Todo se transforma: el reciclaje que sirve para navegar nuestros ríos

Unen pueblos a través de un proyecto en el que utilizan la basura para construir embarcaciones. “Crónicas de balsa” ya recorrió desde Bariloche hasta Villa Regina.

En 2014, Federico González decidió dejar su trabajo como profesor de educación física en el sistema educativo formal y encarar el proyecto que denominó “Crónicas de balsa”. La idea era usar una estrategia llamativa para realizar talleres de reciclaje y concientización sobre el cuidado del ambiente en distintos lugares de la Patagonia Argentina.

“Se basa en la construcción de balsas con materiales reciclado para cruzar la Patagonia Argentina desde Bariloche hasta Viedma. Sin embargo, en esta primera intervención vamos a llegar a Villa Regina y la última balsa que construimos, en Plottier, se va a quedar en Cervantes”, confió Federico en medio del tramo final de la travesía.

El grupo que completan Gabriela Mondino, Jorge Gómez y Gonzalo Scarafia partió desde Bariloche con una balsa construida junto a los vecinos de la comisión vecinal del kilómetro 15 y con ella llegaron a Villa Llanquil para allí dejar la embarcación barilochense y construir una nueva que los llevaría a pasar por Piedra del Águila y Picún Leufú para finalmente llegar a Plottier.

Una vez en la localidad valletana volvieron a despedir la balsa en la que se movían para construir una nueva embarcación junto a los vecinos de Plottier, con los residuos juntados en cinco talleres de reciclados dictados en diferentes puntos de la ciudad.

Con esta última balsa de la travesía 2019 fueron a Paso Córdova, a Cervantes y finalizaron su recorrido en Villa Regina. La embarcación quedará en manos del municipio de Cervantes
“Tratamos de construir balsas en la mayor cantidad de pueblos aledaños al río Limay y al río Negro. Lo que queremos es que con la basura que se genera en el lugar, se construya una embarcación para navegar hasta otro lugar y en ese otro lugar se hace otro taller de reciclaje, se junta basura de nuevo y se arma otra balsa y se navega hasta otro lugar. Así, los pueblos van generando una red de reciclaje con su propia basura, permitiendo a su vez que el trabajo que se realiza en una comunidad nos permita a nosotros hacer mayor difusión de la disciplina ambiental”, resaltó Federico sobre el proyecto que lo ocupó en los últimos meses.

Sin embargo, no fue cosa fácil. En 2015, cuando quisieron empezar a navegar con la primera balsa se encontraron con la negativa de Prefectura Naval que nos les permitía salir a los ríos sin las certificaciones correspondientes.

Basura

400
toneladas diarias de residuos se generan en Neuquén. El 20% queda disperso en los barrios, la barda o los ríos.

“En el año 2015 estaba buscando ingenieros navales que apoyen la iniciativa y acá en Argentina no me dieron mucha bola. Las pocas empresas con que me comuniqué no me prestaron atención y los rectores universitarios con los que me comuniqué no me quisieron ayudar. Me dijeron que era imposible conseguir permisos de circulación para balsas hechas con materiales reciclados”, contó el profesor de educación física sobre su peregrinaje en búsqueda de apoyo.

“La información de que yo estaba necesitando esa aprobación gente llegó a España y desde allí se comunicó con nosotros un presidente de un centro de estudiantes de ingeniería naval y me dijo que les pareció una idea atractiva, que querían apoyarla de algún modo y que me iban a dar los planos, manuales de montaje, cálculos de estabilidad y resistencia de las embarcaciones para que las podamos empezar a fabricar en serie, pero que sean construidas con materiales reciclados y que la construcción esté al alcance de todos”.

Problema resuelto. Con todo lo necesario para una navegación segura, el grupo armó una primera balsa en Chile que fue probada en el mar.
Después se establecieron en Bariloche para fabricar la primera balsa del país realizada con materiales reciclables y con permisos para navegar.

