómetros al oeste de Trevelin, rumbo a la pequeña localidad chilena de Futaleufú. Son tres millones de tulipanes que están en plena floración hasta el 15 de noviembre (después las flores se cortan para facilitar el desarrollo de los bulbos, que son enviados a todo el país).

Fernando Bonansea

A lo largo del camino, los flamencos de intenso rosado ponen el contraste en las lagunas, más allá los nevados del cerro Gorsedd y Cwmwl (”Trono de las nubes” en galés) ubican un marco de naturaleza incomparable sobre el cielo completamente despejado, mientras algunos teros sobrevuelan las chacras y la brisa matinal apenas hamaca a esta marea de flores amarillas, blancas, violetas, rojas, negras y anaranjadas.

Tulipán significa “turbante” y hace referencia a la forma que adopta la flor cuando está cerrada. La planta crece unos 20 centímetros y existen más de 5.000 especies, aunque “la mayoría son de flor simple, orientada hacia arriba”. Están compuestas “de seis pétalos cerrados en forma de corazón al revés y seis estambres”, y ”sus colores van de uniformes a jaspeados”, explica Susana, dueña del emprendimiento gestado hace 18 años junto a su esposo, más allá de que la coincidencia general es que “lo único que cuenta es pararse al menos una vez en la vida frente a esta maravilla”.

El campo fue sede hace pocos días de un encuentro de pintores al óleo, donde “los tulipanes negros dan un contraste especial al colorido de las demás especies”. Aquí también se cultivan narcisos, jacintos, lilium y peonías. “El clima de Trevelin es ideal para el cultivo de bulbáceas”, detalla Juan Carlos Ledesma, productor de 27 variedades de tulipanes que se despliegan a lo largo de cuatro hectáreas.

“Hay que apurarse para venir a verlos”, reitera al tiempo que confirma que “estará abierto al público hasta mediados de noviembre”, de 8 a 18 (la entrada general cuesta $40). Un ramo de tulipanes de regalo completa el bouquet sensorial de un paseo memorable. Valora enseguida que “los tulipanes que usted compra en cualquier florería de la Argentina son hijos de estos bulbos producidos en Trevelin. El material de plantación es holandés y periódicamente nos visitan especialistas de ese país para verificar la calidad del cultivo, junto a técnicos del INTA”.

El predio de “Plantas del sur”, en pleno valle 16 de Octubre, en las afueras de Trevelin (”Pueblo del molino” en galés), está beneficiado por “las bondades agroclimáticas de estas latitudes que permiten este tipo de cultivo (primaveras templadas e inviernos fríos). Los tulipanes son, asimismo, plantas muy resistentes a los fuertes vientos”, detallan.

Estas características geográficas y ambientales “también permitieron durante la primera mitad del siglo XX que el trigo cosechado por los inmigrantes galeses en la zona se posicionara como uno de los mejores del mundo”, se recuerda y se destaca “todavía el funcionamiento del molino y museo Nant Fach que no puede dejar de visitarse, al igual que las plantaciones del viñedo más austral del mundo y las cascadas Nant y Fall, todo en el circuito de la ruta nacional 259, hasta el paraje Los Cipreses y el río Grande”, ya en el límite internacional.

HORA DEL TÉ

En el noroeste chubutense, a 25 kilómetros de Esquel, se encuentra Trevelin, localidad en la que se respira la cultura galesa. Reconocida por el ritual del té en las casas dedicadas a la especialidad, la ciudad es famosa también por sus tulipanes, los acuíferos para la pesca deportiva, sus museos e historia y el encanto propio del paisaje cordillerano.

Desde la época de los colonos, el té se ha convertido en una tradición muy anclada a las costumbres galesas, ya que es un rito que se celebraba a diario en compañía de los seres queridos.

Pero en aquella infusión, además de intercambiar palabras y anécdotas, se intercambiaba la cultura y el pasado, la tradición y lo propio, es por ello que el té es la identidad de este pueblo y, sin dudas, un atractivo y un punto obligado de visita para quienes llegan aquí por primera vez.

Son varias las casas que se dedican al té galés, consistente una mesa bien puesta, con tartas variadas (la preferida siempre es la torta negra), el pan casero surgido del horno familiar, la manteca de las chacras y algunos dulces regionales con gustos tan particulares como rosa mosqueta, sauco o corinto. Entre los locales recomendados figuran “La Mutisia” y “Nain Maggie” (cuando se marcha, todo lo que sobró se lo pondrán en un paquetito, para seguir disfrutando en casa). (Agencia El Bolsón)

SUPLE Voy

Fotos: Hernán Mercer

Susana: “Una vez en la vida hay que pararse frente a esta maravilla”.

El emprendimiento está emplazado sobre cuatro hectáreas.

Los tulipanes se cortan después del 15 de noviembre.

Plantas del Sur está en la Ruta Nacional 259, a 12 km de Trevelin.

El clima de la zona es ideal para las bulbáceas.

El remate del paseo: un buen te galés.


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