Tras 16 años, los bomberos de Las Ovejas esperan que se su cumpla la promesa de la autobomba
El cuartel opera el norte neuquino desde 2005 sin la principal herramienta de trabajo. El incendio de una vivienda fue el disparador para que la provincia les provea el vehículo. La jefa del cuartel, Florinda Parada, detalló la importante labor que realizan.
Un vecino de la zona perdió todo en un incendio que ocurrió el mes pasado. El siniestro se generó por un cortocircuito.
Cómo describir al norte neuquino. El lugar que fue el boom turístico de este verano. Con una cordillera que no es solo la de los Andes, sino la del Viento. Con la primera capital de la provincia, Chos Malal, y la última batalla por la independencia americana. Tierra de poquitas estaciones de servicio, poquito asfalto. De la cultura hecha carne en sus cantoras y crianceros. Bañada por uno de los ríos más lindos, el Nahueve, sobre el que se quiere construir una represa que muchos rechazan. Tal vez sea un historia la que sirva para describirlo, la del cuerpo de bomberos de Las Ovejas, que tiene 16 años, pero nunca tuvo una autobomba y cómo un incendio ayudó a que le prestaran atención a esa realidad.
La noticia trascendió los límites del pueblo en el que viven unas 1.500 personas. Fue por las campañas solidarias con las que, según los medios locales, se llegó a juntar medio millón de pesos para que una joven familia reconstruya su casa. Pero la historia no tenía final feliz porque sin autobomba, se podía volver a repetir.
Una semana después del siniestro, el gobernador Omar Gutiérrez y el intendente, Vicente Godoy, anunciaron la entrega de una ambulancia para el hospital y de una autobomba para los bomberos. “Salió en los medios, pero a nosotros nadie nos dice nada” advirtió precavida la jefa del cuartel de bomberos, Florinda Parada y agregó que sin un techo que la resguarde, no terminan de resolver el problema.
La precaución en la esperanza de finalmente tener el ansiado vehículo se explica en la historia de esta mujer, que convirtió un “momento muy difícil” que estaba pasando, en su vocación. Fue una amiga la que la invitó a capacitarse para ser bombera, en el 2004, y ella, para sentirse mejor, aceptó.
Los aspirantes viajaban 35 kilómetros en lo que podían para llegar a Andacollo y hacer las prácticas. “Fuimos cinco chicos a rendir en colectivo, pero nadie sabía que habían bomberos en Las Ovejas”, contó risueña.
Obstáculos de por medio, en 2005 les prestaron la casa donde funcionaba la “Liga de amas de casa”. Dos años después, con un subsidio nacional compraron la primera camioneta 4×4 propia, antes usaban una prestada por los vecinos andacollinos.
A falta de autobomba se inventaron una casera, pero no había forma que una empresa de seguros le de cobertura. Tienen una unidad de respuesta rápida, que, al igual que la camioneta, queda estacionada las 24 horas a la intemperie, por falta de un lugar donde guardarlas.
Por esto, si contaran con una forma de transportar agua no la podrían dejar cargada, “lista para usar”, porque se congelaría. Ahora se arreglan con el valioso aporte de un vecino que presta su camión regador y la colaboración de la Corporación Forestal Neuquina (Corfone).
Son ellos los que aparecen cuando hay un incendio forestal en el verano o en una casa, que generalmente se producen por un cortocircuito o algún problema con la calefacción. Como el de ese martes de mediados de mes, en los que se tardó 15 minutos en dar aviso, cargar el camión y llegar el lugar.
Puede parecer poco tiempo, pero fue mucho para el fuego y el humo que consumieron esa vivienda. Después llegó la solidaridad de los vecinos, el anuncio oficial de la ansiada autobomba y una reflexión final de Florinda: “me hubiese gustado que no fuese por un revuelo que se armó, porque hace 16 años que estamos”.
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