Tras algunas pruebas en las distintas estaciones del año, todo estaba listo para apretar el acelerador con el proyecto educativo, comunitario y ambientalista que sumó en su recorrido tres embarcaciones más, que quedaron para las comunidades de Villa Llanquin, Plottier y Cervantes.

“Lo ideal es que las balsas que dejamos sigan siendo balsas, que se sigan utilizando en el agua porque son seguras. El problema es que las municipalidades creen que puede ser un inconveniente o puede haber algún problema con una balsa abierta en el agua, entonces lo que nosotros proponemos es dejar la balsa en un lugar que sea concurrido pero que también sea natural como una plaza o un parque cerca del río en una especie de escenario pequeño hecho con neumáticos o con lo que tengamos a disposición para que sea exhibida como parte de la historia del proyecto”, confió Federico sobre el destino final de las embarcaciones recicladas.

Tras su arribo a Villa Regina el proyecto entrará en un estado de re-planificación para luego volver a las aguas.
“Llegamos ahora hasta Regina, ahí congelamos un poco el proyecto para ver qué estuvimos haciendo, qué cosas modificar, planificarlo y el año que viene iniciamos una bajada de nuevo, esperando tener con meses de anticipación la participación de las municipalidades. Ahora nosotros vamos bajando y cuando llegamos a un pueblo hacemos el contacto, pero lo ideal sería tener el contacto tres meses antes cosa que sepamos en que lugar vamos a frenar y cuantos días”, cerró quien lleva las riendas del grupo que realiza el proyecto “Crónicas de balsa”.

#Puro río: el proyecto que nació en la sala de un jardín

“Peces de colores”. Ese fue el nombre que eligieron los pequeños de la sala de 5 años del jardín N° 12 de General Roca, el año pasado, y que abrió la puerta para un proyecto que hoy llega a Santa Fe como ejemplo de lo que se puede hacer en educación y por el ambiente que tenemos. Albita Stucchi, la docente, tradujo ese nombre en un montón de preguntas sobre el curso de agua que atraviesa la provincia: ¿será un lugar lindo y limpio para que vivan los peces? ¿Habrá basura tirada en la costa y curso del río?. Las preguntas -y las tristes respuestas- se transformaron en un proyecto. “Así surgió la idea de visitar y observar el estado de una parte de la costa de nuestro río Negro. Lo que encontramos fue mucha basura tirada: juntamos 10 bolsas de consorcio y 1 tanque de 200 litros de aceite que llevamos de vuelta al jardín para intervenir grupalmente y devolverlo como cesto de basura”, cuenta Stucchi.
Pero no se quedaron ahí. El proyecto se llama #Puro Río y se transformó en un video que participó y fue seleccionado como uno de los ganadores del Concurso Provincial de Educación y Derechos Humanos … “A Rodar Escuela”(2018), y mañana participará “3er. Congreso de Educación en Primeras Infancias – Problemáticas innovadoras y desafíos actuales de la Educación Inicial”, en la Facultad de Humanidades y Ciencias (Santa Fe).
Tampoco se quedaron ahí. Con la misma docente al frente de otro grupo, a lo largo de este año #Puro Río hizo convocatorias más amplias para ir a limpiar diferentes zonas del Río Negro (Palmieri y Apycar).
Siguen encontrando basura, pero ellos están convencidos de que es posible concientizar cada vez a más gente de que el río nos pertenece, y “entre todos podemos salvarlo y cuidarlo”.

El Voluntariado Universitario de la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud de la Universidad Nacional del Comahue con el apoyo de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Neuquén realizarán talleres para docentes en escuelas de nivel primario y medio en los que se tratarán los problemas de gestión de residuos sólidos, el cuidado del agua y el manejo de temas ambientales comunes en los hábitats urbanos.
Los primeros talleres se realizaron el jueves pasado en la escuela 180 y 178 y seguirán el miércoles en escuela 256 y con varias escuelas de la zona que trabajan en red. Pero además, las instituciones impulsoras se ponen a disposición de las escuelas que deseen participar del proyecto para formar docentes capacitadores en educación ambiental y gestión de residuos sólidos urbanos.


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